Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental: Moral, Metafísica y Ciencia

La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental y la Propuesta de una Nueva Valoración

El Rechazo al Racionalismo Excesivo y la Ciencia Positivista

El excesivo racionalismo que critica a la metafísica se repite en las ciencias positivistas. Estas, en contra de la defensa nietzscheana de lo individual y lo cualitativo, únicamente pueden ofrecer una explicación cuantitativa de la realidad, al concebirla como un puro mecanismo. Además, Nietzsche critica que la propia ciencia intente convertirse en guía de conducta y de la vida del hombre, quitándole el puesto a la moral, así como su uso por el peor de todos los monstruos: el Estado.

La Crisis de Valores y el Nihilismo

Toda esta crítica se enmarca dentro de una crisis de valores que viene produciéndose desde el platonismo: a pesar de que los valores y principios morales tradicionales se presentan como norma de conducta, como no hacemos caso de ellos, están desapareciendo, perdiendo fuerza y vigor. Este hecho se representa en la muerte de Dios, puesto que Dios era quien mantenía esos valores, y como no se cumplen, la idea de Dios deja de tener sentido. Esto lleva a una situación de desorientación y pérdida del sentido de nuestra vida, denominada por Nietzsche nihilismo, que se inició con la transformación de los valores griegos (de la tragedia griega) en los platónicos, despreciando esta vida y exaltando la futura.

La Voluntad de Poder y la Nueva Concepción de la Realidad

Sin embargo, para Nietzsche el nihilismo tiene también un aspecto positivo, pues la destrucción de los valores tradicionales es el primer paso para la construcción de nuevos valores, de una nueva concepción de la realidad. Esta es, según nuestro autor, cambiante y contingente, hecho por el cual se exalta los instintos y la pasión. Esta concepción de la realidad la refleja en el concepto de voluntad de poder (significa voluntad de dominio, fuerza creadora, impulso vital, emoción, pasión, ley del más fuerte que valora esta vida terrenal). Es una voluntad que conoce la realidad auténtica del ser: el devenir, y sabe que la razón humana no podrá jamás abarcarlo ni simplificarlo en sus conceptos y categorías. Es por esto por lo que apela al arte, al instinto, a las emociones, a la metáfora… que ofrecen la apertura a diferentes perspectivas de la realidad, siendo esta el conjunto de todas las perspectivas.

El Superhombre y la Transvaloración

Estos nuevos valores en los que desemboca el nihilismo son propios de un hombre nuevo, el superhombre. Un hombre superior que concibe la vida tal como es, y vive la voluntad de poder. El tránsito del hombre al superhombre lo explica Nietzsche metafóricamente mediante el paso por tres estadios:

  • Primero, el hombre es un camello, animal de carga que lleva el peso de los valores tradicionales sin protestar.
  • Después se convierte en león, el gran negador, el nihilista que destruye los valores tradicionales (hecho por el cual la filosofía de Nietzsche es nihilista).
  • Por último, el hombre tiene la necesidad de convertirse en niño, liberarse de los prejuicios para poder elaborar los nuevos valores.

El Eterno Retorno y la Afirmación de la Vida

Estos nuevos valores, elaborados por el superhombre (el sustituto de Dios), supondrán la exaltación de lo vital, lo terrenal y la ausencia absoluta de la trascendencia. Este amor a la vida es tal que se desea volver a vivirla eternamente (eterno retorno), hecho por el cual se abandona definitivamente la concepción lineal del tiempo del cristianismo y se retoma la concepción del devenir de los griegos (sobre todo de Heráclito, quien, a juicio de Nietzsche, es el único filósofo que no ha falseado la realidad).

Las Tres Directrices de la Crítica Nietzscheana

La filosofía de Nietzsche supone una crítica radical a toda la cultura occidental y sus valores, y propone la exaltación de la vida como alternativa a la tradición. Esta crítica sigue tres directrices principales:

  • La crítica a la moral.
  • La crítica a la metafísica (ontología y epistemología).
  • La crítica a las ciencias positivistas.

Crítica a la Moral Tradicional

Nietzsche critica la moral que ha sido impuesta como norma de conducta considerándola antinatural por defender esa imposición de leyes, metas y principios que aniquilan los instintos, pasiones y sentimientos del hombre. Además, según Nietzsche, el hecho de que estas leyes no vengan del hombre, sino del más allá (de Dios) es síntoma de decadencia, de nihilismo, puesto que Dios (a diferencia de lo que piensan los dogmáticos) no existe. Es una objeción inventada por los más débiles contra la vida, no hay nada fuera del mundo que le imponga al hombre una determinada conducta, hecho por el cual debemos negarlo.

Crítica a la Metafísica: Ontología y Epistemología

A su juicio, esta moral tradicional tiene su fundamento en el platonismo (y llega hasta Kant), que es, a su vez, la base de la metafísica tradicional (ontología). Esta defiende una realidad estática, concibiendo al ser fijo, y lo hace a través de la distinción del mundo sensible o irreal (donde todo es apariencia, cambio y falsedad de los sentidos) y del mundo inteligible o real, que contiene la verdad del ser. Sin embargo, para Nietzsche no existe más realidad que la que nos ofrecen nuestros sentidos, una realidad cambiante, que crea y destruye el mundo continuamente. La justificación que da el alemán del error de la ontología se basa en el miedo que tiene el hombre para poder explicar (y por lo tanto, fijar racionalmente a través de los conceptos) una realidad caracterizada por el devenir. Por ello, buscan por encima de este mundo otro mejor, despreciando el mundo sensible como venganza por no poder explicarlo. Así pues, la división entre dos mundos no es más que una fábula, un síntoma de decadencia, de nihilismo.

Para Nietzsche, esta creación del mundo inteligible tiene su fundamento en los conceptos (epistemología), «momias conceptuales» que utiliza el hombre para fijar una realidad múltiple y cambiante, telarañas vacías de contenido que no representan nada, máscaras que se confunden con el rostro (la verdadera realidad) al tomar dichos conceptos, no como una interpretación más de la realidad, sino como la verdadera realidad. Claro está que Nietzsche pone en duda que los conceptos sean el mejor método de representar la realidad, y justifica la equivocación de la epistemología basándose en que la elaboración de los conceptos (para la explicación racional de la realidad) es un hábito psicológico que tiene su fundamento en el lenguaje. Nuestras lenguas están estructuradas en sujeto y predicado, con un predominio del primero (estatismo) sobre el segundo (acción), y por eso elaboramos conceptos. Así pues, ante dichos conceptos y el racionalismo, el autor propone el arte (no el arte apolíneo o formal, sino el arte dionisiaco, de exaltación de la vida) y la metáfora como método adecuado de representar la realidad cambiante, pues ofrecen múltiples perspectivas de la misma.

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