Introducción
Nietzsche critica todos los aspectos de la cultura occidental para destruirla y sustituirla por otra de índole aristocrática: la filosofía, la ciencia, el arte, la religión, la moral, etc. Respecto a la filosofía, la crítica a los filósofos es uno de los puntos principales de la filosofía de Nietzsche, ya que deja claro que nuestra cultura es una cultura filosófica y que, si no se destruye la filosofía, nunca podremos superar nuestros valores para dar paso a unos nuevos supervalores totalmente distintos. Para criticar a los filósofos, Nietzsche expone cuál es la idiosincrasia de éstos, o sea, su peculiar manera de ser. Por ello, quiere desenmascarar a los filósofos occidentales, destapar lo oculto, lo que les ha llevado a crear la decadente filosofía occidental, fundamento de nuestra cultura occidental.
Nietzsche señala dos idiosincrasias:
- Su odio al devenir
- Confundir lo último con lo primero
Las cuales explicamos a continuación.
Primera Idiosincrasia: El Odio al Devenir
Nietzsche sostiene que la primera idiosincrasia de los filósofos es “su odio al devenir”. Los filósofos creen que están haciendo honor a una realidad, cuando la deshistorizan, la convierten en algo eterno e intemporal, pues se encuentran más cómodos con una realidad creada. En consecuencia, éstos han creado una oposición excluyente entre el ser y el devenir: “lo que es no deviene, lo que deviene no es”. Para ellos la muerte, el cambio, la vejez, la procreación, el crecimiento, etc., son objeciones, incluso refutaciones. Por tanto, podemos decir que la filosofía ha optado por el inmovilismo de Parménides y Nietzsche por el “todo fluye” de Heráclito.
Viendo entonces que ni pueden apoderarse de la realidad, buscan la causa del engaño, del error y de la inmoralidad. Ésta sería la sensibilidad, por eso los filósofos quieren deshacerse de los sentidos y del cuerpo. En definitiva, niegan la realidad, o sea, la vida, por lo que Nietzsche, según parece, los caracteriza como personas mediocres, débiles, con un instinto de temor y calumnia.
Según todo esto, podemos decir que los filósofos son los sepultureros de la vida, matan la vida para hacerla momia y, al final, ellos mismos son momias.
Segunda Idiosincrasia: Confundir lo Último con lo Primero
La segunda idiosincrasia de los filósofos es “confundir lo último con lo primero”. Los filósofos han duplicado el mundo, teniendo el mundo real y el de los conceptos, pero el problema está en que confunden ambos mundos: piensan que lo real es su mundo de ideas pero, en verdad, los conceptos no son otra cosa que momificaciones de la realidad, cadáveres de la realidad.
Además, han idolatrado los conceptos, poniéndolos por encima de la realidad y considerándolos como algo superior a ella, como lo primero, siendo en realidad lo último. Con esto, Nietzsche se refiere principalmente al desdoblamiento platónico de la realidad en dos mundos, el mundo sensible y el mundo inteligible, considerando superior y más real a este último. Por tanto, según Nietzsche, con Sócrates y Platón comenzó la “filosofía del ser”, fundamento de nuestra cultura occidental. Así pues, también con Sócrates comenzó la decadencia de la cultura griega, ya que introdujo la razón que aprisiona, triunfando el “hombre teórico” sobre el “hombre trágico”.
Los filósofos llevan su idiosincrasia hasta el extremo y sostienen que hay conceptos supremos y que, como lo superior no puede proceder de lo inferior, todos están comprendidos en el concepto de Dios, el cual no es más que “el último humo de la realidad que se evapora”. Los filósofos llegan hasta este extremo por venganza de los débiles e inferiores que no aman la vida y se inventan “otra” vida “mejor”. El resentimiento creó los valores morales de Occidente, siendo responsable de la aparición de una civilización enemiga de la vida y de un hombre mediocre. Por tanto, este resentimiento es el causante del nihilismo occidental (negación de la existencia). No obstante, Nietzsche piensa que su crítica va a contribuir a que se pueda vivir “más allá del bien y del mal” y a que aparezca el “superhombre” anunciado por Zaratustra.
En resumen, la segunda idiosincrasia de los filósofos los ha conducido a crear un duplicado del mundo y, con ello, el concepto de Dios, convirtiendo la filosofía en teología. El problema es que esto ha influido en la humanidad, pues muchos se han tomado en serio lo que para Nietzsche son “telarañas mentales”.
Conclusión
Para Nietzsche, la “filosofía del ser” (hecha por los filósofos occidentales desde Sócrates y Platón) se caracteriza por:
- Negación del devenir y el rechazo de los sentidos y del cuerpo
- La momificación de la realidad mediante conceptos
De ahí que los represente como sepultureros de la realidad y denomine su filosofía burlonamente como monótono-teísmo. Nietzsche, negando la validez de los conceptos, destruye la teoría del conocimiento y, a su vez, negando la validez de Dios, elimina la ontología, las posibles fundamentaciones metafísicas y todo el orden de los valores que encontraba su último respaldo en Dios; así puede ofrecer su propuesta partiendo de cero: la vida.