Crítica al Realismo Ingenuo: La Lengua, la Realidad y la Constitución de las Cosas

La Noción de Realidad: El Realismo Ingenuo

1. ¿Qué estamos diciendo al decir que las cosas existen?

Al decir que por «realidad» entendemos las cosas que existen se está dando por supuesto que las cosas son lo que son por sí mismas, es decir, que están constituidas independientemente de las palabras que las dominan. Así pues, se establece implícitamente, de manera inconsciente, una oposición y separación entre las cosas de las que hablamos aplicándolas nombres y la lengua que habla de las cosas y las denomina.

Por tanto, tendríamos por una parte las palabras con significado o ideas, y por otra, las cosas ajenas a las palabras siendo lo que son en sí mismas y por sí mismas. De este modo, se establecen dos realidades independientes, aunque a su vez las palabras pretenden referirse a las cosas que les son ajenas.

2. La realidad objetiva como realidad verdadera.

A la realidad en cuanto se la concibe aparte e independiente del sujeto humano y del lenguaje como propio del nombre, se la denomina «realidad objetiva» y se la opone a la subjetividad.

A la realidad objetiva se la concibe así mismo como la verdadera realidad, por oposición a la falsa realidad, es decir, a lo que parece pero no es. Así pues, es importante reseñar que lo que se considera real se va a identificar con lo que es verdadero.

3. Las cosas y las explicaciones de las cosas

Por otra parte, también se va a distinguir la realidad de los elementos teóricos que forman parte de las explicaciones o teorías acerca de la realidad. Esos elementos teóricos que sirven para explicar la realidad, no pueden ser reales en el mismo sentido que lo son las cosas manifiestas. Pero al hablar de ellos y concebirlos se convierten también, irremediablemente, en entidades reales. Entidades que no se manifiestan como las cosas, sino que están como por debajo de las cosas reales sirviendo de soporte explicativo.

4. La realidad es todo lo que hay

Seguramente la idea más fundamental en esta concepción de la realidad es la de que la realidad es todo lo que hay. Por tanto, si la realidad es todo lo que hay, el lenguaje, razón o pensamiento, al ser concebido como algo propio del hombre, queda así establecido como realidad, y así también formando parte de la realidad total. De esta forma, lo que habla de la realidad (logos) sería así también una realidad de la que se habla.

Crítica del Realismo Ingenuo

1. Creemos que las cosas existen

La suposición de que las cosas que están ahí son lo que son, independientemente de la lengua que las denomina, es una suposición inconsciente o ilógica. La fe en la existencia de las cosas es tan dominante que ni siquiera nos percatamos de ella. Parece tan evidente que las cosas son lo que son, independientemente de las nociones de dichas cosas, que dicha creencia determina nuestra forma general de percibir la realidad y, por tanto, la misma realidad. Esta creencia incluye también concebirse a uno mismo como real.

2. Denominación y cuantificación

Se descubre en un análisis reflexivo que tanto la denominación, como la cuantificación intervienen en la constitución y el ser de las cosas.

2.1. La lengua y el ser de las cosas

Así pues, se reconoce como lógico que la lengua por medio de los significados determina el ser de las cosas, y se niega por tanto, la separación entre cosas y palabras descubriendo dicha separación como constitutiva de la falsedad de la realidad. En efecto, es lógico que las cosas solo se nos presenten y adquieran su ser a través de los significados de la lengua. No hay propiamente realidad de las cosas sin idea, la cual va íntimamente ligada a la operación de denominar que lleva a cabo la lengua. No pueden ser, por tanto, las cosas reales siendo ajenas e independientes del lenguaje o razón, ni podrían, sin tener noción de ellas, aparecer y presentarse ante nosotros como cosas determinadas y definidas.

2.2. El computo de las cosas y la realidad

Por otra parte, para que las cosas existan es necesario el computo de cosas. En efecto, por una parte, sin idea de las cosas no hay cosas determinadas, es decir, no hay cosas, ni por tanto pueden contarse cosas. Pero, a su vez, el acto de contar las cosas refuerza y reafirma la idea de las cosas que se cuentan, como realizada en múltiples casos. En efecto, la realidad se nos presenta como múltiples cosas, y no podría establecerse la idea de la cosa si solo hubiera un único caso.

3. Constitución contradictoria de la realidad

Ahora bien, que las cosas no puedan ser lo que son, sino a través de los significados de la lengua, no quiere decir que las cosas no sean más que ideas. Parece claro que además de la idea debe haber algo más aparte de la idea. Pero eso que haya sin idea no puede ser determinado, ni podemos, por tanto, saber lo que es. Ahora bien, ese algo indefinido no se nos presenta nunca como algo real, sino que lo que se nos presenta de hecho como real son cosas múltiples.

Así que la realidad de una cosa es un compuesto entre algo que debe haber ahí aparte de las ideas, que no es idea, y por tanto no sabemos lo que es, y la idea que hace que eso que haya se defina y así sea lo que es – una cosa determinada. Por tanto, cada cosa real es una síntesis contradictoria de lo indefinido y lo definido. Toda realidad es pues ideal en parte, puesto que la idea hace que las cosas sean lo que son. La idea es el principio constitutivo de las cosas.

4. Lo que habla de las cosas de las que se habla

Las cosas están determinadas por los significados de la lengua. Pero la lengua misma que habla de las cosas, mientras está hablando de ella, no puede ser a su vez una cosa determinada. Si nos ponemos a hablar de la lengua haciéndonos de ella una idea determinada, entonces la lengua definida por dicha idea, ya no es en verdad la lengua que habla, sino la lengua de la que se habla. Esta lengua definida, ha quedado falsificada, pero la lengua que está hablando de ella queda fuera sin definir. Es imposible que la lengua que está hablando de las cosas sea a su vez una cosa de la realidad.

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