Certeza, Conocimiento y Amor en San Agustín: Refutando el Escepticismo

NOCIONES

ESCEPTICISMO ACADÉMICO Y CERTEZA DE LA PROPIA EXISTENCIA

Desde que Agustín se convirtió al cristianismo, este empezó a desarrollar una labor polémica contra el escepticismo de la Academia media de Arcesilao y la Academia media de Carneádes. De hecho, una de sus primeras obras fue Contra los académicos, lo que muestra su interés por afirmar la verdad y combatir toda forma de duda o negación de la misma. Si los escépticos niegan que podamos tener un conocimiento cierto, Agustín les responde: si fallor, sum (si me engaño o me equivoco, soy o existo). Aparece aquí el precedente agustiniano del famoso cogito de Descartes.

En la misma duda, en el proceso de vacilación, se revela para Agustín la certeza del propio pensamiento, pues el que tiene conciencia de su vacilación, tiene conciencia de algo verdadero y está seguro que duda, pues si duda es una existencia, ya que si no existiera no podría engañarse o equivocarse. Por eso, posee otra certeza: que conoce, aunque se pueda engañar o equivocar sobre lo que conoce.

Y junto a las dos anteriores verdades, aparece una tercera verdad: que amamos. Agustín precisa que el amor no es menos importante que el ser y la conciencia. El amor es lo que conoce, por ello, el amor es el centro y el peso del alma humana. Asocia el amor con la felicidad. Y si la felicidad reside en amar a Dios, en la unión con Dios, es más importante amar a Dios que conocerle, pues esto último no podemos hacerlo ya que Dios es inefable.

En conclusión, en el interior del hombre, en lo más profundo de su alma, o en la razón iluminada por Dios, hallamos tres verdades como autocertezas: que somos, que conocemos y que amamos este ser y este conocer. Es esta la huella de Dios o imagen de la trinidad en el hombre o teoría ejemplarista.

AMOR A LA CERTEZA Y AMOR AL CONOCIMIENTO

El texto está repleto de diferentes palabras y expresiones que tienen un significado preciso e importante en el pensamiento agustiniano: amor o voluntad; naturaleza humana o teoría ejemplarista; luz incorpórea o Dios que esclarece o iluminación de nuestra mente o memoria metafísica, entendimiento y voluntad; grados de conocimiento: conocimiento sensible o sentido del cuerpo, ciencia o conocimiento intelectual y conocimiento absoluto o sabiduría; razones seminales o gérmenes impuestos en la materia de Dios, idea estoica; ratio superior: memoria metafísica, intellectus o entendimiento y voluntad, conocemos esencias u objetos inteligibles que están en la mente divina o 2ª persona de la trinidad y se hace referencia al problema del mal moral o pecado. Para concluir, el texto cita la 1ª y fundamental verdad o trinidad en el hombre: que existimos, que conocemos y que amamos.

En este fragmento se destaca el amor al conocimiento. Con esta idea comienza Aristóteles su metafísica. Agustín precisa que a ningún hombre le gusta ser engañado, por ello apreciamos la cordura y tememos a la locura. Se destaca la facultad del hombre de la inteligencia, de la conciencia, como privativa del ser humano. Los animales comparten con los seres humanos el conocimiento sensible y Agustín precisa que, aunque estos puedan tener unos receptores más agudos que nosotros, no pueden percibir la luz incorpórea o luz divina que nos permite conocer la verdad, por lo tanto, no pueden visualizar a Dios. En este primer párrafo del texto hay una clara referencia a la teoría de la iluminación, pues afirma que esta luz ilumina nuestra mente. San Juan nos dice que Dios es luz, como lo hizo Platón con la Idea de Bien y Plotino con lo Uno, y la metáfora de luz la emplea Agustín a menudo para referirse a Dios, que ilumina nuestra inteligencia para que el ser humano pueda conocer la verdad. El amor es para Agustín el peso del alma, llegando a afirmar que es este el que conoce, ya que nos hace dirigirnos a nuestro lugar natural que es Dios.

En el 2º fragmento sigue exponiendo los últimos grados de seres: los vegetales y los inanimados. Siguiendo a Aristóteles, que había establecido tres tipos de almas: vegetativa, sensitiva y humana, Agustín afirma que los seres inanimados no sienten ni perciben, pero son percibidos por nosotros y sus formas embellecen el mundo. Agustín afirma que los seres corporales tienen sus causas latentes en la naturaleza, con ello alude a la idea estoica de las razones seminales, es decir, Dios al crear impuso unos gérmenes en la materia y en las cosas, para que dirigieran el desarrollo y el despliegue de la creación, por lo tanto, los seres irán surgiendo y manifestándose a su debido tiempo. Las razones seminales remiten al ejemplarismo: las esencias eternas de las cosas están en el hijo o la mente de Dios.

En el tercer párrafo expone Agustín los grados del conocimiento humano y la finalidad del sentido interior. En cuanto a los grados del conocimiento, Agustín cita tres grados: conocimiento sensible que solo da opinión y es común a los animales; pero no juzgamos con los sentidos externos ni internos, sino con la razón. Conocemos y juzgamos por el sentido interno, por la mente o la inteligencia que emite juicios sobre los objetos sensibles (conocimientos universales) comparándolos con las Ideas platónicas que están en la mente divina o en el Hijo, cuya finalidad es resolver las necesidades prácticas de la vida. Cuando el texto afirma que conocemos la justicia, lo que quiere decir Agustín es por su especie o esencia. Así, conocemos lo justo por el conocimiento que tenemos de la esencia de la justicia. Este es el grado de conocimiento absoluto o sabiduría, que precisa de la iluminación de Dios.

Cuando el texto afirma lo injusto, por la privación de la hermosura, aquí Agustín sigue a Plotino, el mal moral o pecado es una carencia de un bien que nos es propio, una falta de ser, una privación o deficiencia. El mal no es una causa eficiente, no tiene sustancia o identidad propia, como pretendían los maniqueos y los gnósticos.

Nuestro fragmento concluye recordando las tres verdades del inicio del texto y afirmando que es gracias a la mente iluminada por Dios como las conocemos.

SÍNTESIS

El tema central del fragmento es el conocimiento y la verdad, pero también se destaca la importancia del amor. Aparece ese eje de la filosofía agustiniana que es la relación entre Dios y el alma y se alude al mal y la creación.


Agustin no es un filosofo en el sentido estricto, pues nunca trazo fronteras entre filosofía y religión, entre razón y fe. El problema que desencadena todo su pensamiento es la búsqueda de la verdad. Pero, para agustin, dios es la verdad. Desde su conversión al cristianismo, agustin filosofa patiendo de la fe; y es dios y el alma humana lo que quiere conocer, pues dios es la vida del alma humana y en la unión de ambos consiste la felicidad que el ser humano tanto anhela. El alma es imagen de dios, de la trinidad y a dios se le encuentra interiorizándose y autrascendiendo la razón humana. Su principal argumento es la toma de conciencia de la verdad: el alma es mudable y finita, pero descubre en ella algo que es mas grande que ella misma: una verdad inmutable y eterna. La verdad esta dentro de nosotros, en la razón del sujeto que conoce. Esta verdad se convierte en criterio normativo del uso adecuado o inadecuado de la razón. La verdad es superior a la razón, luego la verdad es dios. Las verdades inmutables y eternas son un contenido de nuestra razón, pero un contenido que no puede explicarse desde el punto de vista de la razón y que nos obliga a trascenderla y a afirmar la existencia de la verdad subsistente, eterna e inmutable que es dios.
De esta maner ase vincula a dios con el conocimiento y con la verdad. Agustin relación al Padre con el Ser, al Hijo con el conocimiento o mente donde esta las Ideas platónicas y al Espiritu Santo con el amor al Padre y al Hijo. También dira que las tres facultades de la ratio superior: memoria metafísica, entendimiento y voluntad son el reflejo de la Trinidad.
Para agustin hay tres niveles de conocimiento: sensible, racional o intelectual y sabiduría. La sensación que aparece citada en el fragmento es el primer gradode conocimiento, el mas elemental, pero no es despreciable, pues es el alma la que percibe por medio de los órganos corpóreos.
Después viene el nivel de la razón, que analiza, distingue, clasifica y juzga lo que el conocimiento sensible ha captado a través de los sentidos externos e internos. Nos elevamos al grado de la ciencia, o conocimiento universal de las cosas del mundo sensible, por ello la ciencia se orienta a la acción, a la técnica y a la transformación del mundo.
El intelecto o la mente superior es la facultad suprema. El intelecto e sinfinito, nodialectico; inmediato, no mediato y su objeto son las verdades y realidades eternas e inmutables. El intelecto se orienta a la contemplación y proporciona o alcanza la sabiduría.
La teoría de la iluminación caracteriza al agustinismo y es herencia platónica y neoplatónica que, aunque cristianizada, debe interpretarse platónicamente. Dios ilumina la mente para que esta pueda elevarse al conocimiento la verdad es mas perfecta y superior que nuestra alma caída. Es una imagen de dios, que deja en el alma la huella de su acción creadora.
CONTEXTUALIZACION
El fragmento pertenece a una de las obras apologéticas de agustin de hipona: sobre la ciudad de dios. Esta dedicada a su amigo Flavio Marcelino. La motivación por la que escribió esta obra fue la defensa de la verdadera religión, la cristiana, contra los detractores del cristianismo, los paganos, que acusaban del saqueo de roma en 410 por los vándalos al mando de Alarico y de la caída de roma, al dios cristiano que no había impedido tal destrucción y también la escribe contra los cristianos pusilánimes.
Agustin de hipona nace en Tagaste en 354 y muere en hipona en 430, siendo obispo de esta ciudad. Pertenece al apogeo de la patrística latina, que tiene como primer una labor apologética de la religión cristiana, para después dar paso a la consolidación y unidad de esta estableciendo dos dogmas fundamentales: el Trinitario y el cristologo. Finalizando en las controversias contra las sectas heréticas: gnosticismo, maniqueísmo, etc.
Los temas que mas preocupan a la patrística y a la escolástica son los problemas de cómo relacionar la razón y la fe, siendo siempre la fe superior a la razón, y la voluntad superior al entendimiento, y el problema de los universales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *