Crítica de la Ciencia y la Afirmación de la Vida en la Filosofía de Nietzsche

Crítica de la Ciencia: El Conocimiento como Perspectiva

Las leyes y los conceptos científicos pretenden, erróneamente, expresar por medios racionales lo que la vida y la realidad son.

Los científicos son también metafísicos, ya que consideran que existe una permanencia en lo real y que la verdad puede ser descubierta y encerrada en categorías, juicios o razonamientos. El error consiste en despreciar el devenir continuo de la realidad. Un mundo siempre cambiante no puede ser determinado en leyes racionales universales.

Cada ser humano es un sujeto que se enfrenta a la realidad desde sus circunstancias vitales. La vida y el mundo no se pueden conocer, solo se pueden intuir desde las interpretaciones propias de cada individuo.

El Nihilismo

Asumir la muerte de Dios no es tarea fácil. La consecuencia de esta aceptación trágica es la desorientación y la pérdida del sentido de la vida.

El nihilismo designa el vacío vital que siente el individuo que no puede creer en nada. Y Nietzsche extiende esa sensación al conjunto de la cultura occidental una vez que ha conocido la muerte de Dios.

El concepto negativo del nihilismo, que atenta contra la voluntad de vivir, es el punto de partida para comenzar una nueva era: la de la afirmación de la vida y la voluntad de poder.

La Afirmación de la Vida: El Vitalismo de Nietzsche

Una vez asumido el nihilismo negativo, pasivo y pesimista, Nietzsche lo convierte en nihilismo activo y positivo. La etapa de destrucción y negación da paso a la de creación y afirmación. Y la gran afirmación de Nietzsche será la vida.

Este es el mensaje fundamental de Nietzsche: que la vida humana tiene sentido si se entiende la existencia como un tiempo para crear, un tiempo para hacer efectiva la libertad del ser humano. El problema no es la moral en sí, sino el tipo de moral existente. La clave consiste en desterrar los valores antiguos contrarios a la vida y transmutarlos por otros verdaderamente humanos.

La Voluntad de Poder

La voluntad significa siempre un «yo quiero» y supone una afirmación de la vida tal y como es. La voluntad de vivir es muy poca cosa. El ser humano debe ser «voluntad de poder»; esa, y no otra, es la esencia de lo humano. El poder al que se refiere Nietzsche es actividad, fuerza, energía.

La voluntad de poder es lo contrario a la pasividad. Es sentir la certeza de que el mundo no es algo dado definitivamente. Saber que se puede influir en él con el desenvolvimiento de nuestra libertad, sin fines teleológicos, sino solo por experimentar la voluptuosidad de sentirnos creadores de nosotros mismos.

La Transmutación de los Valores

Nietzsche expone que hay dos tipos de moral que se encuentran mezcladas en toda cultura:

  1. La moral de los señores: corresponde a los seres sanos, los que tienden a aumentar su fuerza, enfrentándose afirmativamente a las resistencias de la vida.
  2. La moral de los esclavos: es la propia de los seres enfermos. Se trata de una enfermedad del espíritu que se concreta en el miedo a la vida.

Nietzsche señala a los responsables de esta inversión de valores antihumana: la casta sacerdotal. La revelación y el desenmascaramiento de esta gran mentira es el gran objetivo que se propone alcanzar la filosofía de Nietzsche. Tiene que surgir un nuevo hombre, que acometa la nueva transmutación de valores.

El Superhombre

Nietzsche anuncia, en boca del nuevo profeta Zaratustra, la venida del superhombre.

No se trata de un prodigio dotado de condiciones biológicas extraordinarias. El superhombre es un nuevo tipo de hombre que no solo ha asumido la muerte de Dios, sino también las consecuencias derivadas de esa muerte.

Algunas características son:

  1. Es quien ama y afirma la vida sin límites y sin metas.
  2. Es un ser activo, creador de valores, que no desprecia el cuerpo ni la tierra.
  3. No se subordina a ninguna moral; es individualista y solo obedece a sus deseos.
  4. Su característica esencial es la libertad, expresada en la voluntad de poder.

La Gran Política

Es el tiempo que ha de transcurrir hasta que se cumpla realmente la venida del superhombre. La «muerte de Dios» no ha supuesto la liberación del hombre. El gregarismo religioso ha sido sustituido por el gregarismo político.

La política dominante ha creado otra falsa moral, basada en esa gran mentira que es la igualdad. Es necesario que el verdadero filósofo se convierta en un legislador, en un educador de una casta de hombres superiores. El objetivo de este filósofo no es la humanidad, sino el superhombre. Y la primera enseñanza es que estos seres sublimes no se subordinarán a ninguna moral. Serán individualistas e impondrán la jerarquía y la autoridad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *