Aristóteles y Marx: Filosofía Política y Materialismo Histórico

Aristóteles: La Política y la Ciudad Feliz

Los planteamientos políticos y sociales de Aristóteles suponen un intento de frenar la decadencia del estado-ciudad griego. Él propone una amplia clase media, como fundamento de la Constitución Política de la ciudad; esta clase media es la que había participado en distintas ocasiones (a lo largo del siglo IV a. de C. e incluso a fines del siglo V) en el gobierno de Atenas y que se fue debilitando, juntamente con todo el sistema político.

Define la clase media como el intermediario entre ricos y pobres: los ricos, que se dejan llevar por el egoísmo y la ambición, y los pobres, que son siempre una carga y un peligro para el estado. (Se trata del famoso término medio de su ética)

Considera que el hombre es un animal político que para realizarse en plenitud necesita pertenecer a una comunidad. Ésta es la ciudad, la polis, culminación de un desarrollo de las distintas asociaciones humanas (familia, tribu, aldea, ciudad).

La ciudad es para Aristóteles una forma natural de la vida humana, es la forma ideal de la vida social y de Estado: sus planteamientos éticos están siempre presentes en su Política; si para Platón el ideal es hacer una ciudad justa, para Aristóteles es hacer una ciudad feliz.

Su método de investigación es distinto del de Platón: parte del conocimiento real de distintos Estados, se preocupa de conocer a fondo los distintos sistemas políticos de su época, y realiza el estudio de 158 Constituciones de ciudades y países diferentes. A partir, pues, de observaciones directas y de situaciones concretas elabora su Teoría Política.

El ser de la comunidad política es natural, no artificial. No es algo establecido previamente, mediante un pacto (al estilo de Rousseau, o de Hobbes) entre individuos, sino algo que pertenece a la naturaleza misma del hombre, a esa inclinación natural que tiene el hombre a asociarse, a ser social, a integrarse en una polis, a ser un animal político. Este hombre tiene una tendencia innata a lograr su propia perfección en la polis; no podrá alcanzar su bien y su felicidad, sino en la polis, es decir, nunca aislado o en solitario, sino en su lugar natural, que es la ciudad. Ser individuo es lo mismo que ser ciudadano.

Marx y Engels: El Materialismo Histórico

Para Marx y Engels, la ideología no es solo el conjunto de ideas y valores de una sociedad en un momento dado, sino la falsa conciencia de una sociedad basada en los intereses de la clase que domina en esa época histórica.

Marx y Engels tienen como objetivo prioritario comprender la realidad social de su tiempo –el capitalismo– para transformarla en una sociedad más justa y sin dominación de unos hombres por otros. Pero la realidad del presente solo se entiende si se descubren los mecanismos por los que el hombre ha llegado a esa situación, si se llega a la comprensión de su historia. Esta es la base del materialismo histórico, que es uno de los aspectos principales de la teoría de Marx y Engels. El materialismo histórico consiste en entender la historia desde las realizaciones concretas de los seres humanos, de su acción con la naturaleza y con los otros hombres, y de las condiciones materiales de la existencia de los individuos, pues no se pueden entender las sociedades en función del pensamiento o las imágenes que tienen de sí mismas, sino por lo que los seres humanos hacen por dominar la naturaleza para la reproducción de su propia vida, por su actividad.

Para Marx la historia es la sucesión de los diferentes modos de producción, al proceso real de producción. La relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción constituye la estructura determinante de la historia. La historia consiste en último término en el proceso real de la producción material de la vida. El motor de la historia es, pues, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, o lo que vendría a ser lo mismo, la lucha de clases, como explícitamente había expresado en el Manifiesto del Partido Comunista (1848). Las contradicciones acaban siempre por tener la última palabra. Hay un conflicto fundamental entre las fuerzas estructurantes: formas jurídicas y políticas que tienden a restablecer la cohesión; y las fuerzas de desestructuración: relaciones de producción (las relaciones económicas básicas de la sociedad que se establecen entre los que poseen los medios de producción y los productores directos que aportan su trabajo). En la historia, y en cómo se va configurando su desarrollo, se da una especial relación entre la estructura económica y la superestructura. Una relación dialéctica. El fundamento económico constituye, en última instancia, el principio de explicación del proceso. Las fuerzas productivas (los hombres con su capacidad real de trabajo, de producir mediante su trabajo y con la utilización de determinados medios de producción), que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa, brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución del antagonismo que se da en esta sociedad. El fin al que se dirige el proceso histórico es la desaparición de las clases. Con la desaparición del capitalismo se cerrará la prehistoria de la sociedad humana.

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