El aquinate investiga si la existencia de Dios es o no evidente. Y en este artículo 3 va a concretar la posible demostración de Dios, mediante cinco argumentos a posteriori, a favor de que Dios existe.
“Objeciones por las que parece que Dios no existe” Siguiendo el método dialéctico, Santo Tomás, tras formular la pregunta del artículo en la que queda formulado el problema de la existencia de Dios, enuncia las razones contrarias a su tesis, que llama “objeciones”. 1) La primera de las objeciones a la existencia de Dios se apoya en la existencia del mal como hecho de la experiencia, ya que en el mundo hay mal. Dado que Dios es un bien infinito, no ha de haber mal. Pero hay mal, luego Dios no existe, 2) Una explicación de la razón de ser de algo es mejor cuanto más sencilla sea, es decir, parece que todo lo que existe en el universo, todo lo que surge, se transforma o cambia, puede explicarse por principios distintos de Dios mismo.
O bien es un acontecimiento no intencionado y entonces la naturaleza basta como principio físico de su explicación (como ya mostró Aristóteles); o bien es algo intencionado y entonces basta la voluntad y razón humanas. También en estas cosas parece que no es necesaria la existencia de Dios para explicarlas. Luego, ¿para qué suponer que Dios existe si todas las cosas pueden explicarse sin Él? Después de explicar las objeciones por las que parece que Dios no existe, Santo Tomás se apoya en una autoridad que parece afirmar lo contrario. En este caso se apoya en la Biblia (Éxodo 3,14) donde Dios se afirma a sí mismo (Yo existo). Y tratará, a continuación, de buscar una solución a estos argumentos opuestos mediante cinco vías, siguiendo la siguiente estructura: A) Punto de partida: la observación (la experiencia). Que es distinta para cada vía: movimiento, causalidad, existencia dependiente de otro ser, perfección y causa final. Y todas las vías comienzan con expresiones como “Hallamos en la naturaleza…”, “Vemos en los seres…”, “Hallamos en este mundo…” Santo Tomás de Aquino 2 B) Desarrollo del argumento: aplica el principio de causalidad con el fin de buscar la causa que dé razón de la existencia del efecto observado empíricamente. C) Afirma que no es posible una serie infinita de causas y efectos, si fuera así, no habría ni un primero ni un intermedio ni un último. D) Conclusión: cada vía demuestra un aspecto de la esencia de Dios, en cuanto causa de lo creado. Dios como causa formal, causa eficiente, causa necesaria, causa ejemplar y causa final. 1. VÍA DEL MOVIMIENTO. “Es cierto, y la sensación lo confirma, que todo se mueve, pero todo lo que se mueve es movido por otro” Esta primera vía es tomada de la cosmología aristotélica y parte del movimiento del mundo para llegar a demostrar la existencia de un Primer Motor Inmóvil, que no puede ser sino Dios. Para Tomás de Aquino, como para Aristóteles, el estado natural de los cuerpos sería el reposo. Por tanto, si algo se mueve es porque es movido por otro, y esto, por un tercero y así hasta llegar a una primera causa del movimiento que no necesite ser movida por nadie. Tiene que ser alguien que “ponga en marcha” al universo, sin necesidad de ser movido por otro: ese es Dios (Primer Motor Inmóvil). 2. VÍA DE LA CAUSA EFICIENTE. “No puede haber una serie infinita de causas eficientes” La encontramos en el filósofo Avicena y maneja una terminología aristotélica. Si intentamos clasificar a los seres en orden a su existencia encontramos que algunos son por sí mismos y otros por sus causas. En el mundo material todos los seres que existen son seres por otro, esto es, existen pero lo hacen por otra causa. Por la observación podemos ver como hay un orden de causas eficientes que siguen una serie causal: 1º,2º,3º,… Pero sin ese orden no existiría la 1ª causa (ni la 2ª, ni la 3ª,…) Si llevamos esto al infinito, entonces admitiríamos que no hay una 1ª causa y esto, es evidente que, no es así; pues la experiencia demuestra que yo soy causa de algunas cosas (como que estoy escribiendo en este papel). Por lo tanto, hay que admitir, necesariamente, que hay una Primera Causa Eficiente, una causa incausada, y ese es Dios. Santo Tomás de Aquino 3 3. VÍA DE LA NECESIDAD. “Si todo lo que existe es contingente, entonces no habría nada necesario” Esta vía ya fue expuesta por el filósofo árabe Averroes y por el judío Maimónides, que parten de la contingencia de los seres sensibles para llegar al ser necesario, estableciendo una distinción entre: 1. Seres que son en sí y por sí mismos, o sea, no necesitan de otros para ser ni para existir (SERES AB SE) 2. Seres que son en sí mismos pero que existen por otro u otros, esto es, necesitan una causa de su existencia (SERES PER SE) 3. Seres que necesitan de otro para ser y existir, es decir, no son ni existen por sí mismos (SERES AB Alío) En el mundo material nos encontramos con seres de los dos últimos grupos (2 y 3). Por ejemplo: el papel sobre el que escribo tiene un ser y unas cualidades propios, es por sí mismo (per se); pero su color blanco depende de nuestros gustos o del material utilizado para su producción, por tanto el color blanco es un ser por otro (ab alío). Conclusión: ni la existencia de las cosas de este mundo ni de sus cualidades dependen de ellas mismas; se dan, pero podrían no haberse dado o pudieron no darse. Y cuando algo, como este folio, o su color blanco, existen en un momento T, pero podrían no haber existido en T-1 o pudieron no existir en T+1, decimos que son posibles o contingentes. En cambio, cuando algo existe y no pudo o no puede no existir decimos que es necesario. Resulta claro que todas las cosas de este mundo sensible no son necesarias ya que podemos decir que todo lo que hoy existe, en un momento dado no existíó. Y como es un hecho que el mundo existe hoy, tenemos que concluir que, además de los seres contingentes, es precisa la existencia de un ser necesario que nos ayude a entender por qué en un momento el mundo empezó a existir. Se trata de un ser necesario, que como quedó probado en la segunda vía, es causa eficiente del mundo (causa incausada), se trata de un ser que existe en y por sí mismo, en el que todos reconocen a Dios. 4. VÍA DE LOS GRADOS DE SER Santo Tomás de Aquino “De los diversos grados de bondad y perfección que se encuentran en el mundo, se infiere la existencia de una fuente única de bien y perfección, y esa es Dios” Es una vía evidentemente platónica, donde Santo Tomás demuestra la existencia de unos grados de perfección en el mundo, llegando a la idea de Suma Perfección. En esta 4ª vía Tomás de Aquino prueba que Dios existe a partir de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas de este mundo. Por ejemplo: constatamos, efectivamente, distintos grados de calor, más o menos justicia, más o menos verdad y, así, respecto a todo valor que podemos encontrar en las cosas y acciones. Y siempre teniendo en cuenta el calor supremo, la justicia suprema y la verdad absoluta. Ha de existir, por tanto, algo que sea en grado sumo la verdad, el bien, la nobleza y que, en consecuencia, sea el grado supremo de ser. Por otro lado, como en cualquier ser, lo absoluto es causa y medida de lo que es relativo a él, siguiendo con el ejemplo anterior, el fuego (máximo calor) es causa del mayor o menor grado de calor en las cosas. Debe existir algo que sea causa y medida del ser, de la bondad y de todos los valores que en mayor o menor grado encontramos en las cosas de este mundo. A esa causa suprema, absoluta o ejemplar “la llamamos Dios” 5. VÍA DE LA FINALIDAD “A partir de la finalidad que observamos, deduce la existencia de un ser inteligente de quien todas las otras cosas han recibido sus fines y propósitos” Le sirve para explicar el hecho de que el mundo sea un orden y no un caos. Dice Santo Tomás, que observamos que hay cosas que no tienen inteligencia pero, que sin embargo, obran por un fin (por ejemplo, una hoja de parra crece de tal modo que protege a su fruto). Debe, pues, existir un ser que dirija, de acuerdo con un plan, esas cosas hacia un fin. Ese ser, que es suma inteligencia, es Dios. Ya que en la naturaleza nada se hace sin sentido, como decían Aristóteles y los estoicos, “todo sigue un fin” (un plan): el fin de la medicina es la salud, el fin del arquero es acertar en la diana,… Santo Tomás de Aquino Hablamos de fin en sentido de ejecución o perfeccionamiento de algo y, todo lo natural tiene empeño en perfeccionarse para ser como debe ser, siguiendo su propia naturaleza o esencia. Tomás de Aquino demuestra que Dios existe ya que en la naturaleza nada se hace sin un fin, por eso hay orden y no caos. Para demostrar la existencia de Dios todas las pruebas deben confluir en una sola, esto es, Dios como causa universal del mundo.
“Objeciones por las que parece que Dios no existe” Siguiendo el método dialéctico, Santo Tomás, tras formular la pregunta del artículo en la que queda formulado el problema de la existencia de Dios, enuncia las razones contrarias a su tesis, que llama “objeciones”. 1) La primera de las objeciones a la existencia de Dios se apoya en la existencia del mal como hecho de la experiencia, ya que en el mundo hay mal. Dado que Dios es un bien infinito, no ha de haber mal. Pero hay mal, luego Dios no existe, 2) Una explicación de la razón de ser de algo es mejor cuanto más sencilla sea, es decir, parece que todo lo que existe en el universo, todo lo que surge, se transforma o cambia, puede explicarse por principios distintos de Dios mismo.
O bien es un acontecimiento no intencionado y entonces la naturaleza basta como principio físico de su explicación (como ya mostró Aristóteles); o bien es algo intencionado y entonces basta la voluntad y razón humanas. También en estas cosas parece que no es necesaria la existencia de Dios para explicarlas. Luego, ¿para qué suponer que Dios existe si todas las cosas pueden explicarse sin Él? Después de explicar las objeciones por las que parece que Dios no existe, Santo Tomás se apoya en una autoridad que parece afirmar lo contrario. En este caso se apoya en la Biblia (Éxodo 3,14) donde Dios se afirma a sí mismo (Yo existo). Y tratará, a continuación, de buscar una solución a estos argumentos opuestos mediante cinco vías, siguiendo la siguiente estructura: A) Punto de partida: la observación (la experiencia). Que es distinta para cada vía: movimiento, causalidad, existencia dependiente de otro ser, perfección y causa final. Y todas las vías comienzan con expresiones como “Hallamos en la naturaleza…”, “Vemos en los seres…”, “Hallamos en este mundo…” Santo Tomás de Aquino 2 B) Desarrollo del argumento: aplica el principio de causalidad con el fin de buscar la causa que dé razón de la existencia del efecto observado empíricamente. C) Afirma que no es posible una serie infinita de causas y efectos, si fuera así, no habría ni un primero ni un intermedio ni un último. D) Conclusión: cada vía demuestra un aspecto de la esencia de Dios, en cuanto causa de lo creado. Dios como causa formal, causa eficiente, causa necesaria, causa ejemplar y causa final. 1. VÍA DEL MOVIMIENTO. “Es cierto, y la sensación lo confirma, que todo se mueve, pero todo lo que se mueve es movido por otro” Esta primera vía es tomada de la cosmología aristotélica y parte del movimiento del mundo para llegar a demostrar la existencia de un Primer Motor Inmóvil, que no puede ser sino Dios. Para Tomás de Aquino, como para Aristóteles, el estado natural de los cuerpos sería el reposo. Por tanto, si algo se mueve es porque es movido por otro, y esto, por un tercero y así hasta llegar a una primera causa del movimiento que no necesite ser movida por nadie. Tiene que ser alguien que “ponga en marcha” al universo, sin necesidad de ser movido por otro: ese es Dios (Primer Motor Inmóvil). 2. VÍA DE LA CAUSA EFICIENTE. “No puede haber una serie infinita de causas eficientes” La encontramos en el filósofo Avicena y maneja una terminología aristotélica. Si intentamos clasificar a los seres en orden a su existencia encontramos que algunos son por sí mismos y otros por sus causas. En el mundo material todos los seres que existen son seres por otro, esto es, existen pero lo hacen por otra causa. Por la observación podemos ver como hay un orden de causas eficientes que siguen una serie causal: 1º,2º,3º,… Pero sin ese orden no existiría la 1ª causa (ni la 2ª, ni la 3ª,…) Si llevamos esto al infinito, entonces admitiríamos que no hay una 1ª causa y esto, es evidente que, no es así; pues la experiencia demuestra que yo soy causa de algunas cosas (como que estoy escribiendo en este papel). Por lo tanto, hay que admitir, necesariamente, que hay una Primera Causa Eficiente, una causa incausada, y ese es Dios. Santo Tomás de Aquino 3 3. VÍA DE LA NECESIDAD. “Si todo lo que existe es contingente, entonces no habría nada necesario” Esta vía ya fue expuesta por el filósofo árabe Averroes y por el judío Maimónides, que parten de la contingencia de los seres sensibles para llegar al ser necesario, estableciendo una distinción entre: 1. Seres que son en sí y por sí mismos, o sea, no necesitan de otros para ser ni para existir (SERES AB SE) 2. Seres que son en sí mismos pero que existen por otro u otros, esto es, necesitan una causa de su existencia (SERES PER SE) 3. Seres que necesitan de otro para ser y existir, es decir, no son ni existen por sí mismos (SERES AB Alío) En el mundo material nos encontramos con seres de los dos últimos grupos (2 y 3). Por ejemplo: el papel sobre el que escribo tiene un ser y unas cualidades propios, es por sí mismo (per se); pero su color blanco depende de nuestros gustos o del material utilizado para su producción, por tanto el color blanco es un ser por otro (ab alío). Conclusión: ni la existencia de las cosas de este mundo ni de sus cualidades dependen de ellas mismas; se dan, pero podrían no haberse dado o pudieron no darse. Y cuando algo, como este folio, o su color blanco, existen en un momento T, pero podrían no haber existido en T-1 o pudieron no existir en T+1, decimos que son posibles o contingentes. En cambio, cuando algo existe y no pudo o no puede no existir decimos que es necesario. Resulta claro que todas las cosas de este mundo sensible no son necesarias ya que podemos decir que todo lo que hoy existe, en un momento dado no existíó. Y como es un hecho que el mundo existe hoy, tenemos que concluir que, además de los seres contingentes, es precisa la existencia de un ser necesario que nos ayude a entender por qué en un momento el mundo empezó a existir. Se trata de un ser necesario, que como quedó probado en la segunda vía, es causa eficiente del mundo (causa incausada), se trata de un ser que existe en y por sí mismo, en el que todos reconocen a Dios. 4. VÍA DE LOS GRADOS DE SER Santo Tomás de Aquino “De los diversos grados de bondad y perfección que se encuentran en el mundo, se infiere la existencia de una fuente única de bien y perfección, y esa es Dios” Es una vía evidentemente platónica, donde Santo Tomás demuestra la existencia de unos grados de perfección en el mundo, llegando a la idea de Suma Perfección. En esta 4ª vía Tomás de Aquino prueba que Dios existe a partir de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas de este mundo. Por ejemplo: constatamos, efectivamente, distintos grados de calor, más o menos justicia, más o menos verdad y, así, respecto a todo valor que podemos encontrar en las cosas y acciones. Y siempre teniendo en cuenta el calor supremo, la justicia suprema y la verdad absoluta. Ha de existir, por tanto, algo que sea en grado sumo la verdad, el bien, la nobleza y que, en consecuencia, sea el grado supremo de ser. Por otro lado, como en cualquier ser, lo absoluto es causa y medida de lo que es relativo a él, siguiendo con el ejemplo anterior, el fuego (máximo calor) es causa del mayor o menor grado de calor en las cosas. Debe existir algo que sea causa y medida del ser, de la bondad y de todos los valores que en mayor o menor grado encontramos en las cosas de este mundo. A esa causa suprema, absoluta o ejemplar “la llamamos Dios” 5. VÍA DE LA FINALIDAD “A partir de la finalidad que observamos, deduce la existencia de un ser inteligente de quien todas las otras cosas han recibido sus fines y propósitos” Le sirve para explicar el hecho de que el mundo sea un orden y no un caos. Dice Santo Tomás, que observamos que hay cosas que no tienen inteligencia pero, que sin embargo, obran por un fin (por ejemplo, una hoja de parra crece de tal modo que protege a su fruto). Debe, pues, existir un ser que dirija, de acuerdo con un plan, esas cosas hacia un fin. Ese ser, que es suma inteligencia, es Dios. Ya que en la naturaleza nada se hace sin sentido, como decían Aristóteles y los estoicos, “todo sigue un fin” (un plan): el fin de la medicina es la salud, el fin del arquero es acertar en la diana,… Santo Tomás de Aquino Hablamos de fin en sentido de ejecución o perfeccionamiento de algo y, todo lo natural tiene empeño en perfeccionarse para ser como debe ser, siguiendo su propia naturaleza o esencia. Tomás de Aquino demuestra que Dios existe ya que en la naturaleza nada se hace sin un fin, por eso hay orden y no caos. Para demostrar la existencia de Dios todas las pruebas deben confluir en una sola, esto es, Dios como causa universal del mundo.