TEMA 4. EL MÉTODO CARTESIANO Y LA TEORÍA DE LA SUSTANCIA
Descartes supone el comienzo de un nuevo modo de entender el saber. Aunque educado en la filosofía eclesiástica, desde temprano tuivo en convencimiento de que era necesaria una nueva forma de pensar. La tarea que se propuso fue la de reedificar el sisrtema entero del conocimiento desde sus fundamentos. Para alcanzar un conocimeitno cierto de la realidad se propone alcanzar un métido que evite la búsqueda desesperadas y sin rigor, abocada al fracaso. Sólo a través de un métido que evite el error de modo sistemático y riguroso, que garantice que los conocimientos alcanzados son de por sí verdaderos, será posible que la filosofía sea unaciencia que eluda el extravío.
Debido a la preeminencia exclusiva y a la razón, el sisrtema inaugurado por Descartes es denominado Racionalismo, caracterizándose por la aceptación de las matemáticas y el métido deductivo como único modelo válido de saber. Todo proyecto cartesiano está dominado por un deseo fundamental: elaborar un sistema comprensivo de las ciencias que proporcione un método universal cuya aplicación lleve a la verdad. Esto se hace desde la unidad de raz´pn y método.
1. EL MÉTODO:
1.1 Unidad de razón y método
En la primera de sus «Reglas para la dirección del espíritu», Descartes afirma que todos los saberes son las expresiones de una única razón humana. Esta concepcióin unitaria del saber proviene para Descartes de la concepción unitaria de la razón, la sabiduría es única porque la razón es única: la razón es la única capaz de diferenciar lo verdadero de los falso: Proyecto de la ciencia universal; de una Mathesis universalis.
1.2 Estrucutra de la razón y el método
Dado que la razón es única, interesa a Descartes de manera prioritaria conocer su estructura y funcionamiento con el fin de ser capaz de utilizarla correctamente y alcanzar así conocimientos verdaderos. La razón posee dos modos de conocer. Para Descartes existen dos operaciones mentales por las que podemos llegar al conocimiento: la intuición y la deducción. A) La intuición es una suerte de «luz natural» o «instinto natural» que tiene por onjeto las naturalezas simples. A través de esta intuoción llegamos a captar inmediatamente y de forma directa conceptos simples emanados de la razón misma, sin que exista posibilidad alguna de duda o error. B) La deducción: todo conocimiento debe partir de la intución de las naturalezas simples, pero a partir de aquí la razón es capaz de llegar a deducciones. Frente a la inmediatez de la intución, la deducción supone un movimiento a través de las conexiones que se establecen entre los elementos simples./ Así pues, la deducción permite llegar a obtener conocimientos verdaderos mediante el reconocimiento de las conexiones o relaciones entre conceptos o ideas simples. Ya que todo conocimiento válido es intuición o deducción, el conocimiento del cualquier objeto debe pasar por dos etapas: 1) Un proceso de análisis, que permite llegar a reconocer con claridad los elemntos o naturalezas simples, a partir de lo complejo. 2) Un proceso de síntesis de lo complejo a partir de los simple./ Este es para Descartes el único método que responde a la estructura dinámica interna de la razón. Hasta ahora, puiensa que la razón sólo ha sido utilizada de este modo en el ámbito de las matemáticas, produciendo resultados sorprendentes, por lo que extenderlo a las ciencias restantes tendría que producir resultados igualmente admirables.
1.3 Las reglas del método
Descartes identifica la verdad con la evidencia, y es evidente lo que es claro y distinto. Lo verdadero tiene su modelo de las ideas claras y distintas, en la evidencia que se adquiere tras haber aplicado la duda universal. Descartes expone en sus obras «El discruso del método» y «Las reglas para la dirección del espíritu» las reglas fundamentales de su método. Los preceptos o reglas del método son un conjunto de reglas ciertas y sencillas que pueden ser aplicadas universalmente para alcanzar la verdad. Estas reglas son: 1) Admitir como verdadero solamente lo que se presente como evidente, evitando todo tipo de precipitación. Tal es el precepto de l evidencia, que permite partir de verdades ciertas, evidentes, claras y distintas, sobre las que no se puede dudar. 2) Cuando se encuentra alguna dificultad, es necesario dividir esta dificultad en tantas partes como sea posible, a fin de ir resolviendo todas de la mejor manera posible, sin dejar nada sin resolver. Tal es el precepto del análisis o división de todas las cuestiones complejas (descomponer lo complejo en sus elemtnso más simples). 3) Es necesario establecer un orden siempre en mis pensamientos, yendo de los más simples a los más complejops. Tal es el precepto que exige establecer sucesivas síntesis y exige ordenar los pensamientos, las ideas y las deducciones de lo más simple a lo más compuesto. Supone un complemento al análisis en el que ampliamos nuestros conocimientos con nuevas verdades. 4) Siempre es necesario realizar anumeraciones completas y revisiones generales, para no olvidar ninguna idea o deducción. Es el precepto de una deducción que debe ser completa y de la comprobación de que no nos hemos dejado nada por analizar cuando tratamos un problema determinado./ En efecto, Descartes busca un nuevo método para encontrar un fundamento seguro que le permita salir de la duda y que le posibilite abandonar tradicviones heredadas que no le parecían convincentes en filosofía. Asimismo, con este métido podrá lograr que las cinencias sean inteligibles. El modelo en que se inspira este filósofo no es otro que el modelo de la certeza matemática, que le parece ser el modelo de toda la certeza posible, de una certeza absoluta. Su método sigue las normas de la geometría analítica y los procedimientos algebraicos de deducción. Así pues, el método que propone Descartes ha de ser matemático y universal; lo que llamará Mathesis universalis. Lo que él entiende por método lo podemos encontrar en la Regla IV de su obra «Reglas para la dirección del espíritu». La primera ventaja que nos proporciona el método es escabullirnos del error, pero, además de proporcionarnos un conjunto de reglas o procedimientos para deducir lo que ya conocemos, puede aplicarse a cualquier nuevo campo del saber. El método permitirá que aumentemos nuestros conocimientos y descubramos verdades nuevas. Descartes se jacta, pues, de haber desarrollado un método para demostrar verdades.
2. LA DUDA UNIVERSAL
Lo único que Descartes cree necesitar es levantar una ciencia capaz de conocer que la verdad es un elemento simple e indudable, una sola verdad absoluta cierta de la que sea imposible dudar. El movimiento casi desesperado de Descartes consiste en dudar de todo con el fin de dejar de dudar algún día: se trata de eliminar todos los conocimientos, ideas y creencias que no presenten una certeza absoluta e induditable. Para Descartes el único camino para alcanzar certezas es el ejercicio sistemático de la dida, es decir, para ser fuente de una certeza absoluta, la duda debe ser también absoluta. De repente, el universo se depsuebla de las miles de verdades aceptadas hasta el momento con el fin de hallar una sola que realmente sea verdadera. Los motivos que llevaron a Descartes a dudar le llevan a una duda radical, a que esa duda presentara la máxima radicalidad. 1) La razón más obvia para dudar de nuestros conocimientos se encuentra en la patente fiabilidad de los sentimientos. La evidencia absoluta no se tiene, ni tampoco podemos saber con certeza cuando nos engañan nuestros conocimientos y cuándo no, por lo que podemos dudar totalmente de su testimonio. 2) Un paso más que nos adentra en el problema de la duda es el problema de la existencia misma del mundo que percibimos, no sólo no pedop estar seguro de cómo es el mundo, sino que tampoco puedo estarlo de que exista un mundo, ya que pudiera ser un sueño del que aún no he despertado. Dado que es imposible distinguir la vigilancia del sueño, es preciso que dude de todas mis experiencias como si de un sueño se tratase. 3) Después de dudar de cómo es el mundo y verse obligado a dudar de la existencia misma de un mundo, Descartes defiende que las verdades matemáticas son tan verdaderas en un sueño como en la vigilia. Además, añade a todas sus dudas anteriores una duda hiperbólica que pone en duda incluso esta clase especial de verdades: puede existir algún deus deceptor (Dios engañador) o algún genio maligno que pone todo su empeño en inducirme a error. Esta duda, de carácter extremo, equivale a suponer que nuestro entendimiento se equivoca necesaria y sistemáticamente aún cuando cree captar la más cierta de las verdades.
2.1 El hallazgo de una primera verdad
La duda metódica lleva a cabo una tarea crítica que parece eliminar la posibilidad misma de hallar una sola verdad cierta. Conducido por esta duda, Descartes parece abocado a permanecer para siempr en un silecioso escepticismo. Sin embargo, el movimiento de la duda ha de encontrarse necesariamente con una verdad absoluta que resiste a todo tipo de escepticismo: la existencia del propio sujeto que piensa y duda. Es imposible didar de que estoy pensando e imposible dudar de que estoy dudando: la única verdad que no acoge a dudas es que yo existo como sujeto que piensa, es decir, que duda, desea, siente… Esta primera y radical verdad es expresada por Descartes como «cogito ergo sum», aunque en sus Meditaciones utiliza la fórmula «Ego cogito, esgo existo». La evidencia de esta certeza proviene de la resistencia a toda duda, ya que ésta, en vez de disolverla, la reafirma como verdad cierta e indudable. Al afrimar que yo existom estoy enunciando una proposición que se utoverifica, por lo que se trata necesariamente de una verdad incirregible. Mi existencia como sujeto pensante no es sólo la primera verdad y la primera certeza, sino que además es el modelo de toda verdad y de toda certeza, con lo que Descartes encuentra que ya tiene la forma de saber cúando algo es verdadero: cuando comparta las carácterísticas de esta verdad original, que son la claridad y la distinción.
3. LAS IDEAS
Una vez demostrada de manera indudable la existencia del yo, mi existencia es tanto soy una cosa que piensa. Descartes se enfrenta a la difícil tarea de demostrar si existe alguna otra verdad al marhen del pensamiento.
Descartes se ve obligado a deducir la existencia de una realidad externa, qye hasta ahora es totalmente dudosa y engañosa, a partir de la exitencia del pensamiento. Para demostrar la existencia de realidades extramentales, de un mundo exterior a mi pensamiento, ha de partir de la única verdad que tiene a su alcance, el pensamiento: que manifiesta la indudable existencia del pensamiento. Todo esto lleva a cabo Descartes aplicando su método, que tendrá como función fuindamental el descubirmiento de nuevas verdades deducidas a partir de la primera verdad, el cogito ergo sum, la cual es intuida clara y distantamente, criterio de certeza a partir del cual poder deducir nuevas verdades. Según el proceder que Descartes había decidido seguir, no le queda más remedio que deducir la existencia del mundo a partir de la del pensamiento. Así pues, los elementos sólo son dos: el pensamiento como actividad (yo pienso) y las ideas que son pensadas (yo pienso que el mundo existe). Frente a los filósofos antiguos y medievales que afirmaban que el pensamiento lo es de realidades, Descartes se ve obligado a admitir que el pensamiento siempre piensa ideas, es decir, las ideas no tienen un contenido real sino sólo de pensamiento, no son más que representaciones mentales.
3.1. La idea; realidad objetiva y acto mental
El hecho de que yo piense que el mundo existe, hasta ahora, forma parte de mi pensamiento, pero poseen un determinado contenido objetivo diferente del mero acto de pensar o hacer una representación mental.
3.2 Clases de ideas
Al examinar las ideas que se encuentran en el pensamiento de Descartes se distinguen tres tipos distintos atendiendo a si contenido objetivo, ya que, como se ha eneñado anteriormente como actos mentales son todas iguales: A) Ideas adventicias, que parecen provenir de nuestra experiencia de un mundo externo, y las cuales no tienen nignuna garantía para hablar de un mundo exterior extramental. B) Ideas facticias, que son aquellas que construye mi mente a partir de otras anteriores y, que por tanto, tampoco nos sirven para poder demostrar la existencia del mundo exterior. C) Ideas innnatas, que no provienen de un supueto mundo externo ni tampoco son elaboradas por el pensamiento, sino que son poseídas por el pensamiento en sí mismo./ Esas ideas vana ser para Descartes muy pocas, pero son las más importantes, claras y distintas. Ideas innatas son, por ejemplo, la idea del pensamiento y la de existencia que me permiten establecer la primera verdad «Pienso luego existo».
3.3 La existencia de Dios y el mundo
Entre las ideas innatas descubre Descartes la idea de infinito o de perfección a través de la cual es capaz de llegar a una realidad diferente del yo, del pensamiento, que es instantáneamente identificado con la de Dios. Una vez que se cree en poséisón de esta idea se empieza a preguntar su origen, de dónde puede provenir semejante idea. En primer lugar, de la nada no puede venir, pues de la nada absolutamente nada viene. En segundo lugar, no es una idea adventicia porque no puede provenir de la realidad exterior, ya que no se ha experimentado ni percibido lo infinito ni la perfección. En tercer lugar tampoco es ficticia, ya que yo soy finito y limitado, y de ahí no puede surgir lo perfecto e infinito; la idea delnifinito sólo puede proceder de lo infinito. Por tanto, concluye Descartes que la idea de infinito o de perfección sólo puede ser una idea innata, debe estar en mí desde el principio. Y a partir de ahí sólo le resta demostrar la existencia de esa idea. La idea de perfección, no puede provenir de mi que soy un ser imperfecto, que dudo, sino que sólo puede haber sido puesta en mí por un ser que posea esta cualidad, un Ser Perfecto, aplicando el principio de causalidad a Dios: la realidad de una idea sólo puede ser causada por algo que al menos posea el mismo grado de realidad de modo proporcionado. Además de estos argumentos, directamente entremezclados entre sí, Descartes aplica el argumento ontológico donde a partir de la Idea de perfección se demuestra su existencia, es decir, a partir de la idea de Dios se demuestra su ecistencia: Dios no puede no existir puesto que representa la perfección
3.4 La existencia del mundo
Y ya, tras haber demostrado la existencia de Dios, éste va a convertirse en la garantía de la existencia de un mundo más allá de los límites de mi pensamiento. Así deduce de la existencia de Dios la existencia de una realidad extremental, de un mundo exterior. Así pues, la existencia del mundo es demostrada por Descartes a partir de la existencia de Dios, de la suguiente forma: Puesto que Dios existe y es perfecto, y por tanto veraz, no me puede engañar en cuestiones fundamentales y eseciales; y, precisamente eso es lo que ocurriría, que me estaría engañando en lo fundamental, si me permitiese creer que el mundo material y los objetos existen, si en realidad no existiesen, Dios aparece, pues, como garantía de que a mis ideas les corresponde un mundo, una realidad sentimental. La función garantizadora de Dios sólo alcanza allí dónde el pensamiento, al conocer, procede de modo adecuado: sólo lo claro y distinto es garantizado por Dios en lo relativo o realidades extramentales: por eso, Descartes sólo admite cualidades primarias de los cuerpos que sean matematizables como la extensión y el movimiento. La formación de la Física Moderna obligó a esquematizar de un modo altamente abstracto el universo; la Física va a reconstruir el Universo de manera matematizable, lo que también propuso Galileo al afirmar que «el universo está escrito en lenguaje matemático»
3.5 Estructura de la realidad
La teoría de la sustancia. Dado todo lo anterior, Descartes distingue entre tres ámbitos que configuran la realidad a las que va a llamar sustancias: la sustancia infinita o Dios, la sustancia pnesante (res cogitans) y la sustancia extensa (res extensa). Descartes definíó la sustancia como toda cosa que existe de las modo que no necesita de ninguna otra para existir. Emplea como sinónimos las palabras sustancia y cosa (res). A partir del cogito es de donde empieza su nuevo caminar filosófico («pienso luego soy»). Descartes diferenciaba las sustancias en tres: 1) Res cogitans: sólo hay un pensamiento, una cosa que piensa, una sustancia pensante, una cosa quie existe de tal manera que no necesita de otra cosa para existir. Mi pensar no necesita del cuerpo para existir. 2) Res infinita: el ser pensante que discurre, que duda, es imperfecto (más perfecto sería no dudar), y ésta imperfección reclama un ser perfecto, infinito, que es Dios. 3) Res extensa: ese ser pensante tiene cuerpo, y todo ser corpóreo tiene cuerpo, extensión y longitud./ Así, hay una sustancia propiamente, la sustancia infinita, que es la que cumple perfectamente la definición; y otras sustancias finitas, que son las almas y los cuerpos, que no necesitan de nada para existir, salvo de la sustancia infinita, y que van a ser independientes entre sí, dando lugar al dualismo cartesiano en donde el alma, el yo, es independiente y está separado del cuerpo material. A cada sustancia le corresponde un atributo principal, que es inseparable de la sutancia: a las res cogitans le corresponde el atributo del pensamiento; a las res infinita la perfección; y a la res extensa la extensión.