Nietzsche
Crítica a la Metafísica
La concepción del mundo platónica distingue un mundo verdadero contrapuesto al mundo aparente. Antes de Platón, Sócrates representa el triunfo de la razón sobre la vida. Platón contrapone el mundo de los sentidos con el mundo de las ideas y postula un mundo irreal como verdadero. Nietzsche sostiene que no hay un mundo real distinto del que experimentamos por medio de los sentidos. Detrás de ese mundo falso creado por Platón late un instinto, temor u odio inconfesado. La identificación por él establecida entre razón, virtud y felicidad es una reacción frente al oscuro poder de los instintos o pasiones, propia de una vitalidad débil. La historia de la metafísica es la historia de una gran mentira, de un error y de una gran calumnia a la vida. Los conceptos filosóficos son metáforas engañosas dada su incapacidad para comprender la vida como realidad primordial. Existen diversas perspectivas que los hombres elaboran acerca de la realidad. La metafísica ha respondido a la necesidad de racionalizar lo que es imposible de controlar. La fuente de la que surge esa metafísica es el resentimiento de una vitalidad decadente e impotente.
Crítica a la Religión
Toda religión ha nacido de la angustia que el hombre experimenta frente a la existencia o a la vida. Plantea que el hombre no ha nacido para disfrutar de esta vida sino para mortificarse con la esperanza de ser recompensado en la otra vida. El modelo de hombre que propone es el que renuncia a los placeres y a sí mismo como único medio para remediar la culpa. Ha creado la idea de Dios como fundamento de una tabla de valores opuestos a los valores vitales. Según Nietzsche, no existe ningún orden moral en sí. Los hombres son los que crean sus tablas de valores y determinan las metas que dan sentido a sus vidas. Dios ha sido la base de la vieja moral del hombre decadente y el principal obstáculo para el triunfo de una nueva moral y el nacimiento de un hombre nuevo. La fuente de la religión es el resentimiento: el afán por controlar a toda costa y un miedo mortal al dejarse llevar. La moral vigente con su trasfondo religioso ha sido una creación humana que se nos ha escapado de las manos. Nietzsche rechaza esta moral decadente que constituye una negación de la vida y nace del odio hacia el hombre. Si Dios se ha convertido en el principal obstáculo para la vida, la negación de Dios traerá la afirmación de los valores de la vida y la aparición de un hombre nuevo.
Crítica a la Moral
La moral es antinatural. Como juicio valorativo sobre la vida dice no y como establecedor de normas de conducta es un síntoma de decadencia. Ha establecido un orden moral absoluto que, apoyado en Dios o en la razón, se impone al hombre. En ese orden moral han prevalecido los valores de los débiles. La moral imperante mata la vida. Es el resultado del triunfo de los valores plebeyos sobre los aristocráticos. Para Nietzsche, la vida es lo más valioso y cualquier sistema de valores es un producto humano. Rechaza una moral concreta y la opone a una moral alternativa y vitalista. Nietzsche distingue dos tipos de moral y, por tanto, dos tipos de hombres: una moral de los señores (propia de espíritus libres con valores como valentía, lujo, riqueza) y una moral de los esclavos (propia de espíritus decadentes, valores: prudencia, caridad). Esta distinción la extrae de su investigación acerca del origen y evolución de los conceptos morales. Originariamente, bueno equivalía a noble y malo a vulgar. Esa diferenciación es producto de la forma de valorar de los nobles (afirmativa). Pronto es sustituida por la forma de valorar de los plebeyos (reactiva). Los débiles han desarrollado la suficiente astucia como para convencerse a sí mismos basándose en mentiras. Nietzsche contrapone la astucia del débil a la natural despreocupación del noble, que ha llevado al triunfo de la rebelión de los esclavos en la moral y el predominio de la forma de valorar decadente y antinatural. Esa inversión de la forma de establecer valoraciones fue obra de la impotencia y del resentimiento. El resentimiento creó un modo de valorar que implica el enaltecimiento de lo más bajo que hay en el hombre y la paralela infravaloración de lo mejor.
La Muerte de Dios y el Nihilismo
Nietzsche habla de la muerte de Dios como un hecho que supone una buena nueva para el hombre, ya que representa la liberación de un enorme peso que le agobiaba. Dios ha sido el obstáculo para la llegada del superhombre. Dios ha sido la creación de aquellos que enfrentan a la vida un rotundo no y sobre él ha descansado todo el viejo sistema de valores que va quedando desacreditado. Su muerte significa el derrumbamiento de los pilares que sostenían la moral y cultura decadente. En el futuro, el lugar de Dios será ocupado por la vida y el superhombre. Su muerte es síntoma del definitivo agotamiento de una moral concreta cuya destrucción abre la posibilidad de que el hombre afronte la tarea de crear una nueva tabla de valores y acometer la transvaloración de todos los valores y adoptar la perspectiva adecuada. Con la muerte de Dios, el hombre se hace dueño de su propio destino y se libra de la tutela y sometimiento a los dictados divinos. Como consecuencia de la muerte de Dios, el nihilismo es el destino que conduce la trayectoria de esa cultura decadente que ha de desembocar en una época nihilista. El nihilismo parte del convencimiento de la completa ruina del sistema valorativo hasta ahora vigente y de la angustiosa tarea de crear otro alternativo. Los valores que han caracterizado a la cultura occidental quedarán reducidos a la nada.
La Nueva Moral
Nietzsche no la perfila claramente. Lo que es claro es que ha de basarse en la vida. El símbolo de la vida es Dionisos. A este se contrapone Apolo. La decadencia empieza cuando Apolo triunfa sobre Dionisos. Es preciso colocar cada cosa en el lugar que le corresponde. La nueva moral está apoyada en la exaltación de lo vital: la vida tiene valor por sí misma y es la fuente de todo valor. El único mandamiento que tiene vigencia es el que nos encomienda gozar de lo que nos ofrece la vida.
Nueva Visión del Hombre: Superhombre
El hombre decadente es un ser despreciable que ha de ser superado. Su destino es superarse dando paso al superhombre. Superarse a sí mismo exige superar la antigua moral y las limitaciones que nos hemos impuesto. Para preparar la llegada del superhombre se requiere la destrucción de la tradición que ha dado lugar al vigente sistema de valores. La superación del hombre decadente exige agotar una serie de etapas:
- El hombre decadente se representa por el camello (obedece ciegamente, animal de carga que todo lo soporta, acostumbrado a obedecer, sumiso. La tabla de valores le convierte en esclavo).
- El nihilista viene representado por el león (simboliza al hombre cansado de obedecer que se rebela contra su amo y lo derriba liberándose. Vive más allá del bien y del mal, es inmortal).
- El superhombre viene representado por el niño (una vez liberado de las imposiciones, se convierte en el creador de una nueva tabla de valores de acuerdo con la esencia de la vida).
El superhombre se caracteriza por su ansia de vivir y por la afirmación a sí mismo. Busca el goce sensual, superar obstáculos. Es rebelde, insatisfecho, siempre quiere más. Solo confía en sus propios impulsos y ama verdaderamente al hombre y a la vida por encima de todo.