Características Generales de la Ilustración
La Ilustración fue el movimiento predominante durante el siglo XVIII. Su influencia se extendió por Europa y abarcó todos los órdenes de la cultura: la política, el arte, la filosofía, etcétera. El movimiento ilustrado suele dividirse según las diversas zonas geográficas en las que ejerció su influencia. En la unidad anterior se ha aludido a pensadores pertenecientes a la Ilustración inglesa, dentro de la que destacó Hume, y en la unidad siguiente nos ocuparemos de la Ilustración alemana, cuyo exponente más sobresaliente fue Kant. Dedicaremos esta unidad a la Ilustración francesa que fue, por otra parte, la que alcanzó mayor divulgación. Desde el punto de vista filosófico, la Ilustración no constituyó un conjunto homogéneo de doctrinas. Se trató, más bien, de una actitud general que se manifestó especialmente en el tratamiento y enfoque de ciertos temas. Sus rasgos más característicos fueron:
- Confianza en la razón: Los ilustrados fueron herederos de los racionalistas del siglo XVII en su convicción de que la razón es el instrumento emancipador del ser humano. Sin embargo, no compartieron las tesis innatistas del racionalismo ni su afán sistemático y especulativo. Para los ilustrados, la razón es una facultad de conocimiento que debe nutrirse de los datos que proporciona la experiencia. La combinación de razón y experiencia, que tan buenos frutos había dado en Newton, debía extenderse más allá del estudio de la naturaleza física. La política, la economía, la moral y, en definitiva, todo lo humano era en aquel momento terreno abonado para la ley y el orden de la razón.
- Importancia concedida a la idea de progreso: La convicción en la estrecha relación que existe entre el empleo generalizado de la razón, el incremento de la libertad y el progreso de la humanidad son unas de las principales características de la Ilustración. La idea ilustrada de progreso hace depender el futuro de la humanidad de sus propias capacidades naturales. Así, se deja atrás la confianza en la providencia divina, característica de la Edad Media.
- Nueva actitud ante la historia: Hasta el siglo XVII, el interés por la historia se había limitado a la mera recopilación de datos.
- Afirmación de la existencia de un derecho natural: La expresión «derecho natural» alude al iusnaturalismo, doctrina que otorga a todos los seres humanos unos derechos mínimos. Para ser legítima, la legislación de cualquier Estado debe respetar tales derechos. Encontramos dos claras expresiones de esta concepción iusnaturalista del derecho en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, de 1776, y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, promulgada por la Asamblea Constituyente de la República francesa, en 1789.
- Defensa de la religión natural: La confianza en la razón llevada al terreno de la religión se tradujo en la defensa de una religión natural en lugar de revelada. Los ilustrados entendían por religión natural aquella que rechaza la idea misma de la revelación y admite como válidos los contenidos religiosos alcanzables por la razón.
- Defensa del deísmo: El deísmo es la doctrina opuesta a la idea de la religión natural, que concibe a Dios como un ser personal y preocupado por los asuntos humanos. Dios es concebido como un ser necesario que ha creado y que gobierna el mundo conforme a leyes eternas. El resto de elementos que componen las religiones tradicionales, como los ritos y las historias sagradas, son vistos como supersticiones que tienen su origen en el miedo y la ignorancia.
- Crítica a la tradición como garantía de verdad: La creencia en la razón suponía el rechazo de cualquier otro criterio de validez del conocimiento.
El Proyecto Filosófico de Kant: La Crítica de la Razón
Immanuel Kant nació en 1724, en Königsberg, por aquel entonces capital de Prusia oriental. En 1740, comenzó sus estudios en la universidad de su ciudad natal y, en 1755, consiguió el título de doctor y comenzó su carrera docente universitaria. En 1770, obtuvo la cátedra de Metafísica y Lógica de la Universidad de Königsberg. Gozó de gran prestigio, pero tuvo serios problemas con la censura por sus escritos sobre religión. Falleció en febrero de 1804.
Kant compartió con los autores ilustrados la opinión sobre el papel esencial que debía desempeñar la razón en la transformación de la sociedad. Por eso, consideró imprescindible realizar una revisión crítica de la razón humana. Inicialmente, fue seguidor del racionalismo, y sus primeros escritos servirían para encuadrarlo en esa corriente filosófica, de no haber tenido la oportunidad de leer a David Hume. Él mismo reconoció que este autor lo había despertado del «sueño dogmático» de la confianza en la razón. Sin embargo, tampoco cayó en el escepticismo al que conducían las conclusiones del filósofo escocés.
Para Kant, es indiscutible que el conocimiento sobre la naturaleza que proporcionaron teorías como las de Galileo o Newton es verdadero saber y nos permite alejar con determinación el fantasma del escepticismo. Pero también afirma que, en determinados asuntos, se había aplicado escrupulosamente un pensamiento racional y no se había logrado avanzar hasta establecer un saber sólido y seguro. La razón es un instrumento extremadamente útil, pero que, por sí solo, no garantiza el éxito en el conocimiento.
Kant ante el Racionalismo y el Empirismo
En el ámbito teórico, el conocimiento científico había progresado a pasos agigantados desde el Renacimiento hasta la época de Kant, y parecía en disposición de continuar su avance. Sin embargo, ¿cuáles eran los límites del conocimiento científico de la realidad?
Los racionalistas habían confiado ciegamente en la capacidad de la razón para conquistar el pleno conocimiento de la realidad sin preguntarse primero si esa tarea estaba a su alcance. Los empiristas, en cambio, habían sostenido que la razón es incapaz de producir conocimiento riguroso y científico más allá de la experiencia sensible.
Kant consideró que unos y otros se equivocaban al creer que el conocimiento es un proceso por el que el sujeto capta un objeto (sea material o ideal) tal cual es, sin que su intervención suponga ningún tipo de alteración para el objeto conocido. Para él, todo conocimiento requiere de elementos materiales, provenientes de la experiencia, pero también de elementos formales, que son los que el sujeto aporta y que posee con carácter previo a toda experiencia. El sujeto, al conocer, organiza aquello que conoce para que se convierta en un objeto de conocimiento accesible a su capacidad cognoscitiva.
Kant definió su doctrina como idealismo trascendental:
- Es idealismo porque sostiene que no conocemos la realidad tal como es en sí misma.
- Es trascendental porque, al conocer, el sujeto aplica a lo que captamos por la experiencia una serie de elementos que posee con anterioridad a toda experiencia sensible. Esos elementos innatos, por sí solos, no son capaces de producir el verdadero conocimiento de la realidad; necesitan aplicarse a los datos de la experiencia.