Cogito y Criterio de Verdad
El método cartesiano trata de establecer el camino para la invención y descubrimiento de nuevas verdades. Para Descartes, las matemáticas tienen el mismo valor que la lógica, con la ventaja de que hacen progresar el conocimiento. El autor propone establecer unos axiomas a partir de los cuales deducir verdades implicadas, como cualquier ciencia, lo que conlleva que todas las ciencias sean iguales.
Descartes, siguiendo los métodos matemáticos, sostiene que las operaciones mentales son dos: intuición (conocimiento inmediato de los objetos) y deducción (derivar de lo conocido otras verdades que obtengan su certeza de la anterior). En su Discurso del Método, Descartes propone cuatro preceptos básicos:
- Admitir solo lo evidente.
- Análisis: descomposición del problema en sus partes mínimas para encontrar la solución.
- Síntesis: pasar de lo simple a lo complejo para construir todo un cuerpo de conocimiento.
- Repasar lo hecho.
Descartes quiere crear un sistema metafísico que asegure la veracidad y concatenación de los contenidos. Como consecuencia del método, el punto de partida es la duda universal, método a partir del cual descubre la primera verdad, «pienso, luego existo». El cogito es el principio firme e inconmovible de su sistema científico y prototipo de verdad y certeza. Este lo formula como una deducción, pero se trata en realidad de una intuición. La primera verdad se refiere a que mi existencia real la capto con mi acto de dudar, pero el cogito no es original suyo, sino que ya lo enunció Agustín de Hipona: «si fallor sum«.
El criterio de verdad es la claridad y distinción que acompaña a la intuición de una idea, y lo obtuvo al analizar las características de la primera verdad. Para Descartes, la evidencia es una intuición intelectual de una idea clara (se perciben todos los elementos) y distinta (no se puede confundir con otra). Un prototipo de idea clara y distinta es la naturaleza simple, pues es una evidencia intelectual de la que no se puede dudar.
Duda y Certeza
Duda y certeza son dos estados mentales respecto a la verdad. La duda, el no estar seguro de que el contenido mental sea verdadero, constituye el primer paso para construir un sistema científico unificado. Mediante esta se busca la primera verdad con el objetivo de eliminar los prejuicios y las «certezas espontáneas de los sentidos». Certeza es estar seguro de que se posee la verdad; se suele llamar criterio de verdad, aunque en realidad se trata de un criterio de certeza. Descartes usó como sinónimos verdad y certeza. Descartes excluye de la duda universal la religión (la considera por encima de los métodos de la razón) y la moral (no busca la verdad, sino la acción). Los motivos que justifican la duda como camino hacia la verdad son:
- Los sentidos nos inducen al error; hemos de dudar de su testimonio.
- Cometemos errores al razonar; por lo tanto, aunque haya razonamientos que nos parezcan correctos, pueden no serlo, entonces debemos dudar de nuestro argumento.
- A veces confundimos los sueños con la realidad, y argumenta que todo podría ser un sueño.
- La hipótesis de un genio maligno, que sostiene que podría haber un espíritu maligno que nos induce a error; se trata de la suposición de que el entendimiento humano yerra al intentar conocer.
Pensamiento e Ideas
Para Descartes, el pensamiento es el acto de pensar. Todas las demás actividades del alma son pensamientos, puesto que somos conscientes de ellos, y sostiene que no puede ser de otra forma, pues lo ha deducido de su idea de alma que deduce a la vez de «cogito, ergo sum«. El contenido del pensamiento son las ideas, que son puros contenidos de conciencia y serán una de las mayores influencias que ejercerá Descartes en el empirismo inglés. Su tesis central es que no conocemos las cosas, sino las ideas; el yo encerrado en sus pensamientos conoce solo sus ideas. Si tales ideas son representaciones del sujeto, hay que demostrarlo, y se centra en distinguir las dimensiones de las ideas para establecer duda frente a certeza. Lo primero que afirma es que todas las ideas son igualmente ideas y que se diferencian en la realidad objetiva, el contenido.
Descartes establece una clasificación de las ideas según su origen:
- Facticias: las inventamos nosotros; es un mundo que creamos a nuestro antojo y arbitrio.
- Adventicias: parecen del exterior y representan la realidad que nos llega a través de los sentidos.
- Innatas: puestas en nosotros por Dios y son comunes a todos los hombres.
Por último, insistir en que esta filosofía plantea que solo conocemos las ideas y, por tanto, la filosofía anterior recaía sobre las cosas, las nuevas, sobre las ideas.
Alma y Cuerpo (Res Cogitans y Res Extensa) (Nociones)
Tras deducir la primera verdad, explica qué se puede conocer a partir de ella y deriva que el yo es una sustancia pensante. Descartes considera que el hombre es una sustancia pensante, pues no puede dejar de pensar. El autor utiliza la palabra sustancia de modo ambiguo. Sustancia es aquello que existe y no necesita de otra cosa para existir, y Dios es el único autosuficiente. El cogito es una sustancia, por lo tanto, una sustancia pensante no necesita de nada más para existir; es una realidad espiritual cuya esencia es el puro pensamiento.
El cuerpo es una realidad extensa, y la extensión es la única idea clara, distinta e innata que tenemos de los cuerpos. Para probar su existencia, necesita demostrar la existencia de un Dios bueno que no permite que los sentidos nos engañen. Descartes concluye:
- Dios es una sustancia infinita.
- Alma y cuerpo se encuentran en el hombre, y de ahí afirma un dualismo en el que el hombre posee dos realidades distintas entre sí y en propiedades, por lo que el hombre es una sustancia pensante unida al cuerpo.