Conceptos Fundamentales del Pensamiento Kantiano: A Priori, A Posteriori y Más

A Priori y A Posteriori

A Priori: (matemáticas, intuición, razonamiento divino) Cabe destacar que da la distinción entre el conocimiento empírico y el puro. Por a priori se entiende a aquel factor muy importante cuando se habla del pensamiento de Kant. En este a priori se da la explicación de la universalidad de cierta cosa en el proceso de pensamiento y conocimiento que ejerce la razón. El a priori, también, conforma una propiedad en la razón humana que se forma a partir de la experiencia, sin derivar ni depender de ella. Es por ello que no se le considera (al a priori) un abstracto, sino que, a pesar de que no tenga contenido alguno, se le considera como un carácter necesario y universal que responde a la razón y experiencia.

A Posteriori

A Posteriori: (sensaciones, empírico, mesa, perro, imperativo hipotético): Aquello que tiene como fundamento la experiencia o que se obtiene de ella. Lo “a priori” y “a posteriori” no se limita al tema del conocimiento, también está presente en la ética kantiana. En general, “a priori” es lo que no tiene su origen ni mediato ni inmediato en la experiencia, y “a posteriori” es lo que tiene un origen empírico, pues descansa en la experiencia, y en último término en la percepción.

Nóumenos y Fenómenos

Nóumenos: Las cosas en sí mismas, fuera de su relación con nuestro modo de intuirlas o percibirlas; no son objeto de nuestros sentidos, ni por lo tanto de nuestro conocimiento. Para Kant no cabe un conocimiento de la realidad nouménica, pero es posible acceder a dicha realidad mediante la experiencia moral; por ejemplo, aunque sólo podemos conocernos a nosotros mismos como seres sometidos a la causalidad dominante en el ámbito de los fenómenos –es decir, como no libres–, tenemos que pensarnos también como libres si queremos aceptar la posibilidad de una conducta sometida a imperativos categóricos, –es decir, una conducta moral.

Fenómenos: Constituyen el objeto de nuestro conocimiento; no son las cosas en sí mismas, sino sólo tal y como a nosotros se nos presentan, las cosas ya sometidas a la estructura de nuestras facultades cognoscitivas: al tiempo y el espacio como formas a priori de la sensibilidad y a las categorías del entendimiento. Son fenómenos psíquicos todo aquello que se da a la sensibilidad o percepción interna (sentimientos, actos de voluntad, recuerdos, pensamientos, en suma, nuestra vida psíquica no interpretada en términos metafísicos, es decir, no interpretada en términos de propiedades del alma); son fenómenos físicos todas las cosas que se ofrecen a la percepción o sensibilidad externa (plantas, seres inertes, animales, …).

Voluntad y Buena Voluntad

Voluntad: Facultad gracias a la cual podemos determinarnos (podemos determinar nuestra conducta) en virtud de principios. Es el “motor de la acción”.

Buena Voluntad: La voluntad que es buena en sí misma, que es buena no porque gracias a su actuación el sujeto pueda alcanzar un determinado fin, sino porque actúa exclusivamente por deber. Y ello aunque luego las acciones que el sujeto hace puedan verse truncadas en su intención, o puedan tener consecuencias no queridas por el sujeto e incluso contrarias a la felicidad de los demás. La buena voluntad es la que interviene cuando queremos hacer el deber por el deber.

Experiencia Moral y Máximas

Experiencia Moral: Supone un desprendimiento temporal de nuestros objetivos, metas, intereses a materializarse en un contexto social, un desprendimiento de nuestras inclinaciones, gustos, etc., asentadas en un contexto particular.

Máximas: Son los principios prácticos subjetivos que describen el modo de conducirnos dadas tales y cuales circunstancias. Las máximas de conducta pueden ser buenas o malas. Según Kant, son máximas malas aquellas que no pueden universalizarse; por ejemplo, la máxima de conducta «cuando en un examen necesito copiar porque no recuerdo las respuestas verdaderas, copio» no puede universalizarse, pues en tal caso el examen carecería de sentido, luego la máxima es mala.

Imperativos y Ley Moral

Imperativos Hipotéticos: Son los imperativos que prescriben una acción como buena porque dicha acción es necesaria para conseguir algún propósito. Los imperativos hipotéticos (al igual que los juicios sintéticos a posteriori) son particulares y contingentes: los de la habilidad no mandan de forma universal, ya que no todo el mundo tiene los mismos fines; los de la prudencia tienen un carácter más universal, puesto que se refieren a la felicidad, algo a lo que todos aspiran, pero en sentido estricto tampoco son universales ni necesarios.

Ley Moral: Es una máxima o principio de acción digno de universalizarse, es decir, una máxima que al ser pensada como válida tanto para mí como para los demás como ley universal, es aceptable.

Imperativo Categórico y Autonomía de la Voluntad

Imperativo Categórico: Mandato con carácter universal y necesario: prescribe una acción como buena de forma incondicionada, manda algo por la propia bondad de la acción, independientemente de lo que con ella se pueda conseguir. Declara la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún propósito extrínseco. Para Kant, sólo este tipo de imperativo es propiamente un imperativo de la moralidad.

Autonomía de la Voluntad: Llamamos autónomo a un sujeto cuando se da a sí mismo sus propias leyes y es capaz de cumplirlas. La autonomía de la voluntad describe la circunstancia de que cuando un sujeto se comporta moralmente, él mismo se da las leyes a las que se somete, pues dichas leyes tienen su origen en la naturaleza de su propia razón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *