Contexto Histórico y Filosófico de Descartes: El Auge de la Razón

Contexto Histórico de Descartes

En Europa, Francia, Inglaterra y Holanda adquieren un poder emergente, mientras que las naciones principales del Renacimiento, Italia y España, comienzan a perderlo.

El siglo XVII fue un tiempo de inestabilidad y guerra entre los estados europeos, que rivalizaban en su expansionismo colonial. Fue un siglo de depresión y estancamiento, con frecuentes hambrunas y epidemias. Las monarquías absolutas sostenían cortes fastuosas y realizaban desorbitados gastos en actividades bélicas.

Continúa en auge el desarrollo de la burguesía y del capitalismo, que rivalizan con la nobleza en el campo político. La Guerra de los Treinta Años, en la que participó Descartes, fue un conflicto político: los obstáculos que las estructuras feudales oponían al desarrollo burgués capitalista hicieron que la nobleza usurpase más tierras a los campesinos y reinstaurara la servidumbre. Esta situación generó tensiones entre la clase feudal dominante y los burgueses y campesinos. En esta guerra, dos civilizaciones luchaban por imponerse: la feudal y católica, y la burguesa y protestante.

Los problemas religiosos también influyen en los estados absolutos: los países protestantes de Europa necesitan una autoridad que dé estabilidad a la reforma. Esto se logra dando al soberano la primacía sobre las nuevas iglesias. El soberano concentrará todos los poderes y ejercerá un poder absoluto apoyado en unos pocos a los que concede privilegios, riquezas y honores.

Es también la época de la Contrarreforma, la respuesta católica a la reforma protestante de Lutero. La Inquisición vuelve a atacar de modo violento para mantener la pureza doctrinal. Fue una lucha contra la libertad de pensamiento.

Contexto Cultural y Filosófico

El siglo XVII es el siglo del Barroco, pero Descartes representa el triunfo de las ideas renacentistas, que alcanzan con él su plena madurez intelectual y filosófica. Es la modernidad, que tiene las siguientes características:

  • Interés por el hombre

    Ya no se mantiene a Dios como objeto central de la filosofía ni como punto de partida. Por el contrario, se confía en las propias capacidades intelectuales, aunque los racionalistas recurren en último término a Dios como garantía de su conocimiento.

  • Autonomía absoluta de la razón

    La razón es la única fuente de conocimiento cierto, que no puede ser coartada ni limitada por ninguna fuerza exterior a ella misma. Esto es propio del absolutismo, una mentalidad, una actitud que hace que se crean los mejores, los únicos sabios, los que pueden todo. No es extraño que en esta época Descartes pretenda fundar una filosofía única, de valor universal, que fuera aceptada por todos.

    Tuvo que luchar contra las limitaciones a esta autonomía. Marchó a Holanda, donde se refugiaban los filósofos y librepensadores. A pesar de ello, le condenaron en las universidades de Utrecht y Leiden. Las universidades entran en decadencia, pues, controladas por protestantes o por católicos, obstaculizan la autonomía y la libertad de pensamiento, que encuentran su lugar en los lugares laicos de las academias y los salones. La Inquisición ocupó un lugar importante, y es posible que influyera en la tercera parte del “Discurso del Método” con respecto a la moral.

  • Búsqueda de un método que permitiera el descubrimiento de la verdad

    Francis Bacon publica en su “Novum Organum” un método experimental basado en la inducción. El “Discurso del Método” de Descartes aparece en 1637. Ambos coinciden en señalar que la escasez de conocimientos auténticos logrados por la humanidad en tantos siglos se debía a la falta de un método seguro. El método científico fue culminado por Galileo para las ciencias experimentales: combinó la observación y la razón matemática, dando lugar al método hipotético-deductivo.

Tras un par de siglos en los que Europa perdió su tradicional punto de apoyo sin encontrar uno nuevo que la sostuviera, no se necesitaban descubrimientos ocasionales, sino un nuevo criterio de verdad –que sustituyera a la autoridad eclesiástica, de Aristóteles y de la Iglesia– y un nuevo método que reemplazara al silogismo, que se volvía inútil, pues se fundamentaba en principios generales en los que el hombre había dejado de creer.

La duda cartesiana constituye el momento previo del método cartesiano. Desde el Renacimiento ha resurgido con fuerza la escuela escéptica, y un ambiente de duda y escepticismo se ha ido generalizando como consecuencia del derrumbamiento de todo el sistema científico y filosófico. El avance de la ciencia constituía algo esperanzador que facilitaba la salida del escepticismo en que se sumió el hombre del Renacimiento ante el vacío originado por el derrumbe de la escolástica.

No obstante, la duda cartesiana no es escéptica, pues Descartes considera falsos todos los conocimientos anteriores. La duda cartesiana es una exigencia de método, lo que hace que Descartes la considere metódica y considere provisionalmente falsos todos los saberes y los someta a una duda radical hasta que sean verificados por la propia razón.

  • Las matemáticas como modelo

    Los filósofos racionalistas fueron grandes matemáticos: Descartes creó la geometría analítica y Leibniz, con Newton, el cálculo infinitesimal. Las matemáticas atraían a Descartes por la certeza y evidencia de sus razones, que eran verdaderas con independencia de la experiencia, universales y necesarias. Las matemáticas son para Descartes el paradigma en la búsqueda de sus primeras verdades absolutamente ciertas que pudieran servirle de apoyo en la reconstrucción deductiva de la totalidad del edificio de la ciencia y de la filosofía.

Obra:

  • 1628: Reglas para la dirección del espíritu.
  • 1633: Tratado del mundo.
  • 1637: Discurso del método / Geometría.
  • 1641: Meditaciones de filosofía primera.
  • 1644: Principios de filosofía.
  • 1649: Las pasiones del alma.
  • 1664: Tratado del hombre.

Discurso del método:

Es el proceso deductivo que va desde la demostración de la sustancia pensante a la demostración de la sustancia extensa. El orden deductivo es importante. La única garantía de que el razonamiento del filósofo es correcto es que existe Dios.

Descartes se aferra a probar que la existencia es la garantía de imposibilidad de la duda hiperbólica. Nuestros razonamientos tienen el camino abierto hacia la verdad. Descartes distingue entre la razón, los sentimientos y la imaginación.

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