LOS ELEMENTOS DEL CONOCIMIENTO
Hume afirma que los contenidos de nuestra conciencia son dos:
Impresiones: Son percepciones que nos llegan a través de los sentidos.
Ideas: Son representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento.
Son más débiles y menos vivas que las impresiones. Toda idea procede de una
impresión.
Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o complejas:
Simples: no pueden descomponerse. Ej.: rojo.
Compuestas: es posible descomponerlas. Ej.: manzana, la podemos
descomponer en un color, olor, forma, sabor…
Por tanto:
Todos los contenidos de la conciencia provienen de la experiencia sensible, en
concreto de las impresiones. No hay en el entendimiento ideas innatas.
Existe un criterio de verdad: una idea será verdadera si podemos señalar la
impresión a la que corresponde. Ej.: la idea de unicornio no es verdadera porque
no se corresponde con la impresión unicornio.
TIPOS DE CONOCIMIENTO
Conocimiento de hechos o factual: Es el que se refiere a cuestiones de hecho y
necesita de la experiencia para ser comprobado. Por ejemplo, “el fuego calienta los
cuerpo”, cuya verdad debe ser comprobada en la experiencia. A este tipo de
conocimiento pertenecen las ciencias empíricas, como la física. Todos los
razonamientos acerca de cuestiones de hechos se basan, según Hume, en la relació0n
causa-efecto.
Conocimiento por relaciones entre ideas: podemos relacionar ideas con
independencia de la realidad. Por ejemplo, podemos saber que “el todo es mayor que
sus partes” sin recurrir a la experiencia. A este tipo de conocimiento pertenecen la
lógica y las matemáticas.
CRÍTICA A LA CAUSALIDAD
Según el principio de causalidad todo efecto tiene una causa. Por ejemplo, todo lo que
comienza a existir tiene una causa de su existencia, o todo lo que se mueve es movido
por otro… Nadie, hasta llegar a Hume, puso el principio de causalidad en cuestión, ya
que se supónía que era una verdad basada en la intuición.
Para Hume, el principio de causalidad solo puede provenir de la experiencia, y, si
analizamos la experiencia, no encontramos una conexión necesaria entre el efecto y
la causa. Solo tenemos impresión de:
contigüidad espacio-temporal: lo que llamamos causa es contigua en el espacio y
en el tiempo a lo que llamamos efecto.
prioridad de la causa respecto del efecto: lo que llamamos causa es anterior a lo
que llamamos efecto.
conjunción constante entre ambos.
Por ejemplo, cuando observamos dos bolas de billar y la primera bola choca con la
segunda, decimos que el movimiento de la segunda se debe a la primera. Sin embargo,
nuestras impresiones son: movimiento de la primera, choque y movimiento de la
segunda. No tenemos ninguna impresión de conexión necesaria entre los dos hechos.
En base al principio de causalidad, afirmamos que en el futuro, si se da la causa, se
dará el efecto, pero no podemos tener ninguna impresión del futuro. Es imposible
demostrar que el futuro será semejante al pasado. Por lo cual, la causalidad se reduce
a una creencia basada en el hábito o costumbre. Porque hemos visto muchas veces el
movimiento de las bolas de billar (y hemos adquirido un hábito) suponemos que en el
futuro el movimiento será igual. Pero esto solo es una creencia (creemos que la
segunda bola se pondrá en movimiento).
La creencia es toda idea acompañada por un fuerte, intenso o firme sentimiento de
verdad de dicha idea. Esta creencia producida por el hábito es imprescindible para la
vida cotidiana (sin ella el mundo se volvería caótico e imprevisible), pero no es
conocimiento científico, universal y necesario. Además, la inferencia causal solo es
aceptable entre dos impresiones, pero no entre una impresión y algo de lo que no
hemos tenido experiencia. Esto lleva a Hume a la crítica a las tres sustancias.
CRÍTICA A LAS TRES SUSTANCIAS
La realidad material ( MUNDO). No podemos saber si existen objetos fuera de
nosotros, puesto que solo conocemos nuestras propias impresiones y no una realidad
distinta de ellas. La realidad es una suposición que no se puede comprobar, aunque es
imprescindible para la vida.
La sustancia infinita ( Dios). De Dios no tenemos impresión alguna. Dios es una
hipótesis inútil, ya que no podemos demostrar su existencia, ni por argumentos a
priori ni a posteriori:
La sustancia pensante ( YO). Solo tenemos intuiciones de nuestras impresiones, y
ninguna de ellas es permanente, sino que se suceden a lo largo de la vida. No tenemos
ninguna impresión del yo, si la tuviéramos tendría que ser una impresión permanente.
Nuestra identidad personal se basa en la memoria, gracias a la cual recordamos la
sucesión de impresiones que hemos tenido. Confundimos esa sucesión con la
identidad personal. (El yo es una especie de escenario en el que entran y salen las
percepciones, con la diferencia de que tampoco existe el escenario).
CONCLUSIÓN. Hume desemboca en un fenomenismo y en un escepticismo:
Fenomenismo. No conocemos la realidad exterior, únicamente nuestras percepciones,
que son fenómenos aislados.
Escepticismo. No es posible un conocimiento cierto a través de la experiencia. Aunque
acepta la creencia como guía para la vida y tiene, en este sentido, utilidad práctica. Es
por tanto un escepticismo filosófico.