Contexto histórico, cultural y filosófico de Nietzsche

Contexto histórico

Contexto histórico

La vida de Nietzsche abarca un periodo de grandes procesos de transformación político-social. Enfrentamiento de tendencias contrapuestas, el liberalismo, el socialismo, el anarquismo… y empiezan a derrumbarse los ideales de la ilustración.

Alemania vive un proceso de tendencias expansionistas (espíritu alemán). Nietzsche siempre se manifestó crítico con ello. Nietzsche considera la democracia como el ascenso de los mediocres e impide el desarrollo de espíritus. En el último cuarto de siglo se va consolidando la segunda revolución industrial, descubrimiento de la electricidad y Alemania como gran potencia económica.

El movimiento nacionalista culminó gracias al unificador de Bismarck. Nietzsche fue uno de los adversarios de Alemania, por ello rechazó la nacionalidad alemana y adquirió la suiza.

Él defiende el individualismo y la heterogeneidad. El pensamiento nietzscheano se enmarca en una sociedad decadente.

Contexto cultural

Contexto cultural

El siglo XIX destaca innovaciones en todos los ámbitos. La ciencia aporta descubrimientos fundamentales, como la teoría de Darwin, las leyes de la genética de Mendel… Nietzsche critica a los científicos a los que considera siervos del poder.

En el terreno artístico, el siglo XIX es la época de múltiples tendencias y corrientes. En música, Verdi, Brahms o Wagner. Nietzsche veía en la música de Wagner la expresión de su pensamiento; Wagner expresaba la fuerza desatada y la voluntad de la vida del héroe. Posteriormente se produjo una evolución en el músico y empezó a componer óperas, lo que dio lugar al fin de la amistad entre ellos. Nietzsche acusó a Wagner de haberse convertido en alemán.

En pintura, el naturalismo y el impresionismo, y en literatura autores de gran importancia como Balzac o Zola.

Contexto filosófico

Contexto filosófico

Filosóficamente, la aparición de múltiples corrientes opuestas entre sí. Destaca el positivismo de Comte y las corrientes materialistas. A la vez surge el Neokantismo o la neoescolástica.

Junto con Nietzsche, Freud pone en cuestión el concepto de sujeto; Marx remueve la estructura socioeconómica, Darwin cuestiona el esencialismo clásico y sirve de base el vitalismo biologicista.

Podemos situar a Nietzsche, Marx y Freud en la filosofía de la sospecha, ya que proponen un análisis de los conflictos derivados de la estructura de la sociedad y la cultura. Conflictos que son entendidos como síntomas que llevan a la sospecha de que las explicaciones que la sociedad moderna da de sí misma son formas de falsa conciencia que ocultan y deforman la realidad en beneficio de determinados intereses, posibilitando así su perpetuación. Descubrir unos mecanismos sociales que son la causa de los conflictos de la sociedad.

Este trabajo de desenmascaramiento de la sociedad y la cultura ofrece la posibilidad de conocer adecuadamente los conflictos.



Para poder relacionar la filosofía del autor con el texto, podemos partir de la construcción de Apolo y Dioniso.

Nietzsche considera el arte como el medio de penetrar en la realidad. Apolo simboliza el instinto figurativo, dios de la claridad, de la luz, de la medida, de la razón. Dionisos, en cambio, es el dios de lo caótico, de la noche del frenesí sexual, el dios de la música, en definitiva, Dionisos representa los valores de la vida. Lo apolíneo, según Nietzsche, es el principio que pone las cosas en su lugar, perfectamente ordenadas. Y lo dionisíaco es la embriaguez, elimina todo lo finito y es el gran espíritu vital.

Lo apolíneo se opone a lo dionisíaco, se expulsan y combaten mutuamente. Pero no pueden existir el uno sin el otro. Nietzsche busca la suprema unificación y compenetración de lo dionisíaco y lo apolíneo y lo encuentra en la tragedia ática. Esta es la representación apolínea de lo dionisíaco mismo, Apolo y Dionisos forman una ‘alianza fraternal’. Dionisos habla el lenguaje de Apolo y viceversa.

La tragedia clásica manifiesta lo más profundo de la existencia humana; muestra la oposición entre dos órdenes de valores: los de la vida y los de la razón. El modo de captación de la vida es la intuición. La vida, a través del arte, se logra su expresión.

Sócrates es el máximo responsable de la degradación de lo vital en el pueblo griego. Desde la racionalidad socrática muere la tragedia griega. Comienza la época de la razón. Sócrates instaura una nueva forma de sabiduría basada en la racionalidad extrema. Sócrates identifica la felicidad con la virtud, y la virtud con la sabiduría. Sócrates representa para Nietzsche la figura histórica de la ilustración helena, en la cual la existencia griega perdió su fondo vital. Lo considera como el negador de la esencia griega.

Platón no hace más que culminar la tarea iniciada por Sócrates. Según Nietzsche, el pensamiento filosófico occidental sucumbió a la tentación platónica de valorar negativamente el mundo sensible, considerando como realidad lo ideal, la inmovilidad, la estabilidad, lo intemporal…

Platón instauró el error dogmático más duradero y peligroso: el ‘bien en sí’ y el ‘espíritu puro’. La ontología considera el ser como algo fijo, inmutable.

El filósofo dogmático se dedica, según Nietzsche, a buscar, indagar, ‘especular’ por encima del movimiento del mundo.

Se esconde detrás del idealismo de Sócrates y de Platón el espíritu de decadencia, el odio a la vida y al mundo, el temor al instinto.

Nietzsche no perdona nada a la filosofía occidental, solo parece salvarse Heraclito. Así ataca los principales conceptos metafísicos, pone en tela de juicio aquellas categorías que significan el mayor obstáculo contra el devenir.

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