Contexto Histórico y Filosófico de Descartes: Un Análisis de su Epistemología

Descartes

1.- Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.

Comenzaremos hablando sobre el contexto histórico-cultural. Nos encontramos en una época marcada por la inseguridad y la confusión provocadas por la crisis que sufría el hombre del siglo XVII, ya que los viejos conocimientos habían dejado de ser válidos, y eran discutidos y cuestionados por los intelectuales de la época.

Dos causas fueron las principales causas de este malestar y confusión. La primera, la revolución científica que había desmontado las teorías que se habían mantenido durante siglos, como el geocentrismo, las teorías aristotélicas o el método escolástico, surgiendo así científicos como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton, que recuperan los ideales grecolatinos. Y la segunda, la pérdida de la unidad religiosa que provocó que la Europa cristiana se dividiera en dos bloques: católico y protestante; una división que fue causa de muchos conflictos durante varios siglos, como la Guerra de los 30 años (1618-1648), una guerra “de religión” en la que participó Descartes, aunque en realidad fuera un conflicto político.

Es también la época de la contrarreforma –la respuesta católica frente a la reforma protestante de Lutero, que provocó el cisma de Occidente–.

Además, se originó una crisis de orden feudal en todos los sentidos, dando lugar a la era moderna. Es un tiempo de inestabilidad y frecuentes guerras entre los estados europeos que rivalizan en su expansionismo colonial.

Por otro lado, continúa en auge el desarrollo del capitalismo y la burguesía que rivalizan con la nobleza en el campo político, generando tensiones entre ellos.

Continuando con el ámbito político, las monarquías absolutas sostuvieron cortes lujosas y realizaron enormes gastos en actividades bélicas, siendo Luis XIV el monarca absoluto del tiempo de Descartes. En Europa adquieren poder emergente Francia, Inglaterra y Holanda, y comienzan a perderlo las naciones principales del Renacimiento: Italia y España. Esta época estuvo envuelta en el ideal del antropocentrismo, situando al hombre como centro del universo y el humanismo, y propugnando el retorno a la cultura grecolatina.

Por último, podemos aludir a la obra teatral barroca “La vida es sueño” de Calderón de la Barca, en la que plantea la teoría de que todas las cosas son ilusorias, basándose en esto los planteamientos de algunos filósofos.


2b. y 2c.- Exposición de la temática y justificación desde la posición filosófica del autor.


El tema expuesto en este fragmento es la epistemología cartesiana.

Descartes se sitúa tras la caída de la escolástica, que genera una situación de escepticismo; de ahí aparece la preocupación por el método. Este filósofo inaugura la filosofía moderna llevando a cabo un giro copernicano, centrando ahora la filosofía en la epistemología.

Descartes distinguía dos modos de conocimiento: la intuición, que tiene por objeto las naturalezas simples captadas de manera inmediata, por lo que sin posibilidad de error, y la deducción, que se basa en naturalezas compuestas captadas de manera mediata, por lo que hay posibilidad de equivocación.

El proyecto de Descartes era: el método, que tenía la finalidad de buscar una verdad indubitable. Analizando las ventajas e inconvenientes de la lógica, el álgebra y la geometría, que eran las ciencias que más habían alcanzado los conocimientos ciertos y verdaderos; diseña su propio método. Descartes entendía por método: “unas reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente no tomarán nunca por verdadero lo que es falso, y alcanzarán, sin fatigarse con esfuerzos inútiles, sino acrecentando progresivamente su saber, el conocimiento verdadero de todo aquello de que sean capaces”. A continuación, resume las reglas de su método en cuatro. La primera, la evidencia, por la que no se debería admitir como verdadera alguna cosa sin conocerla con certeza, es decir, se debería conocer con claridad y distinción; por lo que era imposible dudar de ello. La segunda, el análisis, que consistía en dividir las dificultades en partes simples. La síntesis constituía la tercera regla, por la que se reconocía lo simple de lo complejo, y la enumeración, la cuarta, que consistía en una comprobación.

Posteriormente, se dispone a aplicar el método a la realidad a través de la duda metódica, introduciendo tres niveles de duda, de menor a mayor radicalidad escéptica. El primero es la falacia de los sentidos. Si sabemos que los sentidos nos engañan en ocasiones, ¿cómo sabemos que no lo hacen siempre? Este argumento afectaba a la perfección. El segundo es el argumento del sueño, la imposibilidad de distinguir entre el sueño y la vigilia. A veces los sueños nos muestran mundos de objetos con extremada viveza, y al despertar descubrimos que tales mundos no existen realmente. Por lo que, ¿cómo sé que mi vida no es un sueño? Este argumento afecta tanto a la perfección como a la realidad, excepto a las matemáticas. Y finalmente, el argumento del genio maligno: tal vez exista algún genio maligno empeñado en hacer que nos equivoquemos hasta en las matemáticas, es decir, la mente humana se equivoque por sistema.

A estas alturas, nada sería cierto y llegamos a una situación de duda universal. De esta solución sale una única verdad, el cógito (pienso, luego existo), que es la primera verdad indubitable, la primera sustancia (res cogitans) y constituye el criterio de verdad, ya que se percibe con toda claridad y distinción.

Pasamos ahora a desarrollar la metafísica cartesiana. El cógito, nuestra mente piensa ideas. Éstas, subjetivamente son todas verdaderas, y otras poseen un contenido objetivo. Además, Descartes se encuentra con el problema del solipsismo, la existencia del yo como pensante no parece implicar la existencia de otra realidad extramental. También hay que destacar que el término idea cambia respecto al de Platón. Para Platón, las ideas eran reales fuera de la mente, son la auténtica realidad, por tanto existían con independencia de las cosas, mientras que para Descartes no son reales fuera de la mente, son sólo representaciones mentales, existiendo sólo mientras las cosas son pensadas.

Descartes distingue tres tipos de ideas. Las ideas adventicias, las que “parecen” provenir de nuestra experiencia externa. En segundo lugar, las ideas facticias, las que construye la mente a partir de otras ideas. Y por último, existen, sin embargo, algunas ideas que no son ni adventicias ni facticias, las innatas que las posee en sí mismo el pensamiento.

Entre las ideas innatas, Descartes descubre la idea de infinito, que se apresura a identificar con la idea de perfección y a su vez, con la idea de Dios, que no es ni facticia ni adventicia. A partir de la idea de Dios, demuestra la existencia de Dios a través de dos argumentos de causalidad, el primero aplicado a la idea del ser perfecto y el segundo aplicado a la idea de yo y del argumento ontológico de Anselmo de Canterbury.

El argumento de causalidad aplicado a la idea del ser perfecto parte de que si el hombre posee la idea innata de ser perfecto; es así que esa idea no ha podido ser causada por un ser imperfecto; luego debe existir un ser perfecto que sea causa de la idea innata de perfección.

El segundo argumento aplicado a la idea de ser yo, parte de que yo soy un ser imperfecto y contingente; es así que es evidente que un ser tal no puede darse a sí mismo la existencia. Luego mi ser depende de un ser perfecto que me ha puesto en la existencia.

Y el argumento de Anselmo de Canterbury, que puede resumirse como sigue: “si aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado está en el pensamiento únicamente, aquello mismo, mayor que lo cual nada puede ser pensado, será algo mayor que lo cual es posible pensar algo. Por lo tanto, debe existir, tanto en el pensamiento como en la realidad, algo mayor que lo cual nada puede ser pensado. Este algo es Dios, luego Dios existe”.

A continuación, la existencia del mundo es demostrada a partir de la existencia de Dios: puesto que Dios (res infinita) existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe, luego el mundo (res extensa) existe.

Descartes niega que existan las cualidades secundarias, a pesar de que tenemos las ideas de los colores, los sabores, los sonidos. Dios sólo garantiza la existencia de un mundo formado por la extensión y el movimiento (cualidades primarias).

Tras lo anteriormente expuesto se comprende fácilmente que Descartes distinga tres ámbitos de la realidad: Dios o sustancia infinita, el yo o sustancia pensante (res cogitans) y los cuerpos o sustancia extensa (res extensa). Una sustancia es “toda cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir”.

El atributo correspondiente a la res cogitans es el pensamiento, correspondiéndole de modo: la afirmación, la negación, la duda… El atributo de la res infinita es la infinitud y no posee ningún modo, mientras que el atributo de la res extensa es la extensión y sus modos son: la longitud y la profundidad.

Atendiendo a la definición de sustancia, la única sustancia sólo sería Dios. A las otras dos las llama sustancia por su independencia relativa mutua, habiendo referencia al dualismo antropológico radical. La mente no necesita del cuerpo para existir y viceversa, siendo el objetivo último de Descartes salvaguardar la libertad, ya que la ciencia del mundo tenía una concepción determinista.

3)Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

Vamos a realizar la comparación con el empirismo, corriente rival del racionalismo, a través de Locke y Hume.

Respecto a Locke, realiza una crítica del innatismo, afectando al ámbito moral, a través de dos argumentos. El primero, referente a la presencia explícita, según el cual todos deberíamos estar de acuerdo sobre esas ideas innatas, por lo que existiría un consenso universal, pero no es así, ya que los niños y los tontos carecen por completo de tales principios. El segundo argumento, referente a la presencia explícita, supone que “el todo es mayor que cualquiera de sus partes”, por lo que se confunde la evidencia con lo innato.

Posteriormente distingue los tipos de ideas entre simples (de sensación y reflexión) e ideas complejas (de modos, relaciones y de sustancias). Se detendrá en la idea compleja de sustancia para analizarla, llegando a definirla como algo incognoscible, pero luego se contradeciría al afirmar la teoría de las tres sustancias de Descartes.

Ahora pasemos a Hume. Atendiendo a su epistemología, los contenidos mentales los divide en: las impresiones, que son datos inmediatos de la experiencia, siendo en ellas la mente pasiva, y las ideas, que son copias debilitadas de las impresiones, en las que la mente es activa.

A su vez, las ideas las asocia la mente a través de las leyes de asociación de ideas: la ley de semejanza, la ley de contigüidad espacio-temporal y la ley de causalidad. Combinando las ideas, da como resultado los tipos de conocimiento que son dos: las relaciones de ideas y las cuestiones de hecho. Las relaciones de ideas son el resultado de la ley de semejanza, siendo el ámbito de conocimiento cierto, ya que son necesarias, son analíticas, se obtienen por intuición o demostración, como las matemáticas y la lógica, y su veracidad es a priori, puesto que son independientes de la experiencia. Por el contrario, las cuestiones de hecho son el resultado de la ley de contigüidad espacio-temporal, el ámbito de conocimiento probable, ya que se obtiene de la observación e inferencia inductiva, como las demás ciencias, son sintéticas, además contingentes, y su veracidad es a posteriori, ya que la experiencia puede refutarlas.

A partir de aquí, Hume abordará una crítica de la causalidad, determinando que es fruto de la costumbre y la crítica de la sustancia, por la que refuta a las tres sustancias.

Las teorías de Descartes siguen todavía vigentes en la actualidad en varios temas, como la autonomía de la razón, el método científico, la matematización, la informática… Centrémonos en el método científico y la matematización. El método científico debe mucho a Descartes, sobre todo “el ser metódico”, la rigurosidad. Las ciencias hoy en día siguen esos principios y un ejemplo de ello es el protocolo que se debe seguir en la vacuna: primero se inyecta en los animales, luego en los humanos, posteriormente en animales… y así sucesivamente. Por otra parte, la relación de la matematización y Descartes es mutua, ya que las matemáticas eran su ideal; y un aspecto relacionado con ello es la informática, puesto que en ella las cosas se derivan unas de otras. Por último, la autonomía de la razón es otro tema a tratar en relación a la filosofía de Descartes en numerosos aspectos como la decisión de las asignaturas en la enseñanza, del divorcio…

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