Clasificación de los juicios según Kant

Kant:

LAS CONDICIONES DE POSIBILIDAD DE LA CIENCIA Y LA METAFÍSICA

Kant en su obra fundamental (Crítica de la razón pura) se propone analizar los límites del conocimiento de la realidad. El motivo fue la comparación entre el desarrollo experimentado por la ciencia moderna en los últimos siglos, con el estancamiento que padecía la metafísica.

Esta última versaba sobre cuestiones demasiado importantes para el ser humano y había que aclarar si sobre ellos se podía tener conocimiento científico. El modo de abordar esta cuestión fue averiguar las condiciones que habían hecho posible que la matemática y la física fueran ciencias, para finalmente comprobar si la metafísica podía cumplirlas o no.

Pero la investigación sobre las condiciones del conocimiento científico pasaba por dilucidar el contenido de las disciplinas científicas. Para Kant las ciencias se componen de juicios, por lo que la tarea sería la de analizar qué tipo de juicios existen y cuáles de ellos pueden calificarse de científicos.

Kant entiende que una correcta clasificación de los juicios debe atender a dos criterios diferentes: por un lado, la relación entre el sujeto y el predicado; por el otro, la relación del juicio con la experiencia.

El criterio de relación entre sujeto y predicado permite distinguir entre juicios analíticos y juicios sintéticos. Los analíticos son aquellos en los que la información del predicado ya está contenida en el sujeto, por lo que no pueden no ser verdaderos. Los sintéticos, por su parte, son aquellos que se construyen mediante una síntesis entre un sujeto y un predicado que no están relacionados, amplían el conocimiento de la realidad pero su verdad no es necesaria.

Por otra parte, el criterio de relación del juicio con la experiencia, permite la distinción de juicios a priori y juicios a posteriori. Los primeros son aquellos que cuya verdad puede ser conocida sin necesidad de realizar comprobaciones experimentales, no dependen de la experiencia y son universales.
Los juicios a posteriori, por el contrario,  son aquellos cuya verdad solo puede ser establecida tras una comprobación experimental, dependen de la experiencia y por tanto son contingentes y no universales.

Los juicios analíticos son a priori y los sintéticos a posteriori. Sin embargo, Kant añade una nueva posibilidad y sostiene que, además de los anteriores, existen juicios sintéticos a priori. Estos por ser sintéticos amplían el conocimiento y por ser a priori no requieren comprobaciones experimentales para conocer su verdad. Las matemáticas y la física, así como la metafísica, contienen gran cantidad de estos juicios, sin embargo los de las matemáticas y la física han servido para convertir estas disciplinas en ciencias mientras que los de las metafísicas no lo han logrado, ¿cual es pues el motivo?

Los juicios analíticos a priori tienen su fundamento en el principio de no-contradicción, sin embargo, los juicios analíticos a posteriori encuentran su fundamento en la experiencia puesto que se trata de juicios experimentales. Ahora bien, ¿Cuál es entonces el fundamento de los juicios sintéticos a priori? Para hallar la respuesta se debe profundizar en su teoría del conocimiento y seguir el esquema que propone en su obra crítica de la razón pura.

Esta obra está dividida en dos partes denominadas respectivamente: “estética transcendental” y “lógica trascendental”. Esta ultima parte se divide, a su vez, en dos partes: “analítica trascendental” y “dialéctica trascendental”.

Según Kant, conocer implica al menos dos procesos diferentes, uno de captación de información y el otro de elaboración de un pensamiento a partir de los datos previamente obtenidos. Estos dos procesos se corresponden con las dos facultades cognoscitivas del hombre: la sensibilidad y el entendimiento.
La sensibilidad se limita a recibir la información, Kant se ocupa de ella en el apartado de “estética trascendental”. El entendimiento, en cambio, construye algo nuevo y de él se encarga la “analítica transcendental”.


El objeto captado por la intuición sensible es lo que se denomina fenómeno. Al emplear este término, se quiere distinguir entre la cosa misma y su modo de manifestarse a un sujeto. El fenómeno es un compuesto de materia y forma. La primera es el contenido mismo de la sensación y tiene su origen en el objeto conocido. La forma, por su parte, es el modo como el sujeto capta esa materia, esta forma la poseemos a priori.

Nuestra sensibilidad posee una determinada estructura que se impone sobre la materia de las sensaciones, informándola y constituyendo así el fenómeno que es aquello que en definitiva captamos. Esta forma de las intuiciones está constituida por dos elementos: espacio y tiempo, que son las formas a priori de nuestra sensibilidad. La intuición del espacio y del tiempo carece de materia, por lo que Kant las define como intuiciones puras.

La geometría y la aritmética son dos pilares básicos de las matemáticas. La geometría es el estudio de las propiedades del espacio y, la aritmética, se ocupa de series numéricas temporales por lo que se concluye que el fundamento de los juicios sintéticos a priori de las matemáticas son el espacio y el tiempo.

En la analítica trascendental, sin embargo, Kant se ocupo, como he mencionado antes, del entendimiento, el cual realiza un doble trabajo: construir juicios y formar razonamientos. El estudio de los juicios derivo en el análisis de los elementos que lo integran: los conceptos. Según Kant, un fenómeno es comprendido gracias al trabajo de la sensibilidad, pero también al del entendimiento  que utiliza como instrumento los conceptos para unificar lo que le llega de modo múltiple y disperso. Nuestro autor distinguirá entre conceptos empíricos y conceptos puros.

Los empíricos son aquellos que el entendimiento crea a partir de lo captado en la experiencia sensible; son por tanto conceptos a posteriori. Los puros, por su parte, también llamados categorías, son aquellos que se encuentran en el entendimiento con carácter previo a cualquier experiencia. Representan distintas formas generales que el entendimiento tiene de unificar lo proveniente de la experiencia.

La función de las categorías en el entendimiento es similar al que desempeñan las intuiciones puras en la sensibilidad. De igual manera que las intuiciones puras en el espacio y el tiempo se constituían en fundamento y garantía de la validez de los juicios sintéticos a priori en matemáticas, ahora las categorías hacen lo propio con los juicios sintéticos a priori de la física.

El autor procede ahora a comparar los fundamentos de las matemáticas y la física con los de la metafísica.

La lógica trascendental es la parte que se encarga del estudio del entendimiento. Para Kant el ser humano razona por medio de silogismos (conjunto de enunciados). La peculiaridad de los silogismos consiste en que aseguran, sin margen de error, que, dada la verdad de las premisas, la conclusión también es verdadera. La estrategia que sigue la razón para asegurar la verdad de las premisas consiste en ir ascendiendo en el grado de generalidad con la esperanza de llegar a un principio absolutamente general que sirva de fundamento último a todo la cadena de conclusiones derivadas.

Kant considero que este proceso seguido por la razón inevitablemente traspasaba los límites de la experiencia y, en su empeño, aplico las categorías a aquello de lo que tenemos intuición sensible. Al aplicarle las categorías a los tres tipos de silogismos existentes (categórico, hipotético, disyuntivo), se cometen tres tipos de errores diferentes: razonamiento falso (paralogismo), contradicción entre dos principios racionales (antinomia), e ideal de la razón pura.

Llegamos así a la conclusión final de que la metafísica no puede convertirse en una ciencia porque sus objetos de estudio están mas allá de los límites del conocimiento humano.

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