Aristóteles es de la Edad Antigua, nació en Estagira. También se le llama el filósofo estadista, el lector y el peripatético. Era discípulo de Platón. Fue profesor de Alejandro Magno y fundó la escuela que se llamaba el Liceo, donde tenía gimnasios, biblioteca, laboratorios y también una parte de biología (problema de la ética).
Aristóteles escribió sobre esta rama de la filosofía, siendo la fundamental su Ética a Nicómaco, donde el tema es la felicidad, es decir, eudaimonia, una vida plena y completa. En esta obra, Aristóteles se pregunta qué es la felicidad, ya que todos los hombres y seres humanos quieren ser felices. Para conseguir la felicidad, tendría que tener dos características: la primera, que no puede ser un medio para un fin, lo cual es un fin último, el bien supremo; y la segunda, que tiene que ser lo más independiente posible. Porque él va analizando algunas opiniones de los hombres de su época y cada uno requiere de una cosa, como la riqueza, que es importante, pero es un medio para otras cosas y exclusivamente en ellas no reside la felicidad. Otra es el honor o la fama, donde el dodecafonismo es relevante, pero depende de otro. También está el placer, que es importante, pero no es algo independiente de una actividad. La conclusión de esas formas que podrían hacernos felices se podría decir que lo mejor es buscar aquello a lo que ningún ser humano renunciaría, lo que nos diferencia de los animales, como zegron, que es la actividad propia y se podría conseguir pensándolos, haciendo filosofía, razonándolos. La palabra viene de vida teórica, theos, que es Dios. El hombre es un animal racional, que es el elemento central de nuestra vida. Con la vida teórica, el ser humano concluye a la felicidad. También está la vida superior, la de los dioses, pero no lo somos, pero necesitamos algo más, ya que vivimos con otros y tenemos un cuerpo. ¿Cómo hay que comportarse con los demás para ser feliz? Siendo virtuosos. La virtud, areté, busca la excelencia, sacar lo mejor de uno mismo. Hay que practicar la virtud con los demás. ¿Cómo se puede llegar a ser virtuoso? Intentando lograr el término medio, que es el punto de equilibrio entre dos extremos. La areté reina en el término medio de las relaciones que establecemos con los demás. Como conclusión, contestando a la pregunta del principio: ¿qué es la felicidad? Lo que ningún humano renunciaría es la vida teórica. Por otra parte, necesitamos unos bienes básicos, ya que nadie puede ser feliz si pasa hambre o no tiene una casa en la cual vivir. Y, finalmente, como seres sociales, intentando ser excelentes con los demás, lo cual logramos practicando la virtud o areté.
El texto pertenece a Platón, filósofo de la Época Antigua, en concreto a su obra Fedón, que trata fundamentalmente sobre la inmortalidad del alma. La tesis o idea fundamental del fragmento reside en una reflexión acerca de la reminiscencia basada en la idea de igualdad. El texto explica que cuando juzgamos que dos cosas son parecidas, nos basamos en la idea de igualdad. Esta idea no se extrae de los seres, sino que, según el autor, pertenece al mundo de las Ideas o inteligible. Nuestra alma ha estado en ese mundo y allí ha conocido ideas, por ejemplo, la idea de igualdad, que luego, en contacto con el cuerpo, olvida. A pesar de ello, puede recuperarla, ya que para el autor saber es recordar (Tª de la Reminiscencia).
Lo expuesto anteriormente podría relacionarse con autores como Aristóteles, discípulo de Platón. Según este último, existe un mundo de esencias o formas independiente del mundo físico o sensible. Aristóteles, con su carácter realista, no aceptó el dualismo platónico. Para él, la esencia de los seres se encuentra en los propios seres y constituye su naturaleza. No es necesario desdoblar la realidad para explicar lo que nos rodea. Esto lo desarrolló en la Tª Hilemórfica, haciendo que las formas trascendentes de Platón se convirtieran en inmanentes y explicando la realidad sin necesidad de desdoblarla en dos mundos.
El texto propuesto pertenece a Aristóteles, a su obra Política, que constituye una reflexión sobre la polis y el carácter social del ser humano.
La tesis fundamental del texto reside en la importancia de la polis o ciudad. Aristóteles afirma que la ciudad, además de servir para cubrir las necesidades básicas («urgencia del vivir»), permite «vivir bien», es decir, permite que los hombres puedan ser felices y puedan realizarse plenamente como seres humanos. Esto no se cumple en las otras asociaciones a las que alude el texto, como son la familia y la aldea. En ellas, el individuo no puede cumplir su fin: vivir plenamente, ser feliz. El autor argumenta que la ciudad existe por naturaleza y que, además, es el fin de otras comunidades como las que hemos citado anteriormente. Estas comunidades, la familia y la aldea, poseen fines como perpetuar la especie o cubrir las necesidades básicas, pero suponen meros pasos hasta constituir la polis o ciudad, único marco donde el hombre puede ser feliz.
Este fragmento puede relacionarse con las ideas que aparecen en la filosofía de Platón. Para ambos filósofos, la reflexión sobre la polis ocupa un lugar central en su pensamiento. El ser humano posee un carácter social por esencia, es decir, no puede vivir sin otros seres humanos. El marco en el que consigue realizarse como hombre es la polis o ciudad. A diferencia de su maestro, Aristóteles no propone una ciudad ideal, como sí propuso Platón, decepcionado por la democracia ateniense. Para Platón, la ciudad ideal consta de tres clases sociales separadas y lo relevante reside en que exista equilibrio o justicia entre estas clases. La felicidad no resulta algo fundamental; de hecho, se encuentra supeditada al equilibrio o justicia: lo importante es que cada clase desempeñe su labor, aunque no sean del todo felices.
Platón es un filósofo de la Edad Antigua, estudió matemáticas y música y cultivó la poesía. A sus 20 años, formó parte del círculo de Sócrates. Platón fundó la Academia. Él tuvo una influencia por Sócrates, que tuvo algo decisivo en su vida y estuvo muy vinculado hasta su muerte. Platón decía que los filósofos eran los que tenían que gobernar, tomará un gran contacto con el pitagorismo. De sus obras más importantes son Fedón, El Banquete, Fedro y La República.
El problema de la realidad plantea la forma en que Platón entiende los seres. Hereda la labor socrática de definir universalmente los términos morales y también la importancia de las matemáticas por su influencia pitagórica. Su visión de la realidad y la continuación de la labor socrática queda plasmada en su Tª de las Ideas. Según esta teoría, existen seres (ideas o formas) que representan la esencia de los seres, aquello que son independientemente de sus realidades cambiantes y particulares. Una idea, por tanto, constituye una realidad inmutable, inmaterial, etérea, única, que, según el autor, se encuentra en un mundo aporte conocido como mundo de las Ideas o inteligible. Así que, todos los caballos del mundo físico son cambiantes, particulares, diversos, pero todas comparten la idea de Caballo. A diferencia de los seres físicos que podemos captar por los sentidos, las ideas no pueden percibirse; son captadas por la razón, es decir, son aprendidas. Por tanto, Platón establece un mundo de ideales que representan aquello que constituye lo esencial de un conjunto de seres. De lo expuesto anteriormente se deduce que existen dos mundos diferentes: mundo sensible (seres materiales) y mundo inteligible (Ideas). Esta división de la realidad se corresponde con una visión dualista, es decir, un dualismo ontológico.
El mundo sensible se caracteriza fundamentalmente por el cambio. Está compuesto por seres físicos, particulares. El mundo inteligible se entiende como el mundo de lo inmutable, inmaterial, perfecto. Según Platón, el único mundo verdadero es este último, ya que el mundo sensible es un mundo aparente: «los sentidos nos engañan; por consiguiente, la verdadera realidad se corresponde con la Idea; es más real la idea de caballo que los caballos que percibes por los sentidos».
Platón es un filósofo de la Edad Antigua, estudió matemáticas y música y cultivó la poesía. A sus 20 años, formó parte del círculo de Sócrates. Platón fundó la Academia. Él tuvo una influencia con Sócrates, quien tuvo algo decisivo en su vida y estuvo muy vinculado hasta su muerte. Platón decía que los filósofos eran los que tenían que gobernar, tomará contacto con el pitagorismo. De sus obras más importantes son Fedón, El Banquete, Fedro y La República.
El dualismo establecido por Platón entre el mundo de las ideas y el mundo sensible se traduce en el caso de la antropología en un dualismo entre cuerpo y alma. El ser humano es un compuesto de dos sustancias diferentes: alma y cuerpo. El alma, que es el psique, es algo inmortal, inmaterial, pertenece al mundo de las Ideas (pitagórico). El alma se une temporalmente al cuerpo, pero ese no es su lugar; la liberación del alma es volver al mundo de las Ideas. Luego está el cuerpo, que es el soma, algo mortal, material, que cambia y pertenece al mundo sensible. El cuerpo es una cárcel para el alma, es negativo. Por otro lado, ¿cómo influyen una en la otra? La solución está en las tres partes del alma o del psique. Las tres partes del alma son el alma concupiscible, que son los deseos, los apetitos; su virtud es la templanza. También está el alma irascible, que está situada en el pecho; son las pasiones nobles, siendo su virtud la fortaleza. Por último, tenemos el alma racional, que está situada en la cabeza; es la razón, lo superior, y su virtud es la prudencia.
En el Fedro, explica la armonía que hay entre las diferentes partes del alma, comparándolas con un carro de caballos, siendo la parte racional el auriga, y los dos caballos del carro son las otras dos partes del alma. Uno de ellos es el blanco, noble, bueno y se dirige bien; es la parte irascible. El otro (el negro) es el caballo malo y desobediente, que es la parte concupiscible. La función del auriga es gobernar el carro, la vida humana. La armonía se produce cuando la razón gobierna al valor y al deseo. Platón llama justicia a la virtud que armoniza las otras virtudes del ser humano.
Santo Tomás de Aquino, filósofo y teólogo italiano, es considerado el padre de la escolástica, una corriente filosófica que trató de aplicar la filosofía antigua griega a la comprensión de la doctrina cristiana.Un hito de este intento de justificación racional de la fe había sido la llamada «prueba ontológica» de San Anselmo, un monje del siglo XI que trató de explicar la existencia de Dios apelando a la razón. Para San Anselmo, en la idea que tenemos de Dios hay implicada una conciencia de su «necesidad». Es decir, mientras algunas entidades imaginarias, como los unicornios, podemos pensarlas como no existentes, a Dios hemos de concebirlo como existente, porque alberga en sí todas las virtudes posibles, incluida la existencia. De no concebirlo como existente, podríamos tener en la imaginación a otro ser, todavía más perfecto, que sí existiría. Y ese ser sería, entonces, Dios.En la Suma Teológica, el tratado en el que Santo Tomás despliega una parte importante de su pensamiento, se basa en el concepto de «motor inmóvil» aristotélico para desplegar una justificación racional de la existencia de Dios. Para Aristóteles, el motor inmóvil era el principio rector del universo. Habla de él en su tratado de Metafísica y lo describe como aquello que es principio de todo y que, a su vez, no puede tener principio. El motor inmóvil es también un principio moral: amalgama todas las virtudes posibles y las entidades particulares del mundo tratan de aproximarse a él mediante esas virtudes (como la bondad, la belleza o la justicia). Es el ser humano, por su naturaleza de animal racional, quien más cerca podrá estar del motor inmóvil porque puede conocerlo racionalmente.
Vía del movimiento Santo Tomás toma la distinción que hace Aristóteles de potencia y acto. Algo que está en potencia tiene la capacidad de convertirse en otra cosa. Por ejemplo: una semilla es un árbol en potencia. Cuando la semilla crece y se convierte efectivamente en árbol, decimos que es un árbol en acto. El movimiento, en este esquema, es el paso de la potencia al acto.Todo aquello que se mueve es movido por algo externo, Vía de la causa eficiente Se trata de otro concepto aristotélico que refiere a la causa por la cual se produce un cierto efecto en el mundo. Por ejemplo, la causa de que exista una mesa de madera es el carpintero que la elabora. Del mismo modo que ocurría con la necesidad, cada causa eficiente tiene, a su vez, otra causa eficiente (somos causa de nuestros padres, nuestros padres son causa de nuestros abuelos…).Vía de la contingencia y la necesidad Los seres nacen y mueren, porque pueden o no existir, y el mundo sigue funcionando y siendo el mismo. Para Santo Tomás, «contingencia» refiere a esa condición de los seres y se opone a la «necesidad». Vía de los grados de perfección Santo Tomás parte de considerar que las cosas del mundo tienen atributos, en mayor o menor medida. Algunas cosas son bellas, y más o menos bellas que otras, por ejemplo. Todas las cosas del mundo se aproximan más o menos a la perfección en esos atributos. Vía de la finalidad Todos los seres tienen una finalidad. Por ejemplo, el fin del cuchillo es cortar correctamente. Pero los seres inanimados, que carecen de conocimiento, no pueden alcanzar su fin si no es porque una criatura inteligente los empuja a ello. Por ejemplo, somos los seres humanos los que, haciendo uso de los cuchillos, los llevamos a que cumplan su fin.