Contexto histórico (Desacartes)
Al Renacimiento le sucede en toda Europa una época de crisis y angustia en un escenario de revueltas, guerras civiles y guerras religiosas. Se produce la pérdida de los fundamentos y ello lleva a la duda, a la crisis y a la búsqueda de unos nuevos pilares que sustenten la sociedad y el conocimiento.
La unidad religiosa se había roto ya en el XVI con la Reforma protestante. La Iglesia católica reacciónó con la Contrarreforma para mantener la pureza doctrinal y con la Inquisición que, utilizada como instrumento al servicio de los fines del Estado, se convirtió en un arma contra la libertad de pensamiento.
El cisma religioso trajo como consecuencia la secularización del conocimiento y de la ciencia, basada exclusivamente en la razón.
Descartes busca establecer los fundamentos del conocimiento seguro más allá de toda autoridad y tradición, más allá de todo saber transmitido. Los conflictos religiosos se sucedieron en Europa y provocaron la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) que fue una guerra inicialmente entre los católicos y protestantes de Alemania y en la que intervinieron posteriormente Suecia y Francia (1635) bajo la política astuta del cardenal Richelieu, ministro de Luis XIII. Descartes se alistó en ella como voluntario, deseoso de tener nuevas experiencias y de “leer en el gran libro del mundo”. La guerra terminó con la paz de Westfalia (1648), con la que se asienta el principio de tolerancia religiosa. Estos conflictos religiosos indujeron a los pensadores racionalistas a la búsqueda de un Dios filosófico que fuese ajeno a las disputas religiosas; el Dios cartesiano es ante todo, en su infinita bondad, garante de la verdad. Políticamente, Francia, al igual que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una Monarquía Absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV (reinó desde 1643 hasta 1715), en la que se produce la identificación entre el monarca y el Estado («El Estado soy yo») y el soberano concentra todos los poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
En este siglo se da la decadencia del Imperio Español, con los últimos Austrias, y el auge como nuevas potencias de Francia y de Inglaterra, la actividad comercial hace de los Países Bajos otro importante centro económico.
En el Siglo XVII perdura aún la sociedad estamental (nobleza, clero y pueblo llano), basada en la propiedad de la tierra. Socialmente el absolutismo implica necesariamente una serie de privilegios concedidos a unos pocos, que son los que poseen las riquezas y los honores, y en los cuales se apoya el monarca para ejercer su poder absoluto. La mentalidad absolutista consagra el despotismo y el servilismo como formas básicas de comportamiento humano, sea cual sea la clase social donde se dé este fenómeno.
Contexto cultural (Desacartes)
La proliferación de libros impresos facilitó que la filosofía y la cultura en general saliesen de los círculos eclesiásticos haciéndose accesible a personas ajenas a la religión. De ahí que el latín comience a no ser la lengua culta en exclusiva y se publiquen muchos libros en las lenguas nacionales. El Discurso del método de Descartes fue una de las primeras obras escritas en francés, con lo que se expresa la renuncia por su parte a la filosofía escolástica y su deseo de llegar a un mayor número de lectores. Las universidades, controladas por católicos o protestantes, representan un pensamiento anquilosado y entran en decadencia: será la influencia del movimiento científico del Renacimiento -de Copérnico a Galileo- lo que determine el camino que la filosofía seguirá en el Siglo XVII. Frente a la falta de autonomía y libertad de pensamiento instaladas en las universidades del momento, la ciencia y la filosofía se desarrollarán en sociedades científicas y academias como la Academia parisina de Matemáticas (1635) o la Royal Society (1660) en Inglaterra.
El Siglo XVII es el siglo del Barroco(1600-1750). La pintura barroca está caracterizada por el claroscuro, que alcanza en Rubens, Velázquez y el Greco cotas inigualables. En literatura, destacan Molíère, Calderón, que expresa de forma sublime la representación de la vida como sueño (también presente en la duda cartesiana ante la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño) y como tragedia. Cervantes y Shakespeare ponen de manifiesto la crisis de la sociedad feudal, y Hobbes hace lo propio con la política del Medievo.
Pero si algo caracterizará este siglo culturalmente será el triunfo definitivo de la Revolución Científica con la obra de Kepler y Galileo, en su primera mitad, que desarrollarán la revolución copernicana y, en su segunda mitad, la figura de Newton. La nueva ciencia acaba con la concepción aristotélica del universo. El mundo se interpreta como una gran máquina en la que el hombre ha perdido su lugar: ya no es el centro del universo. Descartes formuló una teoría sobre el mundo físico denominada mecanicismo que intenta explicar el mundo como una gran máquina. En el universo cartesiano, todo se reduce a materia y movimiento, del cual es Dios causa primera y todo se explica por leyes mecánicas. El mundo, una vez creado, marcha solo según estas leyes.
Contexto filosófico (Desacartes)
La obra que estudiaremos es el Discurso del Método. La nueva ciencia del Renacimiento y el escepticismo pesarán como antecedentes de su pensamiento.
El escepticismo había sido renovado por el pensamiento renacentista. Montaigne había insistido en los viejos argumentos escépticos. Para Montaigne, mejor es reconocer nuestra ignorancia y la debilidad de nuestra capacidad mental.
Las múltiples corrientes de pensamiento renacentista y la separación de la razón y la fe parecían hundir en el desconcierto al pensamiento de esta época. Los cimientos del saber y de las creencias religiosas se tambalean y reaparece el escepticismo, la desconfianza hacia los sentidos y hacia las posibilidades de la mente humana para alcanzar la verdad. Consecuencia de esta crisis fue la búsqueda de una nueva razón que evitara el escepticismo. Esta nueva mentalidad se plasmó en el Racionalismo, iniciado por Descartes.
Los dos grandes sistemas filosóficos de la época, Racionalismo y Empirismo, animados por el desarrollo de las ciencias, van a caracterizarse por la búsqueda de certezas, y el conocimiento -qué podemos conocer y cómo podemos conocerlo- se convertirá en el problema de la filosofía moderna.
Los pensadores racionalistas estaban influidos por la última escolástica, que era la filosofía oficial en las universidades; pero vieron claramente el desajuste entre ésta y los avances científicos del momento (Galileo). Descartes consideró que la enseñanza escolástica que había recibido sembraba de dudas la inteligencia, pues recogía muy variadas opiniones, muchas de ellas contrapuestas; por ello se propuso hacer epojé (suspensión de juicio) de todo lo aprendido. Los autores renacentistas habían vuelto su mirada hacia el pensamiento clásico; los racionalistas pretendían sustituir la vieja filosofía por una más acorde con la nueva física, que se basaba en el poder deductivo de la razón. La filosofía escolástica no buscó la verdad puesto que ésta ya se había manifestado, Descartes, sin embargo, ya no piensa desde Dios, sino desde sí mismo; antes Dios era el punto de partida de la reflexión; ahora será la conclusión del pensamiento (la existencia del yo es la primera verdad en el orden gnoseológico; la existencia de Dios se deduce a partir de ella, aunque sea primera en el orden ontológico). El asidero del hombre ya no será la teología, sino su propia razón. La proclamación que hace Descartes de la invalidez de la filosofía anterior, le llevó a una actitud de extremada cautela: hay que dudar de cuanto sea inseguro, hasta encontrar una verdad inconmovible que soporte con firmeza la filosofía de nueva construcción en la que está empeñado. Descartes rompíó con la filosofía de su tiempo y proyectó hacer un sistema nuevo. Por eso Descartes se propuso dotar a la filosofía de un nuevo método que permitiera descubrir verdades claras, ciertas y demostradas racionalmente.
Toda la filosofía moderna estará determinada por Descartes, porque, a partir del cogito, la reflexión filosófica se orienta a la subjetividad, al interior del hombre y, en general, al problema del conocimiento. En Europa, a partir del Siglo XVII, filósofos, teólogos y científicos, tuvieron que definirse con respecto al pensamiento de Descartes. En Francia, el cartesianismo tuvo éxito social y se convirtió en la filosofía de moda, a pesar de su prohibición en las universidades.