Aristóteles y Platón: Dos Pilares de la Filosofía Occidental

Aristóteles

Aristóteles (Estagira, actual Grecia, 384 a. C. – Calcis, Grecia, 322 a. C.), filósofo griego, alumno de Platón y maestro de Alejandro Magno, es considerado uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos y creador del pensamiento lógico. Realizó contribuciones fundamentales en diversas áreas del conocimiento humano, entre ellas: la ética, la política, la física, la metafísica, la lógica, la psicología, la poesía, la retórica, la zoología, la biología y la historia natural. Influyó en el pensamiento occidental, así como en las palabras que él creó y que ahora forman parte de casi todas las lenguas modernas. Fue nombrado por Auguste Comte como «el príncipe eterno de los verdaderos filósofos»; por Platón, como «el Lector» (por el entusiasmo con el que leía y porque estaba rodeado por los libros de poetas, filósofos y hombres de la ciencia contemporánea y anteriores); y por los pensadores árabes, como el «preceptor de la inteligencia humana». Mediante el estudio de una amplia gama de temas, y siendo también un discípulo que en muchos aspectos superó al maestro, Platón, es también conocido como El Filósofo. Aristóteles fue también llamado el Estagirita por su ciudad natal, Estagira.

Con alrededor de 16 o 17 años fue a Atenas, el mayor centro intelectual y artístico de Grecia. Al igual que muchos otros jóvenes de la época, fue allí a estudiar. Dos fueron las principales instituciones que luchaban por la preferencia de los jóvenes: la escuela de Isócrates, que tenía por objeto preparar al estudiante para la vida política, y la Academia de Platón, que daba prioridad a la ciencia (episteme) como fundamento de la realidad. A pesar de la advertencia de que aquellos que no supieran geometría no debían entrar, Aristóteles se decidió por la Academia de Platón y permaneció allí 20 años, hasta el 347 a. C., año en que murió Platón. En el año 343 a. C., llamado por Filipo II, se convirtió en tutor de Alejandro, un cargo que ocupó hasta el 336 a. C., cuando Alejandro llegó al trono.

Alumno de Platón, Aristóteles está en desacuerdo con una parte fundamental de su filosofía. Platón concebía que existían dos mundos: uno que es percibido por nuestros sentidos, el mundo de hormigón, que está cambiando constantemente, y otro mundo abstracto, el de las ideas, accesible solo por el intelecto, inmutable e independiente del tiempo y el espacio. Aristóteles, por el contrario, aboga por la existencia de un solo mundo: aquel en el que vivimos. Lo que está más allá de nuestra experiencia sensorial no puede ser nada para nosotros.

Las Cuatro Causas

Para Aristóteles, hay cuatro causas que participan en la existencia de algo:

  • La causa material (aquello de lo que se hace algo; la arcilla, por ejemplo).
  • La causa formal (la cosa en sí, como una olla de barro).
  • La causa eficiente (lo que da lugar al proceso en el que algo surge, como las manos de aquellos que trabajan en tierra batida).
  • La causa final (aquella para la que se hace; podemos citar portar arreglos para decorar un ambiente).

La teoría aristotélica de las causas se extiende a toda la Naturaleza, que es como un artista que trabaja en las cosas.

Esencia y Accidentes

Aristóteles distingue también la esencia y los accidentes de algo.

La esencia es algo sin lo cual no puede ser lo que es, es lo que da identidad a un ser, y sin la cual no puede ser reconocido como propio (por ejemplo, un libro sin ningún tipo de historia o información estructurada, en el caso de un libro técnico, no puede considerarse un libro, porque su historia o información es lo que le permite ser identificado como «libro» y no un «contrato» o simplemente «una carga de papel»).

El accidente es algo que puede ser inherente o no ser, pero que todavía no quita que sea un fracaso (el tamaño de una flor, por ejemplo, es un accidente, porque una flor grande ya no deja de ser flor por ser grande, y su color, también, porque, por mucho que una flor tenga que tener, necesariamente, cualquier color, esta característica no hace que una flor sea lo que es).

Potencia y Acto

Todas las cosas están en potencia y en acto. Una cosa en potencia es una cosa que tiende a ser diferente, como una semilla (un árbol en potencia). Una cosa en acto es algo que ya está hecho, como un árbol (una semilla en acto). Curiosamente, todas las cosas, incluso en acto, también están en potencia (como un árbol, una semilla en acto, es también una hoja de papel o un escritorio en potencia). La única cosa por completo en acto es el acto puro, que Aristóteles identifica con el bien. Esta ley no es nada en potencia ni el ejercicio de poder en absoluto. Él es siempre igual a sí mismo, y no es una historia de nada. Este concepto de Aquino deriva de su noción de Dios como «Acto Puro».

Un ser en potencia puede llegar a ser un individuo en acto a través de algún movimiento. El movimiento es siempre el poder de actuar, la privación de la posesión. Por eso el movimiento puede ser definido como un acto de estar en potencia, mientras que en potencia.

El acto es, pues, la realización del poder, y esta comprensión se puede producir a través de la acción (generado por la potencia activa) y la perfección (generado por la energía pasiva).

Ética Aristotélica

En el sistema aristotélico, la ética es la ciencia de la conducta, menos exacta en que se trata de cuestiones que podrían ser cambiadas. Ella no tiene que ver con lo que el hombre es esencial e inmutable, sino lo que puede ser obtenido por acciones repetidas, las disposiciones o hábitos adquiridos, que son las virtudes y los vicios. Su objetivo final es asegurar o facilitar el logro de la felicidad.

Usando la disposición natural del hombre (disposiciones especiales para cada uno y que constituyen el carácter), la moral muestra cómo estas disposiciones deben ser modificadas para ajustarse a la relación. Estas disposiciones tienden a estar lejos de la media, un estado que Aristóteles considera ideal. Así, algunas personas son muy tímidas, algunas muy audaces. El resultado es la media y si hay defecto, es por falta o por exceso. Por ejemplo, el valor es una virtud y sus opuestos son la temeridad (exceso de valor) y la cobardía (falta de valor).

Las virtudes se ejercen siempre en el ámbito humano y no tienen más sentido cuando las relaciones humanas desaparecen, por ejemplo, en relación con Dios. Muy diferente es la virtud de la especulación o de propiedad intelectual que pertenece solo a algunos (por lo general los filósofos), que, fuera de la vida moral, buscan el conocimiento por el conocimiento. Así es como la contemplación lleva al hombre a Dios.

Retórica

Aristóteles consideraba importante conocer la retórica, ya que consistía en una técnica (para permitir la estructuración y las alegaciones de motivos) y se refería a la vida pública. El fundamento de la retórica es el entimema (silogismo truncado, incompleto), un silogismo en el que está implícita una premisa o una conclusión. La diatriba opera en tres ámbitos o géneros: el género de deliberación, el de justicia y el género epidíctico (elegante, demostrativo).

Platón

Platón (Atenas, 427 a. C. – 347 a. C.) fue un filósofo y matemático de la época clásica de la Antigua Grecia, autor de varios diálogos filosóficos y fundador de la Academia de Atenas, la primera institución de educación superior del mundo occidental. Junto con su mentor, Sócrates, y su discípulo, Aristóteles, Platón ayudó a construir los cimientos de la filosofía natural, de la ciencia y la filosofía occidental.

Poseía una amplia capacidad intelectual para hacer frente a diferentes temas, incluyendo la ética, la política, la metafísica y la teoría del conocimiento.

La sofisticación de Platón como escritor es especialmente evidente en sus diálogos socráticos; treinta y cinco diálogos y trece cartas tradicionalmente atribuidas a él, aunque los eruditos modernos han dudado de la autenticidad de por lo menos algunas de estas obras.

Vida y Obra

Platón nació en Atenas, probablemente en el 427 a. C. y murió en el 347 a. C., un año después de la muerte de Pericles. A los 20 años, se encontró con el filósofo Sócrates y se convirtió en su discípulo hasta su muerte.

Teoría de las Ideas

En general, Platón desarrolló la noción de que el hombre está en contacto permanente con dos tipos de realidad: la inteligible y la sensible. La primera es la realidad inmutable, igual a sí misma. La segunda son todas las cosas que nos afectan a la forma, son realidades dependientes, y son imágenes cambiantes de la realidad inteligible.

Esta concepción de Platón es también conocida como la Teoría de las Ideas o Teoría de las Formas. Se desarrolló como una hipótesis en el diálogo Fedón, y es una manera de garantizar la posibilidad del conocimiento y proporcionar una inteligibilidad de los fenómenos.

Para Platón, el mundo concreto percibido por los sentidos es una reproducción pálida del mundo de las ideas. Cada objeto concreto participa, junto con todos los otros objetos en su clase, de una idea perfecta.

Teoría del Conocimiento (Epistemología)

Platón también desarrolló una teoría epistemológica, es decir, una teoría que explica cómo se puede conocer las cosas, o incluso una teoría del conocimiento. Según él, al ver un objeto en varias ocasiones, una persona recuerda, poco a poco, la idea de ese objeto que vio en el mundo de las ideas. Para explicar cómo ocurre esto, Platón usa un mito (o una metáfora) que dice que, antes del nacimiento, el alma de cada persona vive en una estrella, donde se encuentran las ideas. Cuando nace una persona, su alma se «traslada» a la tierra, y el impacto que se produce hace que olvide lo que vio en la estrella. Pero al ver un objeto aparecer en formas diferentes (como los diferentes árboles que puede ver), el alma recuerda la idea de ese objeto que ha visto en la estrella. A esta memoria, Platón la llamó anamnesis.

Búsqueda de la Verdad

Platón buscaba la verdad esencial de las cosas. No podía captar la esencia de los conocimientos sobre las cosas, porque son perecederos, es decir, varían, cambian, van y vienen. Como el filósofo busca la verdad, debe hacerlo en algo estable, las causas reales, por supuesto, la verdad no se puede cambiar y si hay una verdad esencial para los hombres, este hecho debe aplicarse a todos. Así que la verdad debe buscarse en algo más elevado.

Al igual que su maestro Sócrates, Platón trata de descubrir las verdades esenciales de las cosas. Las cosas deben tener un fundamento que no sea físico, y esta realidad proviene del conocimiento, no de las cosas, sino de la adición de las cosas. Esta búsqueda es contemplativa y racional. Esto significa buscar la verdad dentro de sí mismo, no solo como un tema en particular, sino como un participante de las verdades esenciales del ser.

Conocimiento y Alma

El conocimiento era el conocimiento del hombre mismo, pero siempre haciendo hincapié en el hombre no como un cuerpo sino como el alma. El conocimiento contenido en el alma es la esencia de lo que existió en el mundo tangible. Así pues, en Platón, también la técnica y el mundo sensible eran secundarios. El alma humana era una parte perfecta del mundo perfecto de las ideas, pero esto es solo un formalismo reconocible en la experiencia sensible.

También había en el conocimiento fines morales, es decir, conducir al hombre a la bondad y la felicidad. Así, la forma de conocimiento era un reconocimiento de que el hombre se daría cuenta de las verdades que siempre ha poseído y que le llevó a discernir mejor entre las apariencias de la verdad y la verdad. El logro del autoconocimiento es un trabajo duro y metódico.

Del mundo material, el hombre solo podía tener doxa (opinión) y techné (técnica), lo que permitía su supervivencia, mientras que del mundo de las ideas, el hombre podía obtener Episthema, el verdadero conocimiento, el conocimiento filosófico.

Platón no era partidario de que todas las personas tuvieran igualdad de acceso a la verdad. Aunque todo el mundo tiene un alma perfecta, no todos llegaban a la contemplación del mundo absoluto de las ideas. Platón escribió principalmente en forma de diálogos. Estos escritos, considerados auténticos, están en un orden cronológico probable.

Helenismo

El helenismo fue el logro de un ideal de Alejandro: tomar y difundir la cultura griega a los territorios que conquistó. Así surgió el helenismo, es decir, la cultura que Alejandro difundió en los territorios que conquistó mezclada con otras culturas, especialmente la griega. Al final, esta mezcla de culturas dio lugar al helenismo.

Se define por el período helenístico de la historia griega entre la muerte de Alejandro Magno de Macedonia en el 323 a. C. y la anexión de la península y las islas griegas por Roma en el 147 a. C.

Para la filosofía, el helenismo marcó el surgimiento de un nuevo período: la filosofía helenística (asociada con la temprana muerte de Alejandro).

Principales Escuelas Filosóficas del Helenismo

  • Estoicismo
  • Epicureísmo
  • Escepticismo
  • Cinismo

Es este período del pensamiento occidental el que extiende la filosofía de Grecia a otros centros como los de Roma y Alejandría.

Cosmogonía

Cosmogonía es el término que abarca muchas leyendas y teorías sobre el origen del universo según la religión, la mitología y la ciencia de la historia.

Un mito es una historia en una narrativa y de naturaleza motivacional y/o simbólica, profundamente relacionada con una cultura determinada y/o religión. El término se utiliza a veces peyorativamente para referirse a creencias comunes (consideradas sin fundamento científico o propósito, y vistas solo como historias de un universo puramente fantástico) de diversas comunidades. Sin embargo, los acontecimientos históricos se pueden convertir en mitos si adquieren un significado simbólico particular para una determinada cultura. En la mayoría de los casos, el término se refiere específicamente a las cuentas de las antiguas civilizaciones, organizadas, que son un mito, por ejemplo, la mitología griega y la mitología romana.

Todas las culturas tienen sus mitos, algunas de las cuales son determinadas expresiones de los arquetipos comunes a toda la humanidad. Por ejemplo, los mitos sobre la creación del mundo, como el huevo cósmico, o el dios asesinado y desmembrado de cuyas partes se forma todo lo que existe.

El mito no es lo mismo que la fábula, el cuento de hadas, la leyenda o la saga.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *