1. La Invención del Ser Estático y la Crítica Nietzscheana
1.1 La Idiosincrasia de los Filósofos y el Egipticismo
La primera idiosincrasia de los filósofos, según Nietzsche, es la invención del ser estático, un egipticismo o falta de sentido histórico. Frente a los conceptos, que considera vacíos, Nietzsche propone la metáfora. El concepto supremo idolatrado por los filósofos ha sido Dios.
1.2 Los Conceptos Vacíos y el Rechazo del Devenir
Los conceptos son considerados huecos: eternos, inmutables, sin principio ni fin. Los filósofos creen en una realidad estática, pero la realidad, según Nietzsche, demuestra lo contrario: cambio, devenir. Ante esto, argumentan que los sentidos nos engañan, ya que muestran ese continuo cambio. Así, una creencia se apoya en otra: los sentidos no son fiables. No obstante, para los filósofos, los sentidos no solo son fuente de engaño, sino también de inmoralidad, asociándolos con el cuerpo y el mal. Los sentidos son considerados fuente de error porque, en lugar de revelar el verdadero ser de las cosas, muestran el cambio. De esto se extraen dos consecuencias: primero, se quita valor a todo lo que muestra el ser como devenir, despreciando los sentidos y considerando la auténtica realidad como el ser estático; segundo, se desprecia a quienes consideran los sentidos como fuentes fiables de conocimiento (los ignorantes). El filósofo entierra lo real y convierte lo que su razón inventa en la auténtica realidad, representada por lo máximamente irreal y abstracto: DIOS. Dios aparece como la síntesis suprema de lo único, eterno e inmutable, es decir, el ser estático absoluto. El odio al devenir se materializa en el odio al cuerpo, a lo corporal. Se proclama: “Fuera el cuerpo”, sin embargo, las necesidades corporales siguen apremiando, haciéndose absolutamente patentes. El cuerpo es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real, ya que tenemos necesidades.
2. Heráclito y la Reivindicación de los Sentidos
Nietzsche destaca la singularidad de Heráclito y su idea de que los sentidos son fuente auténtica de conocimiento verdadero. Heráclito afirmaba que la realidad es puro devenir, a pesar de que los sentidos nos muestran cierta unidad y duración en las cosas (ej.: no vemos cómo una piedra se erosiona a pesar de que tal proceso es constante). Por eso, Heráclito también concluía que los sentidos nos engañan, aunque no de la manera que decían los filósofos. Para Nietzsche, los sentidos muestran el verdadero ser de las cosas, que es puro devenir. El error no proviene de los sentidos, sino de la razón, de la interpretación que la razón hace del testimonio de los sentidos al inventar un mundo verdadero.
3. Los Sentidos, la Ciencia y el Método Experimental
Para Nietzsche, los sentidos nos dan información precisa y fidedigna de la realidad, y se desarrollan con el concurso de una razón que se somete a ellos sin sustituirlos. Además, son la causa de los avances de la ciencia experimental. La revolución científica (siglos XVI-XVIII) se produce precisamente cuando se asume el método experimental. Solo es ciencia aquello que se contacta con los sentidos; las disciplinas que no se apoyan en la experiencia, en lo empírico, en los sentidos, no son ciencia, porque hablan de entidades no sensibles y, por tanto, no reales.
4. La Invención de una Realidad Estática y su Jerarquización
Nietzsche plantea que los filósofos no solo han inventado una realidad estática, sino que la han colocado en el lugar más elevado. Esa primera realidad se forma mediante conceptos supremos que, por ser los más generales, son los más vacíos y, por tanto, los menos reales. Al ser generales, olvidan lo que caracteriza a lo real. Un concepto, por definición, olvida todo lo diferente para recoger solo lo común a un grupo de seres concretos. Por eso, los conceptos supremos son tan universales, pretendiendo agrupar a tantos individuos que su contenido es como el “último humo de la realidad”. Para los filósofos, Dios es el ente máximamente real y se define por ser causa de sí mismo, siendo esta característica la máxima garantía de realidad y de verdad, y por tanto, de superioridad. Lo que proviene de otra cosa es considerado menos real que lo que proviene de sí mismo. Dios es la síntesis de esta forma de pensar, pues encarna todos los conceptos supremos. Nietzsche señala que esta peculiaridad de los filósofos es un trastorno mental similar al de quien se inventa una realidad y acaba por depender de ella. Las arañas atrapan a sus presas en la telaraña; del mismo modo, el ser verdadero, causa de sí mismo, nace de la razón de los filósofos y se convierte en una creencia que ha sometido al ser humano y lo ha obligado a renunciar a sí mismo, a sus instintos. De ahí las consecuencias negativas de esta invención para la realidad.
5. Las Causas del Error en la Filosofía Tradicional
5.1 El Error de la Razón y la Elaboración de Conceptos
Para Nietzsche, el error no está en los sentidos, sino en la razón. La razón se ve obligada a elaborar conceptos supremos para regular, ordenar y sobrevivir al devenir, siendo conscientes de que el error se produce y no lo podemos evitar. Aunque observamos que una constelación se mueve, sabemos que quienes nos movemos somos nosotros. Pero nuestros ojos insisten en su testimonio, no podemos evitar ver que la constelación se mueve. Del mismo modo, aunque conocemos mediante categorías de la razón (sustancia, causa, etc.), sabemos que la realidad no es así, pero nuestro lenguaje necesita usar tales categorías para tener significado. En general, se suele definir la psicología como la disciplina que estudia la mente. Los primeros pasos de esta psicología se dan cuando el ser humano toma conciencia del lenguaje y se pregunta qué hay detrás de sus palabras, encontrando la razón, a la que desde entonces idolatra. El funcionamiento de la razón lo lleva a elaborar entidades como “yo”, “cosa”, “sustancia”, etc. El primer concepto construido es el “yo”, y el primer hábito del lenguaje consiste en atribuir una acción a un agente, pero esto no es real, sino un postulado lógico-metafísico: lógico porque es una exigencia de la estructura del lenguaje (sujeto-predicado), metafísico porque el sujeto es quien realiza la acción y al que, por tanto, se le atribuye una existencia independiente de la acción (sustancia). Aquí comienza a aludir a los primeros filósofos, afirmando que estas categorías no podían proceder de la experiencia de lo sensible.
5.2 Alusión a la Teoría Platónica y la Validez del Lenguaje
Se hace una alusión a la teoría platónica de la persistencia del alma, de la reencarnación y del innatismo de las ideas. Puesto que la razón posee categorías de ideas que no pueden proceder de lo sensible, deben proceder de otro mundo en el que la razón o el alma ya ha habitado. Al hablar, se emplean conceptos de la razón, mostrando así su validez. Una de esas categorías supremas es el concepto de “ser”, definido por Parménides como uno, ingénito e inmutable, y la fuerza del lenguaje fue tal que incluso los atomistas no pudieron evitar atribuirles a sus átomos las mismas características.
6. 4ª TESIS: La Distinción de Dos Mundos y la Estética como Vía de Aproximación a la Realidad
La distinción de dos mundos presente en toda la filosofía tradicional es un síntoma de vida descendente, de falta de valor, pues el ser humano se anula a sí mismo y a la vida, creando un mundo ideal pero ficticio. Por eso, para Nietzsche, la aproximación a la realidad no puede hacerse con conceptos, al no referirse estos a nada real, y será la estética la única vía de aproximación al devenir. El enfrentamiento entre Apolo y Dionisos simboliza la posición nietzscheana de la vida, en la que se produce una tensión irresoluble y trágica entre la razón y los instintos.