Conocimiento y política en Platón y Santo Tomás

Conocimiento Platón

Para Platón Conocer es Recordar (Teoría de la Anamnesis / Reminiscencia). Conocer algo es recordar algo que nuestra alma ya sabía pero olvidó. Entrenamiento al unirse al cuerpo (dualismo antropológico). Esta, antes de unirse con el cuerpo, gozaba de la contemplación de las ideas y al encarnarse (por el trauma que supone), olvidó todo lo que sabía. El esfuerzo de conocer sería un esfuerzo por recordar toda la sabiduría perdida, esto solo es posible mediante la dialéctica que nos permitirá conocer / recordar las ideas directamente. Es decir, hay un mundo de las ideas que nuestro alma ya ha contemplado pero lo ha olvidado. Las ideas que aprendemos ya están dentro de nosotros, por ello el aprendizaje consiste en desvelar lo que está oculto, en despertar lo dormido.

Esta comprensión del conocimiento como recuerdo implica la idea de la inmortalidad o preexistencia del alma. El alma es la parte del ser humano que interviene en el conocimiento y existe desde siempre, al igual que las ideas.

Platón expone en su Teoría de las Ideas que consiste en un dualismo ontológico (mundo sensible/inteligible) ayudándose de la llamada alegoría de la Caverna y Símil de la Línea, estos sirven para recrear el innatismo de las ideas propio de su idealismo y afirman la existencia de dos tipos de conocimiento (Doxa y Episteme).

Existe el mundo sensible, el cual podemos experimentar mediante los sentidos compuesto por cosas materiales, cambiantes, el cual da lugar a un conocimiento de opinión (doxa). Este mundo es el mundo de lo que hablaba Heráclito, lo cambiante, lo que se mueve, que incluye lo plural y perecedero.

– Existe otro tipo de realidad, un mundo inteligible, que va más allá de lo que perciben nuestros sentidos y que está construido por ideas, realidades inmateriales e inmutables que solo se pueden conocer mediante la razón y que posibilitan un saber universal y permanente.

Este mundo posee las características del ser de Parménides.

Entre estos dos mundos, aunque separados, existe una relación de participación (methexis) e imitación (mímesis).

– El mundo sensible participa del mundo inteligible, de modo que las cosas son lo que son, tienen una cierta esencia unitaria y reconocible porque participan de las ideas. Hay ideas de todo cuanto existe en el mundo sensible y cambiante. El ser humano es ser humano porque participa de la idea de ser humano, un caballo negro lo es porque participa de las ideas de caballo y de negrura. Esta relación no afecta a las ideas, de tal modo que cuando las cosas materiales participan de ellas no las alteran, permanecen inmutables e idénticas a sí mismas.

– El mundo material imita al mundo de las ideas. Las cosas que percibimos no son sino copias de aquellas, menos perfectas, sometidas al cambio y la pluralidad. Los seres materiales imitan las ideas de la misma manera que una sombra imita imperfectamente la figura del cuerpo que la proyecta.

Las ideas, pues, que son esencias o formas y se encuentran separadas de las cosas y estructuradas jerárquicamente poseen las siguientes características: Son Eternas. Inmutables, Únicas, Inteligibles, Perfectas y causas y modelos de lo sensible y alcanzar su contemplación a través de la dialéctica filosófica es lo que permitirá el conocimiento.

Política Platón

Platón se encuentra entre los filósofos que rechazaron la democracia como mejor sistema político posible.

Esta crítica parte de qué democracia significa gobierno por el demos. Demos en griego clásico significa tanto pueblo como muchedumbre. Por lo que la democracia sería el gobierno de la muchedumbre. Para realizar esta crítica utiliza la analogía del oficio.

Para tomar decisiones políticas se requiere juicio y arte. Por eso Platón pide que la política esté en manos de los expertos. El estado, gobernado por inexpertos terminará muy mal.

Platón no se decantó por ningún sistema político ya existente Reflexionando sobre cuál sería el sistema que más se acercase a los individuos, al bien y a la justicia planteó la primera utopía social de occidente.

Para Platón debe haber una correlación entre el alma y el Estado. Es decir, el estado de los seres humanos debe estar estructurado como el alma de los seres humanos. Para ello se dividirá el Estado en tres partes o clases sociales:

– Productores: dedicados a la actividad económica, a la producción de bienes. Serían los campesinos, artesanos, mercaderes… Son la clase más numerosa. Su virtud principal sería la moderación que es la que regula los deseos del alma concupiscible. Deben usar los bienes que producen con medida ya que deben pensar en la comunidad en su conjunto.

– Guardianes: grupo menos numeroso, son aquellos que velan por la seguridad (policías y soldados). Deben cultivar la virtud de la valentía en ellos predomina el alma irascible.

– Filósofos: el grupo más reducido pero más importante , serán los dedicados al gobierno de la polis. Deben ser educados en la virtud de la sabiduría, propia de su alma racional. Ellos conocerán el Bien y la Justicia en sí mismos por lo que podrán tomar las decisiones buenas y justas que la polis necesite , pensando en el bien de la ciudad y no en los intereses particulares y egoístas.

En este Estado cada persona debe dedicarse a la función o tarea que le es propia. la justicia se alcanzará cuando cada uno de los grupos sociales realice su función.

El gobierno debe ser para los que saben. Platón considera, al igual que su maestro, que hay una identificación entre el saber teórico y el práctico. Esto se muestra igual en política: los sabios, a través del conocimiento, serán los mejores para gobernar. Aquellos que saben y conocen las ideas de Bien y Justicia son capaces de entender las normas que llevan a una sociedad basada en estas ideas. En Platón los sabios son personas de ciencia y de estado.

Platón defiende una forma de gobierno que podríamos llamar monarquía, aristocracia o incluso tiranía benevolente. Posteriormente, Platón suavizó sus teorías, puede que sea por sus fracasos a la hora de aplicar el Estado Ideal, Platón se volvió más realista. Sustituyó el gobierno de los sabios por el gobierno de las leyes y el sometimiento estricto del gobierno a las leyes

Dios Santo Tomás

Para Santo Tomás y frente a Agustín es necesario demostrar la existencia de Dios porque no se trata de una idea innata. Se tratará de una demostración a posteriori, que parte de las cosas del mundo y no a priori como el argumento ontológico de San Anselmo que parte de una definición.

Teniendo en cuenta los conceptos que Aquino hereda de Aristóteles, éste puede decir ya algunas cosas acerca de su naturaleza. La primera es que existe una radical diferencia entre Dios y el resto de los seres: Dios es el ser necesario, Dios es, no se puede identificar a Dios con la potencia, Dios

es acto puro. La esencia de Dios consiste en existir. Dios es el único ser en cuya esencia está su existencia. El universo todo, en cambio, es creado, podría no existir, si así Dios lo hubiera querido. Hay, por lo tanto, una necesidad de la divinidad y una contingencia de la Creación.

Así pues, para probar la existencia de Dios, Santo Tomás ideó unas demostraciones a las que denominó vías. Todas ellas tienen la misma estructura:

– Se parte de una evidencia procedente de los sentidos, por ejemplo: las cosas se mueven.

– Se aplica el principio de causalidad, por ejemplo: lo que se mueve es movido por otro.

– De acuerdo con la teoría aristotélica, se rechaza incurrir en una cadena infinita de causas.

– Por lo tanto, la conclusión es que Dios existe.

Las cinco vías son las siguientes:

Vía del movimiento

Las cosas están en movimiento. Y todo lo que se mueve requiere de algo que lo ponga en marcha. Un motor concreto cualquiera ha sido, a su vez, puesto en marcha por otra cosa. Como no puede haber una secuencia infinita de motores, es necesario pensar que existe un primer motor que mueve y que a su vez no esté en movimiento. Este primer motor inmóvil –como lo llamó Aristóteles – es Dios.

Vía de la causa eficiente

Todos los seres existentes tienen una causa eficiente que los ha creado. Como nada puede generarse a sí mismo, siempre se requiere de una causa externa. Sin embargo, es absurdo pensar que hay una secuencia infinita de causas. Por tanto, es necesario concluir que existe una primera causa que, a su vez, no ha sido causada. Esta causa no causada es Dios.

Vía del ser necesario

Todas las cosas y todos los acontecimientos del mundo son contingentes y accidentales, es decir, tan pronto pueden estar como no estar, ya que son perecederos. Por lo tanto, su existencia depende de algo exterior a ellos, depende de otro ser. Es impensable que todos los seres, uno detrás de otro, sean contingentes; ha de existir una realidad que tenga en sí misma la razón de su existencia. Ha de existir un ser necesario, que sería Dios.

Vía del ser supremo (o de los grados de perfección)

Comprobamos cómo en las cosas se dan algunas perfecciones, como la bondad o la verdad, en mayor o menor grado. El mayor o menor grado de una perfección se dice de cosas diferentes, en la medida en que se aproximan de distinta manera a la perfección en grado sumo. Es necesario que haya un punto de referencia de máxima perfección que nos permita comparar. Este ser supremo o máximamente perfecto es Dios.

Vía del orden del universo (o del gobierno del mundo)

Observamos un orden o una finalidad en el universo, pues incluso los seres que carecen de inteligencia están orientados a un fin; por ejemplo, la araña emplea la tela para cazar, y la lluvia alimenta a las plantas y los animales. Pero todo lo que está ordenado a un fin ha de tener su causa en alguien que sea inteligente. Estas tendencias de los seres de capacidades limitadas hacia ciertas finalidades han debido ser dictadas por un ser inteligente y director de todo el universo. Ese ser es Dios

Conocimiento Santo Tomás

Santo Tomás pertenece a la corriente Escolástica (Siglo XII) que se desarrolla en paralelo al desarrollo de las grandes Universidades Europeas y se centra en la recuperación de Aristóteles y su síntesis con el cristianismo a través de las traducciones y estudios sobre este autor que hicieron árabes y judíos.

Para Santo Tomás existe cierta compatibilidad entre Razón y Fe aunque hay autonomía e independencia de las dos disciplinas. La Filosofía se encarga de la observación empírica del mundo que nos rodea. Sus verdades llamadas verdades naturales provienen de la observación y la experiencia. Hay una Teología Natural que es una parte de la Filosofía que se ocupa de cuestiones teológicas como la existencia de Dios.

La Teología dogmática trabaja con las verdades reveladas. La filosofía hace más comprensibles algunas verdades o dogmas de la fe pero no la sustituye. La teología puede tomar de la Filosofía el uso de las proposiciones y argumentos y los datos para esclarecer la Fe.

La verdad última teológica es inalcanzable para la filosofía. La fe ayuda a perfeccionar la razón.

Tal como Aristóteles Santo Tomás es empirista. No hay ideas innatas en la mente. La mente es una Tábula rasa. Todas las Ideas se formas por abstracción de sensaciones. Incluso la Demostración de la existencia de Dios debe partir de los datos sensibles.

Para Santo Tomás hay dos tipos básicos de conocimiento. Un conocimiento sensible que nace de los sentidos y ayudan a crear una Imagen o Fantasma a través del entendimiento agente y un Conocimiento Intelectual en el que el Entendimiento pasivo realiza una abstracción de lo sensible que da lugar a los conceptos universales.

El problema de los Universales es un gran problema en el contexto de la Filosofía Medieval. Tanto Platón como Aristóteles trataron el tema desde diferentes perspectivas, una idealista y otra realista. El Realismo afirma que los universales existen de manera independiente a la mente. El Realismo es moderado (aristotélico) si aceptamos que esos universales están en las cosas y lo llamamos exagerado si decimos que es independiente de las cosas o realidades sensibles. Los Nominalistas, en cambio, niegan la existencia de los universales a los que apenas consideran términos abstractos que por convención usamos para referirnos a objetos concretos. Son apenas nombres.

Santo Tomás propone una solución intermedia. Tal como los Realistas exagerados propone que hay formas o ideas universales que están en la Mente de Dios y tal como los Realistas moderados afirma que estas ideas que dan origen a los universales se captan mediante un proceso de abstracción que da lugar a los conceptos.

Santo Tomás modifica la metafísica Aristotélica introduciendo la diferencia entre esencia y existencia que será especialmente importante en la filosofía futura. Esencia es aquello que define la entidad que está compuesta por materia y forma y además se identifica con la potencia. Existencia es aquello que se refiere al hecho de existir, a darse en el mundo y se identifica con el Acto. Además nuestro autor diferencia entre lo Contingente que se refiere a aquellas realidades que existen pero podrían no existir. Su existencia no pertenece necesariamente a su esencia y Lo Necesario, que se refiere a aquello que no puede no existir como es el caso de Dios cuya esencia es su existencia y es Acto puro. Estos dos nuevos pares de conceptos serán fundamentales para determinar la naturaleza de Dios.

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