Contexto Cultural
En el siglo XIII, la sociedad estaba influenciada por el feudalismo y la estructura estamental. Sin embargo, las ciudades experimentaron un renacimiento, creciendo en población y fundándose nuevas. Los habitantes de estas ciudades lograron acuerdos con señores feudales, reyes y el clero para desarrollar sus propias leyes e instituciones urbanas. Se consiguieron derechos y libertades, tribunales propios, legislación penal y autonomía política a través de concejos o ayuntamientos.
Destacando en este período cultural, surgieron las universidades, originadas de las escuelas catedralicias. La Universidad, en su inicio, era más democrática y se formó como una asociación de profesores y estudiantes. Las más famosas fueron las de París y Oxford. La literatura vernácula también comenzó a desarrollarse.
La burguesía emergente dio lugar a nuevas formas de religiosidad, dando origen a las órdenes mendicantes como los franciscanos y dominicos. Estas órdenes surgieron en respuesta a la corrupción en la Iglesia y las herejías sociales, abordados de manera práctica y teórica respectivamente.
En el ámbito cultural, el arte gótico y las catedrales fueron elementos destacados. El arte gótico representó un avance hacia el naturalismo. Las catedrales góticas simbolizaron la riqueza del poder religioso y real, siendo fenómenos arquitectónicos urbanos que integran lo espiritual con lo natural, y lo eclesial con lo social. La altura de las catedrales representaba espiritualidad, mientras que su luminosidad simbolizaba comunicabilidad, lograda a través de vidrieras y columnas.
En resumen, el siglo XIII fue testigo de un cambio cultural significativo con el surgimiento de universidades, nuevas formas de religiosidad, desarrollo literario y avances en el arte gótico, especialmente manifestados en las imponentes catedrales.
Contexto Filosófico
La escolástica cristiana medieval, del siglo XI al XV, planteó el desafío de conciliar la razón y la fe. Tomás de Aquino vivió en esta época y destacó en este debate. En ese contexto, la filosofía de Agustín de Hipona, influido por la filosofía neoplatónica y su confrontación con el maniqueísmo, marcó pautas importantes. Agustín argumentó que el mal es la ausencia de bien y que el libre albedrío implica elegir el bien para acercarse a Dios. Su pensamiento influyó en la idea de que la fe y la razón pueden coexistir, con la razón al servicio de la fe. Este enfoque contribuyó a la evolución del pensamiento medieval, especialmente en la relación entre la razón humana y la creencia religiosa.
En los siglos IX al XII, pensadores como Anselmo de Canterbury, agustiniano y platónico, desarrollaron la Escolástica. Anselmo propuso el Argumento Ontológico, que intenta probar la existencia de Dios a partir de la idea de Dios mismo. Según él, al pensar en un ser perfecto, se deduce que debe existir en la realidad y el pensamiento. La existencia real es más perfecta que la existencia sólo en el pensamiento. Aunque Tomás de Aquino rechazó este argumento, racionalistas como Descartes y Spinoza lo aceptaron, demostrando la complejidad de la relación entre la idea y la realidad en la filosofía ontológica.
El averroísmo latino, originado en la Universidad de París, adoptó las ideas de Aristóteles según las presentó Averroes. Sostenían que Dios no fue completamente libre al crear el mundo, que no conoce cosas individuales, y que el alma muere con el cuerpo. Estas creencias eran consideradas heterodoxas, y los averroístas se defendían aplicando la»doble verda», que lo verdadero según la razón no necesariamente lo era según la fe. Sigerio de Brabante fue un defensor destacado de esta corriente.
El aristotelismo de los dominicos, liderado por Alberto Magno y Tomás de Aquino, adaptó la filosofía de Aristóteles al cristianismo. Alberto Magno tradujo y clasificó los textos aristotélicos, mostrando aprecio por la naturaleza y defendiendo la esfericidad de la Tierra. Tomás de Aquino basó su pensamiento en Aristóteles, introduciéndose en la Edad Media. Su aristotelismo, adaptado al pensamiento cristiano, destaca por la síntesis entre cristianismo, neoplatonismo y aristotelismo. La originalidad de Aquino radica en su capacidad de integrar estas corrientes, aclarando posibles contradicciones. Su enfoque, llamado aristotelismo tomista, busca entender a Aristóteles desde la perspectiva cristiana.
Hildegarda de Bingen (1098-1179), monja alemana, tuvo visiones desde los 3 años. Abadesa a los 14, escribió sobre sus visiones, música religiosa y libros de medicina, como El libro de medicina compleja.
En conclusión, en un primer lugar la Iglesia rechazó el aristotelismo y prohibió algunas obras de Aristóteles. Tomás de Aquino logró una compatibilidad entre Aristóteles y la fe cristiana.