Críticas de Nietzsche a la Metafísica Occidental en «El Crepúsculo de los Ídolos»
C1/ La Crítica a la Concepción Estática del Ser
Este comentario se centra en un fragmento del libro El crepúsculo de los ídolos de 1889, y analiza la primera idiosincrasia de los filósofos anteriores a Nietzsche. Las características que definen a una persona o cosa, los distintos que constituyen esa realidad son llamadas idiosincrasia. En este texto se habla de la idiosincrasia de los filósofos conocida como el egipticismo, haciendo referencia a cómo se expresa esa primera característica carente de sentido histórico.
Los filósofos, cuando hablan de la realidad, no hablan del cambio, del devenir. Egipto hace referencia al arte hierático en el que aparecen figuras sin movimientos para plantearlas como seres divinos. Lo que es real no cambia para ellos, lo que cambia no es real y le dan valor a las cosas cuando no se basan en la historia. Para los anteriores filósofos lo nuevo (que no tiene tiempo) no cambia, es real. La verdad solamente está en la eternidad.
Nietzsche cambia de perspectiva porque este mundo no podía contener la verdad ya que no es eterno, tiene un principio y también tendrá un fin. El autor usa la metáfora de momias conceptuales. Los faraones, considerados dioses, deben existir siempre, por ello, se momifican para permanecer eternamente. Los conceptos, por otro lado, los usa para referirse a palabras vacías, por ejemplo, la palabra sustancia no te dice nada, cuando indaga tras ella no hay nada. Una cosa es la palabra y otra la realidad. Nietzsche quiere ser un filósofo real, un filósofo de las cosas no de la metafísica, aunque al ser un filósofo no pueda desprenderse de ella.
La realidad está en las cosas, en la vida. Nada acaba, es un río fluyendo, el eterno retorno, todo se va transformando, entonces ¿qué sentido tiene eso? Para Nietzsche hay que gozar de lo que queremos, darle valor a lo que nos hace felices y darle eternidad a cada momento, no solo después. No sabemos si habrá otro mundo pero este habrá que aprovecharlo. Importancia del momento presente.
En conclusión, la primera idiosincrasia recoge la defensa por parte de los filósofos del ser estático: lo que cambia no es la realidad, esta solo está en lo que cambia, el ser invariable.
C2/ La Confusión entre lo Último y lo Primero
Este fragmento pertenece al libro El crepúsculo de los ídolos de 1889 y el texto habla de la segunda idiosincrasia de los filósofos desde el punto de vista despectivo de Nietzsche (a excepción de Heráclito).
El texto habla de la otra idiosincrasia, que no es otra que la de confundir lo último, lo que tiene menos consistencia, es más abstracto, y que los filósofos anteriores a él mismo consideraban como lo real, lo que cambia y es lo primero. Por ejemplo, para Nietzsche el mundo real sería el mundo sensible, al contrario que Platón que tiene como verdadero el mundo inteligible.
Lo primero para los filósofos son los conceptos supremos como idea, Dios, sustancia… son generales y no cambian, son “el mundo de la realidad que se evapora”, una metáfora de algo inconsistente que se sentía una realidad que no podemos conocer porque se evapora. Estos primeros conceptos son para los filósofos las verdades fundamentales. Ahora bien, Nietzsche comienza la adoración a un ídolo, la idolatría a un falso dios. Los filósofos admiraban unos conceptos que según Nietzsche no tienen la misma realidad, pero para darles un valor hay que darle a esos conceptos una característica propia de los dioses. Estos conceptos son causa sui (son causados por ellos mismos) cosa que afirmó ya anteriormente otro filósofo como Tomás de Aquino. Dios recoge todos los conceptos supremos, es el valor máximo y por supuesto será causa sui, nadie antecedió a Dios ya que él sería un ser inferior y por tanto carecería del valor máximo.
Los filósofos lo llaman “ens realissimum”, un ser que existe de la manera más real posible, es imposible que no exista y tiene la mayor realidad. Para Nietzsche, esto no tiene verdad misma ya que no puede ser comprobado por los sentidos.
C3/ La Crítica al Fetichismo del Lenguaje
Este texto pertenece a El crepúsculo de los ídolos de 1889. Los seguidores de Parménides eran conocidos como eleatas y el error que cometieron no fue otro que confundir el ser o realidad con el pensamiento o lenguaje. Nietzsche quiere volver al momento en que se cometió el error que supuso partir de una vida falsa. Hay que buscar otro camino, el camino de los sentidos que nos llevarán a la realidad.
Según Nietzsche, las palabras no pueden determinar la realidad, no podemos creer ciegamente en ellas. Demócrito, continuador de los eleatas, también cayó en el mismo error porque no creyeron en la palabra “ser” pero crearon otra palabra “átomo”, así que no solo los filósofos eleatas estaban equivocados, también todos aquellos que tenían gran fetichismo por el lenguaje.
Como conclusión, Dios es el concepto supremo de todas las palabras, significa algo que existe en sí mismo y por sí mismo. Nietzsche llega a la conclusión de que no podemos separarnos de Dios mientras sigamos teniendo admiración por las palabras.