Comparaciones: Marx y Nietzsche

Comparaciones: Marx y Nietzsche

Comparaciones: Marx y Nietzsche: Marx y Nietzsche son dos filósofos del siglo XIX de filosofía alemana contemporánea. La filosofía contemporánea se preocupaba principalmente por el éxito de la ciencia y la preocupación del hombre concreto. Ambos son autores de lengua alemana y tuvieron una formación similar, ya que ninguno estudió inmediatamente filosofía; estudiaron filología y derecho y jurisprudencia. Ambos analizaban y denunciaban la alienación sufrida por el hombre de su tiempo. Marx situaba el origen de esa alienación en la estructura económica de la sociedad de su época, en las contradicciones existentes en el modelo de producción capitalista. Nietzsche, con una sólida formación filológica, hacía hincapié en los aspectos netamente culturales y morales. Tanto Marx como Nietzsche reclaman una superación de la alienación, pero lo hacen por caminos muy diferentes e incluso contrarios entre sí: la aspiración de Marx era el logro de la igualdad social en la sociedad comunista, Nietzsche aspiraba a superar todos los que él consideraba igualitarismos, caracterizados por vivir «la moral del rebaño», y entre los que incluía el comunismo, el cristianismo y la bandera del mundo burgués, es decir, la ciencia, la ilustración, el racionalismo en general. La postura de Marx es en cierto modo racionalista mientras que la filosofía de Nietzsche vive sumida en el irracionalismo. Pero ambos reaccionarían también frente al positivismo de finales del siglo XIX, que centraba la posibilidad de un discurso verdadero únicamente en el seno de la ciencia natural (cientificismo). Marx defendía el materialismo histórico, al que sumaba la utopía comunista, Nietzsche reaccionaría acostando la filosofía con la literatura y alejándola absolutamente de la ciencia. No obstante, los dos encontrarían motivos para criticar la posición no sólo de la ciencia sino especialmente de la filosofía que les precedió, a la que tildaban de idealista. Si Marx, contra el hegelianismo en general, aseguraba que hasta ese momento la filosofía solo había hecho que interpretar la realidad, pero que sin embargo la tarea seguía siendo la de transformarla, Nietzsche, en cambio, interpretaba tal idealismo como la hegemonía cultural y moral de un error: el error de Sócrates, el triunfo de lo apolíneo frente a lo dionisiaco, confirmado primero por el platonismo y después por el triunfo de la «moral de los esclavos» propia del Judeocristianismo.



Nietzsche y Ortega

Las posiciones filosóficas de Ortega y Nietzsche se encuentran muy cercanas cronológicamente (ambos pertenecen a la filosofía contemporánea), aunque Ortega quiso desligarse del escepticismo y del relativismo irracionalista, del vitalismo nietzscheano y no ser considerado un vitalista, el concepto de la realidad radical entendida como la vida individual y concreta en Ortega tiene su antecedente en el concepto de vida del propio Nietzsche. Ortega consideró que la superación de la crisis de la modernidad debía abandonar los extremos del racionalismo y del vitalismo, debía ser un raciovitalismo. Si nos fijamos en la ontología, observamos en los dos una concepción heracliteana de la realidad: tanto para Ortega como para Nietzsche la vida se caracteriza por el devenir, el cambio, la evolución. La realidad está sometida a la historia. Pero los dos tienen una concepción distinta del tiempo: mientras que para Ortega el tiempo sólo puede ser entendido de un modo lineal, para Nietzsche el tiempo es cíclico. El eterno retorno nietzscheano representa la afirmación de la vida y sus valores, el deseo de que nada sea distinto de como es, asumir el presente como lo único que es real. En cambio, en Ortega la vida se concibe como proyecto, individual o generacional, realizado mediante el uso de la razón para orientarse en la circunstancia histórica, y que supone una trayectoria vital que arranca del pasado, de la historia y le da sentido al presente al proyectarlo hacia el futuro. Por otro lado, y centrándonos en las dimensiones de la vida como realidad radical, Nietzsche resalta su sentido irracional, y Ortega se decanta por su sentido biográfico en el que además, la razón es una función vital tan importante como la digestión o la respiración. El vitalismo de Nietzsche, a juicio de Ortega, derivaría en un relativismo irracionalista y en un escepticismo que acabaría con la propia cultura, algo que sería muy negativo, pues considera que la solución a los problemas del hombre en general, y de la España que le tocó vivir en particular, está precisamente en la aplicación de la cultura a la vida. Asimismo, según Ortega, la explicación de la vida como voluntad de poder en Nietzsche resulta una reducción, pues excluye gran parte de lo que es la vida del hombre. En cuanto a la epistemología de ambos autores, otro aspecto en el que guardan relación Ortega y Nietzsche es el perspectivismo. Para Nietzsche el perspectivismo supone la afirmación de que no existe ninguna verdad absoluta, lo que le lleva al relativismo, pues el sujeto no es un medio transparente. El perspectivismo de Ortega no es, pues, relativista porque la perspectiva no es una característica de la visión de los individuos, sino de la misma realidad. La verdad es una, pero se puede expresar de distintas maneras, por lo que debemos integrar las distintas perspectivas por medio del diálogo y la argumentación, alejándonos de la metáfora y del arte trágico nietzscheano. La filosofía es saber sistemático y conceptual, y los conceptos son esquemas que nos permiten ordenar la realidad, no cáscaras vacías de contenido real. Siguiendo con la relación epistemológica, para Nietzsche la razón no puede penetrar la esencia básica de la realidad, caracterizada por el cambio, el devenir, el desarrollo, la voluntad de poder. Al dejarnos guiar por la razón y despreciar los sentidos y los instintos, estamos depreciando a su vez, la vida. Para Nietzsche, la razón y el lenguaje conceptual que hace posible su uso, son los causantes del triunfo de lo apolíneo sobre lo dionisiaco y de la decadencia de Occidente, del nihilismo como pérdida de valores vitales. Ortega está de acuerdo en parte, pues coincide en que la razón del racionalismo y del idealismo, donde la cultura aparece desvinculada de la vida, desemboca en el culturalismo, esto es, la adoración a los valores absolutos desconectados de la vida y reflejados en la filosofía, la ciencia, el arte, la moral. Pero Ortega afirma que es posible otro tipo de razón, la razón vital e histórica. Y no solo es posible, sino que es algo irrenunciable a la vida humana. El ser humano desea la verdad, no ya como mentira útil para la supervivencia o voluntad de autoengaño, sino como conquista vital de sentido. Ortega intenta así conciliar la razón con la vida, sin subordinar la una a la otra. La razón es una facultad humana indispensable para analizar las circunstancias. Por esta conciliación de vida y razón, de vida y cultura, la filosofía de Ortega se llama raciovitalismo. Nietzsche habla de la genealogía de la moral mientras que Ortega habla de las generaciones de la historia como centro de su filosofía. Ortega habla muy poco de Dios mientras que Nietzsche nos habla sobre la muerte de Dios, ambos tienen un estilo marcado literario y hablan al menos de 2 tipos de hombre. Ortega mantiene el perspectivismo, pero evita caer en el relativismo, afirma que la perspectiva no muestra una deformación de la realidad, sino la realidad misma tal y como le se aparece al sujeto. Los hechos se imponen, no se inventan. El papel del ser humano es dar sentido a los hechos.

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