Comparativa del Pensamiento de Marx y Nietzsche: Sociedad, Conocimiento y Ser Humano

El Problema del Hombre y el Conocimiento en Marx: Antropología y Epistemología

Para Marx, el auténtico conocimiento es la praxis: la actividad teórico-práctica a través de la cual el hombre transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico: requiere utilizar el entendimiento, actividad teórica, para transformar racionalmente la realidad en la mente y utilizar la sensibilidad activa, actividad práctica, que transforma empíricamente la realidad en algo racional de forma concreta. De esta forma, solo se podrá afirmar la verdad de lo pensado cuando el hombre lo haya realizado en el mundo. Toda teoría únicamente especulativa (abstracta) de la realidad es falsa. Por ello, según Marx, el hombre se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla, realizando su praxis. Y esta realidad externa, por tanto, existe como forma social producida por el trabajo humano y no como algo natural. Además, Marx afirma que las relaciones sociales son relaciones existenciales, posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende cómo será su vida: una sociedad será justa si permite al ser humano cumplir libremente esta praxis, desarrollando con ello su racionalidad.

El Problema de la Realidad y la Sociedad en Marx: Metafísica y Política

La realidad para Marx se construye y fundamenta en la relación dialéctica de dos elementos materiales, hombre y naturaleza, y se realiza en un proceso de producción determinado (histórico-social). La realidad es, pues, la realidad social, la sociedad, y será estudiada por el materialismo histórico. Para Marx, toda sociedad se compone de una estructura básica compuesta de dos elementos: la base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y la superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres, la cultura, que surge de dicha forma de producción. La relación entre esta base económica y la superestructura es dialéctica, influyéndose mutuamente. Por supuesto, la base económica puede cambiar y eso ocurre cuando surgen una serie de contradicciones que, alcanzado un determinado nivel, harán que la sociedad entre en crisis. Estas contradicciones son una negatividad surgida del sistema y se traducen en condiciones necesarias para su transformación (para hacer la revolución). Estas condiciones son tanto condiciones objetivas, elementos dentro del sistema de producción económico, como condiciones subjetivas, por las que un grupo humano debe tomar conciencia de las contradicciones e injusticias del sistema vigente y realizar la revolución.

Precisamente, frente a esta toma de conciencia de la injusticia del sistema, la superestructura genera un mecanismo de defensa que es la ideología. La ideología es una falsa conciencia, un conjunto de ideas, que justifica y busca mantener la realidad tal y como es, haciendo que los individuos formen teorías falsas sobre sí mismos y sobre el mundo. Una parte importante, aunque no única, de esa ideología la conforma la religión. Se produce, según Marx, una alienación religiosa, pues el hombre pone en Dios, un ser inventado, aquello que él mismo podría llegar a ser, buscando así consuelo para su vida y no cambiando el mundo. La religión es ideología porque es un consuelo que justifica y mantiene la irracionalidad de la realidad concreta, impidiendo tomar conciencia de su posible transformación, prometiendo la racionalidad en “otro mundo” ya realizado.

Para Marx, por tanto, la tarea de la filosofía será analizar la realidad social concreta y, por ello, pasará a estudiar la forma social actual, el capitalismo, afirmando que en él el ser humano no puede desarrollar libremente su praxis y, por tanto, llevar una vida digna y feliz. La sociedad capitalista se divide en clases sociales y Marx señala que surge una contradicción fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado. La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletariado solo posee su fuerza de trabajo, su praxis, que tiene que vender a la propia burguesía para sobrevivir. Surge así la explotación de una clase sobre otra y con ella la lucha de clases. Esta explotación se fundamenta en la alienación en el trabajo.

La Alienación en el Trabajo según Marx

La alienación en el trabajo consiste en que el valor del producto (realizado por el trabajador) no pertenece al obrero ni sirve para mejorar el mundo, sino que pertenece y beneficia al capitalista, ya que el salario no paga el trabajo realizado, sino solo la fuerza de trabajo (la cantidad necesaria para que el obrero pueda volver a trabajar y ser explotado otra vez). Así, la praxis del trabajador, y con ella su propia humanidad, es considerada como un “medio” para conseguir un beneficio para el capitalista, la plusvalía, y no para crear un mundo más humano. La alienación se produce, pues, cuando el obrero ve que su capacidad de transformación del mundo, su praxis, no sirve para humanizar el mundo y hacer de él un lugar mejor, sino para crear más capitalismo que le siga oprimiendo. Así, en el capitalismo, el proletariado es la negación de lo humano y del sistema al tener que vender su praxis y no poder realizarse como auténticos sujetos racionales. Por ello, es necesaria la superación del capitalismo y el final de la sociedad de clases: es necesaria la revolución.

La Revolución y la Emancipación del Proletariado

Efectivamente, la única forma para poder emanciparse es hacer la revolución y superar con ello el capitalismo, que impide el desarrollo de la humanidad. El interés del proletariado es, por tanto, universal, porque si se libera él, también libera a todos, pues implica el final de la sociedad de clases y la explotación humana. Para esta revolución, el proletariado deberá adquirir una conciencia de clase que le haga comprender que debe hacer la revolución para emanciparse, superando así la ideología. Una vez socializados los medios de producción, comenzará una nueva era, la historia de la humanidad, donde los sujetos podrán desarrollar su praxis y ser realmente libres.

Nietzsche: El Problema del Conocimiento y la Epistemología

Nietzsche criticará la metafísica tradicional surgida con Platón. La metafísica tradicional ha considerado la realidad como algo estático, fijo e inmutable, afirmando como verdadera realidad de las cosas a las esencias, algo inmutable, estático y permanente. Esto le ha llevado a distinguir entre una realidad verdadera y superior y una falsa, aparente. Pero la “invención” de este otro mundo superior es producto, en realidad, del resentimiento y temor hacia la vida de los filósofos, que son unos resentidos. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche “voluntad de verdad” y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático, vengándose así del devenir de la realidad, de la vida real que no se puede dominar. Por ello, toda la filosofía ha sido, en realidad, un platonismo encubierto y contrario a la vida.

La Voluntad de Poder y el Perspectivismo

Frente a esto, Nietzsche afirma la realidad como devenir, sin finalidad ni meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al hombre a través de perspectivas. Estas perspectivas son individuales e incluso propias de cada momento de la vida individual. Por ello, no hay una perspectiva verdadera y la “voluntad de verdad”, que pretendía una verdad absoluta, es falsa. Frente a ella, Nietzsche defenderá la “voluntad de poder”, que es asumir y enfrentarse a la realidad cambiante, afirmando una perspectiva de forma temporal para poder vivir más plenamente. Con la “voluntad de poder” se reconoce la imposibilidad de captar la realidad como algo estable y de que exista, por tanto, la verdad, admitiendo las distintas perspectivas para potenciar la propia vida. Así, desde la voluntad de poder, los conceptos no son en realidad más que metáforas.

El Lenguaje y la Metáfora

Además, estas metáforas se generan a través de un proceso que se va alejando cada vez más del original, la cosa real. La primera metáfora es la imagen mental conformada por nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra, que expresa nuestra forma individual y original de captarla, siendo así la metáfora de la primera metáfora. Y así, sucesivamente. Estas metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad y el deseo del hombre de vivir en sociedad. Para ello, se hizo un pacto, llegando a una convención en el lenguaje. Se establecieron así los nombres y significados de las cosas, imponiendo ciertas convenciones como las correctas por mera utilidad. Con el tiempo, se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (la esencia) como la verdadera realidad.

Crítica a la Filosofía y a las Ciencias Positivas

De esta forma, la filosofía, al tratar de los conceptos más abstractos, llama “verdad” a lo más alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por Nietzsche, pues solo expresan la realidad cuantitativamente, sin atender a las diferencias reales y cualitativas. Así, para Nietzsche, no hay verdad absoluta y solo podrá considerarse “verdad” aquello que favorezca a la vida. El criterio de verdad es la “voluntad de poder”, que asume y justifica el error necesario para vivir. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta la realidad sin que la metáfora se identifique nunca con ella. La metáfora se sabe perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.

El Problema de Dios, el Ser Humano y la Moral en Nietzsche: Teología, Antropología y Ética

La antropología de Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma para defenderse del mundo es la inteligencia. El hombre es un ser débil, delicado e indigente y, sin embargo, se cree el centro de la naturaleza. Por ello, Nietzsche considera que el hombre debe ser solo un puente hacia el superhombre. El hombre sigue un proceso evolutivo, es algo cambiante (en tanto que es vida) y, tras una serie de transformaciones, conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene voluntad de poder, no de verdad. El hombre débil, anterior al superhombre, sigue los dictados de la moral tradicional. Esta es algo antinatural que niega los instintos vitales. El fundamento de esta moral ha sido Dios, lo que llevará a Nietzsche a rechazarle.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

Además, Dios ha sido el fundamento no solo de la moral, sino también de la idea de que existe una verdad única y de que la vida individual y propia, la vida concreta, debe ser sacrificada en aras a otra vida futura. Así, Dios es el fundamento último de la voluntad de verdad y del platonismo, es el gran enemigo frente al surgimiento del superhombre que tiene voluntad de poder. Por ello, para que el superhombre pueda llegar a ser, para afirmar absolutamente la vida, hay que acabar con Dios y acabar con la voluntad de verdad que lo representa. Dios ha sido la gran objeción contra la vida y es necesario, para dar valor a la vida, negar a Dios. Esta negación ha ocurrido en la época moderna, donde Dios ha muerto. Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada por el nihilismo.

El Nihilismo y la Transmutación de los Valores

Este nihilismo puede tener dos sentidos: uno negativo, en cuanto a que con el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido de la existencia; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los valores y el surgimiento del superhombre. En consecuencia, deberán transmutarse los valores, crearse nuevos valores desde la “voluntad de poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta transmutación de los valores será hecha por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil, racional y dominado por la voluntad de verdad, hacia un hombre fuerte, instintivo, con voluntad de poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida, su devenir, multiplicidad y sus diversas perspectivas.

Las Tres Transformaciones hacia el Superhombre

Esta evolución pasa por tres estadios:

  • El camello, que todavía asume su deber racional.
  • El león, el nihilista que se rebela frente a todo, pero aún es incapaz de crear nuevos valores.
  • El niño, que hace de la vida un juego y una creación artística.

Este último es el superhombre que tiene la voluntad de poder y admite la vida como un eterno retorno.

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