Aristóteles: Física, Metafísica, Alma, Conocimiento, Ética y Política

Aristóteles: Física y Metafísica

Metafísica

Una de las mayores aportaciones de Aristóteles a la metafísica es la recuperación del mundo sensible como un mundo real. Para entender la realidad, Aristóteles parte del lenguaje y se encuentra con que, al hablar de entes, significamos muchas cosas y en distintos niveles. Dicho de otra forma, el que nuestras palabras estén remitiendo primordialmente a unas realidades y secundariamente a otras estaría indicando que no todas están en el mismo nivel de importancia. El hecho de que utilicemos un mismo verbo para referirnos a una sustancia y a un accidente estaría hablando a favor de que ambos se parecen y se diferencian. Por esto, Aristóteles nos dirá que el ser se dice de muchas maneras. Podríamos afirmar que el concepto de ser se dice de las diversas cosas de un modo análogo, suponiendo toda analogía un cierto parecido. Pretendemos afirmar que si de las cosas se dice que son de modo análogo, será también por relación a algo en lo que el ser se diga más plenamente. Y para Aristóteles, esta realización plena del ser, de lo que más propiamente se dice ser, es la sustancia. La sustancia será fundamentalmente el ser concreto, individual. Los seres físicos son lo más real para Aristóteles. A estas sustancias las denominará sustancias primeras. Una tesis fundamental del aristotelismo, crítica respecto de Platón, es que nada universal existe propiamente. Lo universal solo existe en el alma, en el entendimiento que lo conoce. Por lo tanto, ante un individuo, mi conocimiento o entendimiento solo puede acceder a él mediante conceptos universales o sustancias segundas. La más importante crítica de Aristóteles a su maestro consiste en negar la doctrina de la anámnesis. Aristóteles defiende que desde la sensación se llega al conocimiento de los universales mediante un ascenso gradual.

Física

La física de Aristóteles es la teoría de las realidades que tienen en ellas mismas el principio de sus cambios. Aristóteles consideraba especialmente importantes cuatro tipos de cambios:

  • Cambio de lugar o movimiento de traslación de una sustancia de un sitio a otro.
  • Cambio de cantidad o aumento/disminución (cuando alguien crece).
  • Cambio de cualidad o alteración (cuando alguien aprende una lengua que no sabía y pasa de la ignorancia al conocimiento).
  • Cambio sustancial o de generación y corrupción que sí afecta a la sustancia misma.

En cualquier cambio hay que diferenciar algo que permanece y algo que cambia. El sujeto es lo que subyace, lo que permanece. El sujeto estaba siendo actualmente algo, pero se ve que podía ser también otra cosa. Cambiar es, entonces, pasar de la potencia al acto, es decir, dejar de poder ser simplemente, para pasar a serlo de verdad. Los principios explicativos del cambio los llama causas de él, responsables de él. A lo que hace de sujeto inmóvil (o incambiado) en un cambio, lo llaman los aristotélicos la causa material de este cambio. La forma es lo que se gana y se pierde en un cambio. Él es el agente, la causa eficiente. La causa final es el porqué supremamente explicativo. Como insiste en repetir Aristóteles, nada puede ser sacado de la potencia al acto si no es por algo que ya está en acto respecto de eso mismo.

El Alma y el Conocimiento

Aristóteles no consideraba que el mundo fuera un gran ser vivo, como ocurría en el Timeo de Platón, sino solo un armonioso conjunto de sustancias en movimiento, distribuidas en dos grandes órdenes: el mundo de la tierra o sublunar y el mundo celesteo supralunar. En el mundo sublunar, todo está compuesto de fuego, aire, agua y tierra, y el principio interior de movimiento está determinado por la acción del alma. El alma sensitiva unitaria del animal asume las funciones del alma meramente vegetativa. El hombre tiene la diferencia específica de la racionalidad, o sea, posee alma racional. Aristóteles describe siempre el conocimiento como el padecer una sustancia la acción de otra. El que conoce tiene que ser actualizado cognoscitivamente por lo que conoce. La realidad que conocemos actúa eficazmente sobre nuestros sentidos, primero, y sobre nuestra inteligencia después. Como dice Aristóteles, nuestro entendimiento nace sin saber nada. Es frecuente hablar de entendimiento agente y entendimiento paciente para referirse, respectivamente, al entendimiento en cuanto que él se pone al trabajo sobre los sensibles y al entendimiento en cuanto recibe los efectos de la elaboración de los sensibles y concibe el concepto. La definición es la verdadera meta a la que consigue llegar la teoría del conocimiento de Aristóteles.

Ética y Política

La felicidad es el bien supremo al que aspirar; existen diferencias en cuanto al modo de entenderlo. Según su libro Ética a Nicómaco:

  • Vida apoláustica (disfrute): búsqueda de placeres sensibles/sensuales.
  • Vida política (honores): búsqueda de reconocimiento y estima de los hombres prudentes (no solo como gratificación de la vanidad).
  • Vida teórica (verdad): contemplación desinteresada de la verdad mediante la filosofía y la ciencia.

La felicidad, dice Aristóteles, no se encuentra en ninguna de estas cosas, y aceptarlo es confundir medios con fines. Y eso, aunque todas estas cosas sean necesarias para poder ser feliz. Para contestar a la pregunta acerca de cuál es el fin último o bien supremo del ser humano, Aristóteles recurre a su concepto de naturaleza: el fin de cada ser solo puede consistir en la realización de la función que le es propia. Son dos las partes que distinguen al alma humana de las demás por exhibir racionalidad: la parte racional o conocimiento, cuyas virtudes propias denominamos dianoéticas, y la parte apetitiva que obedece al dictado de la razón, cuyas virtudes o excelencias propias denominamos éticas. Por tanto, si la diferencia específica del hombre respecto a los demás seres es la racionalidad, el fin último del hombre será aquel que satisfaga por completo su capacidad racional. La felicidad del hombre será llegar a la cumbre de la contemplación: pensar a Dios y comprender cómo es él la causa universal, además de entender el mundo y sus cambios. La política es una necesaria ampliación de la ética, debido al hecho de que el hombre no puede alcanzar su entelequia más que en sociedad con otros hombres dentro de la polis o Estado. La finalidad por la que este existe es, pues, el bien común de los ciudadanos, es decir, posibilitar que un alto número de ellos realice la plenitud de la naturaleza racional. La idea de una clase media dominante, que evite los abusos de los aristócratas y ricos y, de otro lado, ponga un coto razonable a las pretensiones revolucionarias de los pobres y demagogos, es la solución propuesta para garantizar una cierta paz y estabilidad, apoyada por una legislación avanzada y una constitución mixta. La justicia es, para Aristóteles, un cierto equilibrio, un término medio al que debe apuntar el legislador.

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