Conceptos Fundamentales en la Filosofía de Immanuel Kant
Juicio Analítico
Se refiere a aquel juicio del conocimiento en el que el predicado de la oración está incluido en el significado del sujeto. Por lo tanto, no aporta ningún conocimiento nuevo y resulta lógicamente verdadero, basándose en el principio de no contradicción. Esto hace que sus contrarios sean imposibles. Kant afirma que son los juicios que se conciben bajo la idea de identidad.
Ejemplo: Todos los cuerpos son extensos.
Juicio Sintético
Es el juicio en que lo expresado en el predicado no está contenido en el sujeto y, por tanto, mediante ese enlace se amplía el conocimiento. La nueva verdad contenida en ese juicio está basada en la experiencia. Kant afirma que son los juicios que se conciben sin identidad y también los denomina juicios extensivos.
Ejemplo: Todos los cuerpos son pesados.
Juicio Sintético a Priori
Es un juicio sintético, es decir, extensivo y basado en la experiencia, que ha sido elaborado de tal forma que el vínculo que se establece entre el sujeto y el predicado resulta ser universal y necesario. Un juicio sintético a priori expresa que el ser humano ha descubierto que en la Naturaleza se dan hechos, acontecimientos y relaciones que se pueden expresar de una manera universal y necesaria (porque efectivamente ocurren así, al menos para la sensibilidad y el conocimiento humanos).
La aparente contradicción que puede darse en este tipo de juicios (ser sintético y ser a priori a la vez), Kant la justifica analizando las condiciones lógicas y trascendentales que deben darse en el conocimiento. Todos los juicios que son los principios de las ciencias (axiomas) han de ser sintéticos (pues amplían conocimiento y se apoyan en la experiencia) y a priori (estar constituidos bajo unas condiciones lógicas que hagan necesaria su vinculación). De este modo, los principios de las ciencias son conjunta y simultáneamente necesarios y universales, pero con validez en la aplicación particular de la experiencia.
Ideas
Son el objeto de la razón; es decir, aquellas representaciones que no se corresponden a nada sensible o basado en la experiencia. Las ideas son provocadas en la razón por el incontrolado deseo que ésta tiene de alcanzar lo incondicionado y lo absoluto. Puesto que la razón, que no está sujeta a la experiencia, puede activar las funciones del entendimiento, hace que éste ejerza su facultad de juzgar sobre objetos sólo ideados o concebidos meramente en el pensamiento, por lo que se incurre en la ilusión trascendental.
Las ideas han sido, históricamente, el asunto principal de la Metafísica, sobre todo en las doctrinas racionalistas que, como es sabido, parten de la aceptación acrítica de determinadas ideas innatas. Kant expone (y critica) en la Dialéctica trascendental tres ideas que han sido el soporte dialéctico de la metafísica tradicional: Alma, Mundo y Dios.
Giro Copernicano
Una de las figuras literarias más famosas en la filosofía kantiana, que pretende explicar, por medio de una analogía astronómica e histórica, que el enfoque en el análisis del conocimiento debe ser cambiado. Frente a la idea de que el sujeto es un elemento pasivo en el conocimiento y que los objetos son la única fuente de información, Kant propone que sea al contrario: el sujeto gira en torno a los objetos (como la Tierra gira en torno al Sol); el conocimiento que de ellos se adquiere es elaboración humana al aportar determinados condicionantes, que, evidentemente, son a priori. Además, eso mismo es la filosofía trascendental: lo que el ser humano puede llegar a conocer por medios totalmente a priori (es decir, por sí mismo).
Experiencia
Además de ser la línea divisoria entre ciencia y metafísica, la experiencia se elabora a partir de intuiciones sensibles (materia que afecta a los sentidos) a las que el sujeto que las recibe les imprime una forma espacio-temporal. Ésta última es propia y exclusiva del sujeto cognoscente y mediante la cual organiza y estructura el caos de las sensaciones. El resultado de esa síntesis entre el material externo y las formas a priori de la sensibilidad forman los fenómenos, que son el objeto de la experiencia.
La ciencia se basa en la experiencia; la Metafísica renuncia a ella. Es, por lo tanto, un elemento imprescindible en el criterio de verdad de la filosofía kantiana.
Fenómeno
Cuando el objeto del mundo exterior (que según Kant es una amalgama desordenada de datos sensibles) es ordenado bajo las condiciones estructurales o a priori (espacio y tiempo como condiciones a priori independientes del objeto y sin las cuales no es posible conocer nada), el objeto se nos revela como algo organizado, con sentido, con posibilidad de ser inteligible, y recibe el nombre de fenómeno.