Razón:
facultad natural del hombre, innata, instrumento general del concimiento. También le denomina buen sentido y es igual en todos los hombres. Por eso, la diversidad de opiniones proviene solo del modo como se aplica(método)
Realidad formal:
realidad de la idea en si misma, es decir, el ser un acto o modo subjetivo del pensamiento. Según dicha realidad no hay diferencias entre unas ideas y otras
Realidad objetiva:
el contenido de una idea en tanto que ella es representación de una cosa. Es susceptible de adoptar diversidad de grados
Res cogitans:
sust.Pensante, espiritual, el alma o yo, cuyo atributo esencial es el pensamiento. No depende de nada ni nadie.
Sabiduría:
ciencia universal capaz de mejorar las condiciones de la vida humana y conducir a la felicidad. La compara a un árbol por cuanto concibe a todas las ciencias constituyendo un único saber o método
Sentidos:
facultades pasivas que reciben ideas. No nos informan acerca de la realidad en si misma sino que su función es meramente pragmática
Síntesis:
tercera regla del método, que consiste en reconstruir lo complejo partiendo de lo simple.
Sustancia:
Descartes define sustancia como aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Ahora bien, de las tres clases de sustancias que distingue (pensante, extensa y divina), únicamente esta última cumple las condiciones necesarias para ser considerada como tal. No obstante, Descartes mantienen el concepto para referirse, en este caso, a la res cogitans, como recurso para evidenciar su independencia con respecto a la realidad material o res extensa.
Cuerpo:
Con este término Descartes se refiere a la sustancia extensa, aquello material que percibimos a través de los sentidos y cuya existencia tratará de demostrar racionalmente por medio de las ideas que corresponden a la sustancia pensante. Descartes establece así un dualismo antropológico, en el que lo material (cuerpo)
Y lo espiritual (alma) son independientes.
Opiniones:
conocimientos no reconocidos como verdaderos por se previos a la duda metódica y la aplicación del método
El texto nos habla de la naturaleza del cuerpo y el alma. Nos dice que aunque carezcamos de cuerpo, no podríamos decir que no existimos. Nos describe como a partir del conocimiento llega a la conclusión de que nuestra esencia reside en el pensar; en «…con sólo hubiese cesado de pensar.. Llegué a conocer a partir de todo ello que era una sustancia cuya esencia o naturaleza no reside en el pensar y que tal sustancia, para existir no tiene necesidad de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material…», en dicho párrafo Descartes intenta explicar que el pensamiento piensa ideas y no cosas, que las ideas son representaciones de las cosas pero que estas no están nunca en el pensamiento. También, como no, describe la duda, muy presente en toda su obra; en «…dudar acerca de la verdad de otras cosas…», donde Renè duda de la veracidad de la costumbre, el espíritu y todo lo que nos rodea.
El texto se basa en el sistema metafísico de Descartes, pero para llegar a el debemos comenzar por lo que nos lleva a estudiarlo, la duda.
Es muy cierto que la duda es un momento previo necesario al pensar filosófico, pero la duda cartesiana se hace tan radical que se convierte en duda metódica, método del pensamiento filosófico.
1.Primer nivel de duda: la falacia de los sentidos. En este nivel la actitud racionalista duda del testimonio de los sentidos, pero ésta duda también nos hace dudar de la existencia de nuestro propio cuerpo.
2.Segundo nivel: la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Dudar de que las cosas sean como las percibimos en los sueños. Con esto realiza el ejercicio intelectual de hacer la duda lo más radical posible.
3.Tercer nivel: el genio maligno. Concepción de Dios como libre omnipotencia que proviene del nominalismo la que introduce la total incertidumbre.
Hasta la duda metódica cartesiana el pensamiento se relacionaba ingenuamente con la realidad. El pensamiento piensa ideas y no cosas. Las ideas son representaciones de las cosas, pero las cosas no están en el pensamiento, como en la teoría de abstracción. Descartes advertirá, de que ninguna falsedad puede haber en las ideas mientras no atribuyamos a algunas de ellas la realidad fuera del pensamiento. El error sólo puede sobrevenir al hacer juicios, y a la voluntad corresponde evitar el apresuramiento y la prevención. El pensamiento, se ve obligado, en la búsqueda de seguridad, al idealismo filosófico: el pensamiento piensa ideas y la realidad exterior se convierte en una incógnita.
La deducción cartesiana de la metafísica llega con la respuesta de René a la observación del cogito ergo sum a lo que Descartes responde que: si bien las verdades que yo reconozco por mis principios siempre han sido conocidas, nadie ha reconocido que de ellas se puede derivar el conocimiento de todas las restantes cosas del universo. Al hallar una verdad incuestionable, Descartes ha encontrado el fundamento último o primera realidad de la que puede partir la deducción.