Conceptos Fundamentales en la Filosofía de Aristóteles, Tomás de Aquino y Agustín de Hipona
Sustancia
Para Aristóteles, la sustancia es una cosa o algo concreto y particular. El sujeto es el soporte de otros modos de ser. La sustancia es lo que fundamenta otras formas de ser. Sustancia y sujeto son esencialmente lo mismo. Toda sustancia1, para ser, tiene que ser algo. La sustancia2 es real gracias a la sustancia1. Todo lo que *es algo* es una sustancia2 o esencia.
Sobre el sujeto se dan todos los modos de ser, y todos son reales. El predicado son los distintos modos de ser de algo, que son soportados por el sujeto.
Del conjunto de predicados que se pueden decir de algo, hay uno que debemos explicitar para conocer la naturaleza de la cosa: un predicado esencial, el *decir qué es*. Las demás categorías que podamos decir sobre algo son accidentales, como *cómo es* o *de qué color es*. Es fundamental explicitar qué es la sustancia1 para conocerla, siempre mediante un sustantivo; todas las demás formas de ser son accidentales o secundarias.
Para Aristóteles, la materia es algo ingénito e imperecedero, indefinido e indeterminado. La materia *no es nada* y, por lo tanto, es común a todas las sustancias1. Todas las sustancias1 están hechas de lo mismo, a esto se le llama materia1. Ninguna sustancia es lo que es por su materia. Una sustancia1 no es lo que es por la materia, pero no puede ser sin la materia. Cuando podemos determinar la materia de algo, se le llama materia2, que es la materia de los seres artificiales.
Para Aristóteles, no hay nada que sea solo materia. Una sustancia tiene materia y forma. La forma es el elemento que define qué es algo. Las cosas son lo que son porque poseen una determinada *morphe*. El *morphe* es algo que tienen todos los individuos, al igual que la materia.
Motor Inmóvil
En las causas finales, se explica el *para qué* ocurre algo. La materia es una causa de la existencia de los seres, pero no la única. No solo con ella se puede explicar la existencia de algo. Las cosas son lo que son no por su materia, sino por su proporción o estructura, según los pitagóricos. La causa eficiente es aquella que por su acción produce un determinado ser. Esta causa es la utilizada por Empédocles. Aristóteles es el primero en utilizar las explicaciones teológicas o causa final, aunque usa las cuatro causas.
Para Aristóteles, hay que usar las cuatro causas para explicar qué es una cosa. Las esferas se mueven por una causa eficiente, ya que otra esfera las mueve. Para que un objeto se mueva (móvil) debe ser movido por un motor, que a su vez también es móvil, y tendrías que mover algo, y así sucesivamente. Esto no puede llevarse al infinito, por lo que hay que buscar algo que mueva todo lo demás sin ser móvil, de naturaleza distinta.
Por esto, Aristóteles introduce la presencia de un dios que es un motor inmóvil, que mueve todo el universo sin moverse. Este dios es causa del movimiento universal, este dios es impersonal e inmaterial.
Contingencia (Realidad según Tomás de Aquino)
Tomás de Aquino hace una distinción en su filosofía entre esencia y existencia. La esencia es lo que constituye un ser y lo define como tal, pero ese ser puede existir o no existir. Esta distinción no procede de Aristóteles, ya que esta distinción es implanteable en el mundo griego, ya que para ser hay que existir. Esta distinción procede del islam, del pensador Avicena. En el cristianismo, el islam y el judaísmo sí cabe esta distinción, ya que distinguen entre Dios (el ser) y los humanos (los seres). Los seres son ideas en la mente de Dios que luego tendrán existencia, por lo que tienen esencia, pero no tienen por qué tener existencia.
Para Tomás de Aquino, todo ser que no sea Dios, es un ser compuesto en cuanto a la esencia y la existencia; la contingencia. La esencia de Dios consiste en su existencia, que es necesaria.
Innatismo
Agustín de Hipona considera necesario hacer una fundamentación filosófica de la posibilidad de conocimiento para el ser humano, en la que aparece con claridad su innatismo epistemológico (postura que consiste en afirmar la existencia en el hombre de verdades innatas, no obtenidas de la experiencia y que descubre en sí mismo por introspección): exige como punto de partida una crítica de la principal tesis escéptica: “no podemos conocer nada con seguridad”. Agustín señala que esta tesis es autocontradictoria en su formulación, ya que encierra la paradoja de que, si es verdadera, no podemos estar seguros de su verdad; y si lo estamos, es prueba de que es manifiestamente falsa.
Teoría de la Iluminación
La teoría de la iluminación sostiene básicamente que el ser humano, mediante la facultad superior de la inteligencia, sólo es capaz de conocer el mundo inteligible si recibe la iluminación divina. Dios es el que fundamenta y hace posible el grado más alto de conocimiento humano: el conocimiento de lo universal y lo necesario, que para San Agustín son las verdades eternas.