Hume: El Problema de la Moral
David Hume realiza una crítica a las teorías éticas que basan la moral en la razón. Afirma que nuestros juicios morales no son producto de la razón, pues no proceden de ninguno de los tipos de conocimiento racional. Además, Hume añade que, si bien la razón puede ayudarnos a clarificar la utilidad de las acciones humanas, no puede impulsarnos o motivarnos a realizarlas. Así, según Hume, la moral no se fundamenta en nuestra razón.
Hume defenderá el emotivismo moral, donde el fundamento de la moral está en el sentimiento moral que surge del interior del individuo. Esto se presenta como una emoción o «gusto» interior que brota del sujeto, desde su propia esencia o naturaleza, y que expresa agrado o desagrado ante las acciones. Este sentimiento moral se basa en dos principios: la utilidad y la simpatía. La utilidad depende de la expectativa del placer que una acción puede ocasionar; así, aquellas acciones que más placer podamos prever que van a procurar las tenderemos a calificar como buenas. Una parte de la calificación se basará en criterios pragmáticos. La simpatía se define como la inclinación que todos los seres humanos poseen a participar de los sentimientos y de las inclinaciones de los otros seres humanos, y que nos lleva a obrar moralmente buscando la felicidad del otro.
Kant: El Problema de la Realidad
Dado el antagonismo surgido entre el Racionalismo y el Empirismo, Immanuel Kant considera necesario hacer una crítica de la Razón. Para ello, propone un estudio y análisis de la Razón Pura, de nuestra capacidad de conocer, en su obra Crítica de la Razón Pura.
Se cuestionará primero cómo es posible la ciencia, pues para Kant este es un conocimiento seguro y, a partir de él, podremos establecer qué condiciones debe tener cualquier otro conocimiento que quiera también ser cierto. Las condiciones que hacen posible los juicios científicos son dos: empíricas y trascendentales o a priori, siendo las segundas las que deberemos estudiar. A su vez, se clasificarán todos los posibles tipos de juicios para analizar cuáles son aquellos que se emplean en la ciencia y conocer cómo son posibles.
Los juicios pueden ser analíticos o sintéticos. Si hace falta la experiencia para conocer su verdad, los juicios serán a posteriori; si no es necesaria, serán a priori. Para Kant, los juicios científicos son sintéticos a priori, que son extensivos, dan un nuevo conocimiento, pero su verdad no depende de la experiencia. Por ello, estudiará cuáles son las condiciones trascendentales de la razón que posibilitan la realización de dichos juicios, y para ello analizará las tres facultades de la razón: sensibilidad, entendimiento y razón.
Kant estudia la sensibilidad como la capacidad de percibir de forma pasiva; sus condiciones trascendentales son las intuiciones puras: el espacio y el tiempo. El entendimiento es la capacidad de pensar lo percibido de forma activa; las condiciones trascendentales que hacen posible comprender lo percibido mediante el entendimiento son los conceptos puros o categorías del entendimiento. La razón es la capacidad de unificar los juicios del entendimiento haciendo teorías cada vez más generales.
Rousseau: El Problema del Ser Humano
Según Jean-Jacques Rousseau, hay una diferencia entre el hombre natural y el hombre social. El hombre natural es aquel que vive en el estado de naturaleza, una época histórica que permite a Rousseau desarrollar la idea del mito del buen salvaje. El hombre en estado de naturaleza, antes de convivir en sociedad, era bueno y feliz, independiente en relación con otros hombres y con un egoísmo no negativo. El buen salvaje tenía un sano amor hacia sí mismo que no implicaba buscar el mal de los otros, hacia los que sentía compasión. En este estado, el ser humano mantenía sentimientos puros.
Este estado se enfrenta al hombre social, aquel que vive en un estado de sociedad o estado cultural. En este estado, el hombre no es un ser feliz y bueno, sino que está siendo llevado por un egoísmo malsano. Así, la cultura y el progreso no han hecho al ser humano más feliz y bueno, sino que lo han hecho más desigual, injusto y profundamente infeliz.
Santo Tomás de Aquino: La Existencia de Dios
Santo Tomás de Aquino propone cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Estas son demostraciones a posteriori que siguen cuatro pasos: constatación de un hecho de experiencia, aplicación del principio de causalidad, afirmación de la imposibilidad de una regresión infinita de causas (debiendo haber una causa primera) y afirmación de la existencia de Dios.
- Primera vía: parte del movimiento de los seres para afirmar la existencia de Dios como primer motor inmóvil.
- Segunda vía: parte de la existencia de causas causadas para demostrar la de Dios como primera causa incausada.
- Tercera vía: parte de la existencia de seres contingentes para afirmar la de Dios como ser necesario.
- Cuarta vía: parte de la existencia en los seres de distintos grados de perfección para afirmar la de Dios como ser perfectísimo.
- Quinta vía: parte del orden y finalidad en el comportamiento de los seres naturales para afirmar la existencia de Dios como inteligencia ordenadora.
Santo Tomás de Aquino: El Problema Moral
Santo Tomás defiende una concepción teológica del ser humano según la cual, con el desarrollo perfecto de nuestra alma, conseguimos la felicidad. Afirma la existencia de la ley natural, la forma moral en que Dios ha impuesto en el alma humana la ley eterna respetando su libertad. La ley natural tiene varios preceptos que se fundamentan en uno: el deber de desarrollar la esencia humana realizando el bien y evitando el mal. De este se derivan tres preceptos primeros en relación con el desarrollo de las facultades del alma:
- El deber de conservar la vida, que desarrolla la facultad vegetativa.
- El deber de procrear y educar a los hijos, que desarrolla la facultad sensitiva.
- El deber de respetar la justicia social y de buscar la verdad, desarrollando así la facultad racional.
Los preceptos de la ley natural son evidentes (todos podemos conocerlos por estar en nuestra alma), universales (válidos igualmente para todos los seres humanos) e inmutables (no cambian nunca por estar implícitos en la esencia humana). Los seres humanos tienen una capacidad natural para descubrir y tender al cumplimiento de la ley natural de forma espontánea, denominada sindéresis. A través de la conciencia, podemos deducir de estos preceptos generales unos preceptos secundarios, concretos para las distintas situaciones cotidianas.
Santo Tomás de Aquino: La Sociedad
El alma humana tiene tres facultades que solo pueden desarrollarse correctamente en sociedad, por lo que el hombre es, para Santo Tomás, un ser social por naturaleza. Este desarrollo se realiza siguiendo la Ley Natural dada por Dios. Pero los preceptos de la ley natural son demasiado generales y deben ser concretados mediante la ley positiva, las leyes que rigen una sociedad concreta. Las leyes positivas son convencionales y deben ser una prolongación de la ley natural y respetarla, ya que, si no es así, serán injustas y existe el derecho a desobedecerlas. La búsqueda de la justicia es el punto de unión entre la moral y el derecho. Las mejores formas de gobierno para Santo Tomás son la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia, siempre que respeten la ley natural al hacer sus leyes positivas.