Atenas: Auge Filosófico, Sofistas y el Legado de Sócrates

Contexto Histórico de la Filosofía en Atenas

Atenas se consolida como el epicentro del poder político y cultural, atrayendo la actividad filosófica desde las colonias griegas. El enfoque del pensamiento se desplaza hacia el estudio del ser humano, dejando atrás la exploración del mundo físico. Este cambio se debe, en parte, al agotamiento del proyecto presocrático, marcado por la proliferación de respuestas divergentes. Además, la democracia ateniense realza la importancia de la habilidad para desenvolverse socialmente, es decir, la capacidad de comunicar y persuadir. En este contexto, emergen los sofistas, pensadores y profesores ilustrados interesados en la naturaleza humana, los límites de la razón y los fundamentos de las normas sociales y morales. Paralelamente, Sócrates postula la necesidad del autoconocimiento para alcanzar la felicidad y la convivencia armoniosa, defendiendo la existencia de valores universales inherentes al alma humana.

Giro Antropológico: El Contexto Filosófico

La tradición intelectual de los presocráticos se extiende hasta la segunda mitad del siglo V a. C., momento en el que se produce un cambio significativo en los intereses intelectuales. Los temas filosóficos tradicionales ceden terreno al estudio de la educación, la moral y la política, un fenómeno conocido como giro antropológico.

Contexto Político y Sociocultural Ateniense

Esta nueva orientación filosófica está intrínsecamente ligada al contexto de la época:

  1. Guerras Médicas: La victoria griega sobre los persas fortalece la confianza en su forma de vida y organización política, conduciendo a la creación de la Liga de Delos, liderada por Atenas, la principal potencia griega. Este período de florecimiento político, artístico y cultural se conoce como el Siglo de Pericles.

  2. Desarrollo de la Democracia: La democracia ateniense, de carácter directo, se estructuraba en torno a un consejo de aproximadamente 300 personas (poder ejecutivo), magistrados (poder judicial) y la Asamblea o Eclessia (poder legislativo), integrada por todos los ciudadanos varones. Estas instituciones se reunían semanalmente en el Ágora. La democracia ateniense se caracterizaba por:

    • Isonomía: Igualdad ante la ley.

    • Isegoría: Igualdad de derecho a la palabra.

    • Isomoiría: Igualdad de derechos políticos.

    En esta sociedad, el linaje no era suficiente para garantizar influencia y liderazgo. El poder residía en el pueblo, la Asamblea y los tribunales populares, lo que impulsaba la necesidad de una preparación adecuada, especialmente en el arte de la oratoria y el conocimiento de la ley. Los sofistas se encargaban de proporcionar este tipo de instrucción.

Los Sofistas: Maestros de la Retórica

Los sofistas fueron pensadores e intelectuales griegos que prosperaron en la Atenas democrática del siglo V a. C. Actuaban como educadores, preparando a los ciudadanos para alcanzar el poder y el éxito social y político a través de la retórica. El término «sofista» significa «el que sabe» o «sabio».

Su enseñanza se centraba en la persuasión y la capacidad de convencer mediante la palabra, incluso a expensas de la verdad, ya que abrazaban el relativismo. Eran maestros de la palabra, versados en diversos temas, y se les considera los primeros filósofos en cobrar por sus servicios.

Sócrates y Platón los consideraban falsos sabios.

¿Cuál era su Pensamiento?

Los sofistas, como profesionales de la enseñanza, identificaban la virtud con el éxito político o social. Consideraban la ley como algo arbitrario, convencional y provisional. Sus enseñanzas abarcaban la oratoria (el arte de hablar en público) y la retórica (el arte de persuadir y convencer). Adoptaban una moral relativista y escéptica, renunciando a la búsqueda de la verdad absoluta y objetiva, ya que creían que la verdad era subjetiva y que todas las opiniones eran válidas.

Sostenían que cada pueblo tenía costumbres y leyes diferentes, óptimas para sus propias necesidades.

Las leyes, según los sofistas, son el resultado de decisiones o convenciones humanas tomadas en un momento específico.

Lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, no son conceptos absolutos ni universalmente válidos, sino que dependen de cada pueblo y época. Por ejemplo, el robo puede ser considerado malo en una sociedad y aceptable en otra.

Consideraban que la moral, al igual que la moda, está sujeta a cambios. Cada individuo tiene su propia opinión y puede modificarla según su conveniencia, una postura conocida como pragmatismo.

También manifestaban dudas sobre la eficacia y utilidad de los dioses, adoptando una postura de agnosticismo.

Platón los acusaba de ser embaucadores y mentirosos, hábiles en ocultar su ignorancia mediante la palabrería, comparándolos con charlatanes. Creía que se conformaban con estudiar lo que la gente consideraba bueno y justo, como un médico que receta lo que el paciente pide en lugar de lo que realmente necesita.

Sócrates: En Busca de la Verdad Absoluta

Sócrates, maestro de Platón, no cobraba por sus enseñanzas.

No dejó obra escrita.

Dedicó su vida a la búsqueda de la verdad, la justicia, la felicidad y la virtud.

Mientras que los sofistas se jactaban de su sabiduría, Sócrates afirmaba «solo sé que no sé nada», reconociendo la ignorancia como punto de partida para el conocimiento.

¿Cuál era su Pensamiento?

  • Creía en la existencia de valores morales y una verdad absolutos, objetivos y universales, accesibles a través de la razón.

  • Sostenía que el valor de las leyes no emana de los ciudadanos, sino del carácter sagrado inherente a la conciencia. La ley debe cumplirse siempre, incluso a costa de la propia vida.

  • Quien actúa siguiendo su conciencia, actúa correctamente. No existen hombres buenos o malos, sino ignorantes, una doctrina conocida como intelectualismo moral.

  • Para Sócrates, la finalidad de la educación es alcanzar el conocimiento, fuente de felicidad y virtud. Para descubrir la verdad, empleaba la dialéctica, un diálogo entre maestro y alumno en el que el maestro guía al alumno a través de preguntas y respuestas. Se comparaba a sí mismo con una comadrona, ayudando a dar a luz la verdad.

  • La virtud, para Sócrates, reside en el conocimiento. El hombre no puede ser justo si ignora lo que es la injusticia.

  • Rechazaba la educación sofista, su relativismo y escepticismo, defendiendo la existencia de una verdad absoluta (optimismo epistemológico).

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