Conceptos Fundamentales de la Filosofía de Aristóteles
Felicidad
Según Aristóteles, solo los sabios son verdaderamente felices. El vulgo y los más groseros consideran que la felicidad reside en los placeres del sexo y de la comida; los mejor dotados y más activos la identifican con los honores; los comerciantes, con la riqueza. Los seres humanos tienen facultades comunes con los animales, como comer y beber, pero poseen otras facultades, como pensar y querer, que les son propias. La auténtica felicidad consiste en el ejercicio de estas últimas facultades. El hombre necesita averiguar qué es el Bien para alcanzar la felicidad cumpliendo su deber. Puesto que la felicidad es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza las actividades que le son más propias y cuando las realiza de un modo perfecto. Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos. En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de virtudes y de las facultades intelectivas.
Causa
La causa es la acción capaz de producir algo, que llamamos efecto, o aquello que es la razón de que algo ocurra. En el ámbito filosófico, se la concibe como uno de los términos de una relación que explica la existencia de un término por la del otro. Según Aristóteles, cualquier cambio de la naturaleza se explica respondiendo a la pregunta «¿por qué ha sucedido dicho cambio?». Las cuatro maneras fundamentales de responder tienen en cuenta la materia, la forma, el agente y la finalidad. Para Aristóteles, nada ocurre en la naturaleza por azar: nada es “casual” sino “causal”. Todo lo que se mueve o cambia es movido o cambiado por otra cosa.
Aristóteles distingue cuatro tipos de causas:
- Materia: Aquello de lo que está hecho algo.
- Forma: Aquello que hace que una cosa sea tal cosa y no otra. Es la esencia.
- Agente: El productor de la cosa.
- Final: Aquello que mueve al agente a actuar, el fin por el que se hace algo.
Sociedad
El hombre es, por naturaleza, un animal social y un ser político que vive en la polis. El ser humano necesita de lo social para satisfacer sus necesidades y para realizar sus funciones propias. La vida que prefiere el hombre es la de la comunidad. El carácter social del hombre se manifiesta en la posesión de una facultad exclusiva del ser humano: el lenguaje. Cualquier tipo de asociación o comunidad entre hombres es natural y no, como pensaban los sofistas, fruto de un acuerdo.
Sustancia
Aristóteles, al criticar la teoría de las ideas de Platón, concluye que no existe el mundo platónico de las ideas como entidades separadas de las cosas. No hay más mundo que este, el de las cosas. Y las cosas, no las ideas, son lo verdaderamente real. Emplea el término “sustancia” para designar al ser real, al concreto existente. Es el individuo, y no la idea, a lo que debemos llamar “ser” o “sustancia”. Se puede ser de varias maneras: como sustancia o como accidente de una sustancia. Las categorías del modo de ser son diez: la esencia o sustancia y nueve accidentes (cantidad, cualidad, relación, acción, pasión, estado, posición, tiempo y lugar). Estas categorías permiten una clasificación de todo cuanto existe. Aristóteles distingue entre sustancia primaria (el individuo concreto) y sustancia secundaria (la especie y el género). Para Aristóteles, no existe la forma sin materia, como pretendía Platón.
Naturaleza
La naturaleza es el principio intrínseco de movimiento y reposo de los seres naturales. Aristóteles define la naturaleza como «la esencia de los seres que poseen en sí mismos y en cuanto tales el principio de su movimiento» y también como «el principio y causa del movimiento y de reposo en la cosa en que ella se halla, inmediatamente, por sí misma y no por accidente». Con estas afirmaciones quiere indicar, al menos, lo siguiente: la naturaleza se identifica con el ser propio de las cosas, con su esencia; pero de las cosas capaces de cambiar a partir de sí mismas. La naturaleza no solo determina el tipo posible de movimientos de un objeto, sino también el tipo de reposo que le conviene (por ejemplo, a la piedra le corresponde estar quieta en el suelo y ello en virtud de su naturaleza).
Aristóteles distingue tres tipos de causas o principios en la existencia, movimiento y posesión de uno u otro rasgo, propiedad o característica de los seres:
- Por azar: Algo puede existir y ocurrir como consecuencia del azar, como los llamados seres deformes o «monstruos de la naturaleza», o la piedra que cae y que accidentalmente rompe una rama.
- Por arte o técnica: Como ocurre con cualquiera de nuestras máquinas y las cosas que ellas hacen.
- Por naturaleza: Como los cuatro elementos, las plantas, los animales (incluido el hombre) y sus partes.
Potencia y Acto
Parménides, al trabajar solo con los conceptos de “ser” y “no ser”, concluyó que no es posible comprender el movimiento o cambio y, por tanto, lo consideró como algo imposible. Aristóteles utiliza un tercer concepto entre el “ser” y el “no ser”: el “poder ser”. Por ejemplo, una semilla y una piedra “son” lo que son (semilla y piedra) y “no son” árbol. Pero ese “no ser árbol” no es del mismo tipo en la semilla y en la piedra: la semilla no es árbol, pero puede serlo; la piedra no es árbol ni puede serlo. Algo hay en la semilla que no existe en la piedra: su “poder ser” árbol. Así que, en todo ser hay “lo que ya es” ese ser, el acto; y su “poder llegar a ser” lo que todavía no es, la potencia. Así, todo cambio se efectúa del ser en potencia al ser en acto.