Crítica de Nietzsche a la Moral, la Religión y la Filosofía Tradicional

1. Crítica de Nietzsche a la Moral, la Religión y la Filosofía Tradicional

1.1 Crítica a la moral

Según Nietzsche, el dogmatismo moral consiste en creer en la objetividad y la universalidad de los valores morales. La moral tradicional se equivoca porque los valores morales no tienen una existencia objetiva en un mundo objetivo, sino que la crean las personas y son proyecciones de nuestra subjetividad, sentimientos e intereses; los inventamos, existen porque los hemos creado.

La moral tradicional creyó también que las leyes morales valen para todos los hombres. Así lo indicaban el imperativo categórico kantiano y la consideración de Santo Tomás de la ley moral como consecuencia de la ley natural y esta de la ley externa.

Pero si realmente los valores existiesen en un mundo verdadero y objetivo, podríamos pensar en universalidad, pero no existe este mundo, los valores se crean y cambian con el tiempo y con cada cultura, por tanto, no son universales.

Por otra parte, la moral tradicional, según Nietzsche, es antinatural, porque presenta leyes que van contra las tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y el mundo biológico y natural, como se ve, por ejemplo, en la obsesión de la moral occidental por limitar el papel de la sexualidad.

El dogmatismo moral implica también la idea de pecado, culpa y de libertad. La idea de pecado, según Nietzsche, es una de las ideas más enfermizas inventada por la cultura occidental porque el sujeto sufre porque se cree valorado por un Dios inexistente del que incluso espera un castigo.

Además, el cristianismo tiene necesidad de la idea de libertad porque las personas tienen que ser libres para poder castigarlas. Los valores tradicionales son los de “la moral de esclavos” y frente a ellos Nietzsche propone “la moral de Señores”, “los valores del superhombre” y “la afirmación de la vida”. Según él: “mi principio: no se dan principios morales”.

1.2 Crítica a la religión cristiana

Según Nietzsche, el cristianismo lleva hasta el final el desprecio por la vida iniciado por la filosofía platónica y su superación racional es necesaria para la aparición del superhombre.

Nietzsche parte del ateísmo, para él Dios no existe y el argumento que utiliza para criticar la religión es que el estado de ánimo que promueve el éxito de las creencias religiosas, de la invención de un mundo religioso, es el de resentimiento, el de no sentirse cómodo con la vida, el afán de ocultar la dimensión trágica de la existencia. Nietzsche se enfrenta a los siguientes elementos:

  • La “metafísica cristiana”: el cristianismo es “también” platonismo para el pueblo, comparte el espíritu que anima a Platón, la incapacidad vital para aceptar todas las divisiones de la existencia y el afán de encontrar un consuelo fuera de este mundo, de ahí su distinción entre mundo verdadero, eterno e inmutable y un mundo aparente, cambiante e imperfecto, el mundo del espíritu frente al mundo de lo corpóreo.
  • La moral cristiana: el cristianismo fomenta los valores propios de lo que Nietzsche denomina moral de esclavos y añade los valores mezquinos, sentimientos propios del rebaño; es la moral vulgar del resentimiento contra lo noble y sobresaliente, es la destrucción de los valores del mundo antiguo. Otra de las ideas más enfermizas es la de culpabilidad o pecado, de la que solo se puede huir con la afirmación de la “inocencia del devenir” y con una conducta situada “más allá del bien y del mal”.

Influencia perversa del cristianismo: todo el pensamiento occidental queda viciado por su punto de vista, es el corrupto de la filosofía europea que “lleva en sus venas sangre de teólogos”.

  • Valoración de Jesús: Nietzsche considera a Jesús un revolucionario, por eso no valora tan negativamente ni a él, ni al cristianismo primitivo, porque piensa que el llamado cristianismo debe más a San Pablo que a Jesús.
  • Politeísmo frente monoteísmo: aunque todas las religiones son falsas, unas son más adecuadas que otras. El monoteísmo representa el extravío de los sentidos, el invento de otro mundo, la desvalorización del mundo verdadero y de la vida. Frente a él, el politeísmo, aunque también es falso, expresa mejor la riqueza de la realidad, representa la fidelidad a la naturaleza.

La superación del cristianismo y la consiguiente “muerte de Dios” es fundamental para que se produzca la transmutación de todos los valores.

1.3 Crítica a la filosofía tradicional

La filosofía presenta una idea del mundo totalmente inadecuada, por considerarlo como un cosmos y no como un caos y por creer en la racionalidad. La invención del mundo racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de la metafísica tradicional, donde estas entidades son puras ficciones consecuencia del poder de la razón. La filosofía tradicional comienza con Platón, que se inventa un mundo al que contrapone, desvalorizando, el mundo de los sentidos. La filosofía posterior acepta este esquema aunque lo exprese con distintas palabras.

La metafísica platónica y toda la occidental es un sistema de resentimiento ante el mundo existente, del miedo al caos. En general, la filosofía ha creído que los conceptos pueden reflejar correctamente la realidad, entender una cosa es darle un concepto. Para Nietzsche, el pensamiento conceptual no es un buen recurso para expresar la realidad porque la misma palabra no puede servir para referirnos a dos cosas distintas. Según él, la metáfora es el mejor modo de expresar la realidad, y el arte es un medio más adecuado de expresar el mundo que la filosofía.

Nietzsche afirma el carácter irracional del mundo, considera que aunque la filosofía irracional creyó que a través de la razón se puede tener un conocimiento objetivo del mundo, esto es una fantasía. El conocimiento es relativo, subjetivo, depende de la perspectiva vital del individuo que lo creó. Frente a Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes y gran parte de los filósofos, él defiende una tesis contraria al objetivismo y que conecta con el relativismo, escepticismo y subjetivismo, defendiendo el perspectivismo, para el que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista del que es imposible prescindir. Las características del sujeto que conoce hacen imposible superar la propia perspectiva, no podemos desprendernos de nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad. Según Nietzsche, una verdad es verdadera por su valor pragmático, no hay hechos, sino interpretaciones o perspectivas que son valoraciones hechas por…

2. Nihilismo, voluntad de poder y el superhombre

2.1 La voluntad de poder

La voluntad de poder es para Nietzsche el principio básico a partir del cual se desarrollan todos los seres, la fuerza primordial que busca mantenerse en el ser y ser aún más. Nietzsche cree que en todas las cosas hay un afán por resistencia, son expresiones de un fondo primordial que lucha por existir y por existir siendo más.

La voluntad de poder tiene para él las siguientes características:

  • Irracionalidad: en el hombre la razón no debe tener la última palabra, sino que está al servicio de otra instancia más básica como el instinto o las emociones.
  • Inconsciencia: la fuerza primordial que determina el curso de las cosas no es consciente.
  • Falta de finalidad: la fuerza de vida no tiene ningún objetivo o fin, no hay nada interior que le marque un destino, con ello declara el carácter gratuito de la existencia.
  • Impersonalidad: esta fuerza no puede identificarse por un ser personal, sino como un cúmulo de fuerzas que buscan la existencia.

Lo que Nietzsche entiende por voluntad no es como para la tradición aristotélico-tomista una facultad del alma, tampoco considera la psicología actual una capacidad de la mente. La voluntad de poder para él se identifica con cualquier fuerza inorgánica, orgánica o psicológica que tiende a su autoafirmación; es voluntad de ser más, fondo primordial de la existencia y de la vida.

Unida a ella, Nietzsche introduce el tema del eterno retorno. Según él, no hay más mundo que este y por tanto hay que permanecer fieles a la tierra y el eterno retorno es la fórmula suprema de fidelidad a la tierra, del sí a la vida y al mundo que pronuncia la voluntad de poder. Simboliza que este es el único mundo y por tanto todo debe repetirse. Nietzsche presenta a Zaratustra como el profeta del eterno retorno, el que desea que nada sea distinto ni en el pasado, ni en el futuro, ni por toda la eternidad. En este sentido, la filosofía de Nietzsche, que es considerada como negativa y destructiva, es afirmativa porque dice sí a la vida.

2.2 El nihilismo y sus formas

Nietzsche afirma en su filosofía que “Dios ha muerto”. Esa frase lo que indica no es que Dios haya existido y después él haya muerto, sino que señala que la creencia en Dios ha muerto, expresa el fin de toda creencia en entidades absolutas.

  • Dios no creó al hombre, sino que el hombre creó a Dios.
  • La creencia en Dios sirve para dar consuelo al hombre de la miseria y el sufrimiento que hay en este mundo, es una consecuencia de la vida decadente donde Dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida.
  • Con la muerte de Dios, Nietzsche considera que estamos ante un acontecimiento actual, en un tiempo histórico clave con el que observamos su necesidad de final.
  • Con el concepto de Dios se refiere al Dios cristiano, pero también a todo aquello que puede sustituirlo como la Verdad, el Bien, la ciencia, es decir, todo lo que sirva a los hombres para dar un sentido a la vida para estar fuera de ella.
  • Como consecuencia de esta muerte, de vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”, se darán las condiciones para la aparición del superhombre.

Con esto Nietzsche anuncia la llegada del nihilismo, movimiento histórico particular de la cultura occidental que se puede dividir en varios momentos:

  • Nihilismo como decadencia vital: es el momento de la destrucción de los valores vigentes, de la duda, la desorientación radical y la pérdida de sentido.
  • Nihilismo pasivo: con la muerte de Dios se es consciente del carácter infundado de la creencia religiosa, viene la crisis de que la existencia no tiene sentido. El nihilismo pasivo no cree en ningún valor y termina en la desesperación y la denuncia.
  • Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar que los valores dominantes son una invención. Nietzsche es nihilista en ese sentido porque propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos. Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, de una nueva moral y de un nuevo hombre.

Por tanto, el nihilismo posee dos cargas, una negativa que explica la crítica destructiva de la tradición occidental y otra positiva que supone el reconocimiento de las condiciones que han llevado a Occidente a ser nihilista y el inicio de los inventos de escape del nihilismo porque, según Nietzsche, a partir de esta actitud del hombre que hasta de superar ese estado se abren las puertas hacia una nueva ontología y hacia una nueva antropología.

2.3 La transvaloración moral y el ideal del superhombre

La transmutación de todos los valores, según Nietzsche, es un momento necesario para el final de la moral tradicional y la aparición del superhombre. Nietzsche no propone vivir sin valores, sino invertir la tabla de valores, superar la moral occidental, que es una moral de denuncia y de resentimiento hacia la vida, por una moral que dé un sí a la vida.

Nietzsche llama “rebelión de los esclavos” al triunfo del cristianismo y del judaísmo que sustituye la moral aristocrática que, según él, se da en el mundo griego antiguo por una moral de esclavos, de los débiles. Nietzsche atribuye a los judíos la sustitución del código moral aristócrata o moral de Señores, por la moral de esclavos.

La transmutación de los valores es la superación de esta moral de esclavos para recuperar de nuevo la moral aristocrática que permite el triunfo del código moral del superhombre.

El superhombre es el hombre nuevo que aparece tras la muerte de Dios. Nietzsche lo concibe como el individuo fiel a los valores de la vida que se puede reconocer a través de su conducta moral que tiene las siguientes características:

  • Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la prudencia como la paciencia…
  • Rechaza la conducta gregaria: detecta la moral del rebaño, de lo que sigue la mayoría, como de lo que acepta las normas morales ya establecidas.
  • Crea valores: aunque los valores morales son invenciones de los seres humanos, muchos hombres simplemente los aceptan, mientras que el superhombre inventa los valores manteniéndose fiel a la vida.
  • Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios, ni en otra vida. No se le ocultan las dimensiones terribles de la existencia.
  • Le gusta el riesgo: las experiencias nuevas y difíciles, los caminos no frecuentados, los enfrentamientos…
  • Es contrario al igualitarismo: no tiene miedo a la diferencia, le gusta desarrollar lo que es propio.
  • Ama la intensidad de la vida: la alegría, la salud, el amor sexual, la belleza espiritual y moral.
  • En conclusión, el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.

En “Así habló Zaratustra”, a través de una metáfora, Nietzsche cuenta la de transformaciones del espíritu para llegar al superhombre. De cómo el espíritu se convierte en camello, este en león y el león en niño. El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad. Su característica básica es la humildad, la verdad, el sometimiento, el saber soportar con paciencia las pesadas cargas, la carga de la moral de resentimiento hacia la vida. El león representa al hombre crítico como nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y el estilo de vida occidental. El niño representa al hombre que inventa valores, que toma la vida como un juego, como un riesgo, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisiaco y la metáfora del mundo futuro, del superhombre.

Sin embargo, la interpretación de la figura del superhombre dada por Nietzsche ha dado lugar a distintas y peligrosas interpretaciones. Por un lado, se le interpreta como contrario al igualitarismo cristiano, pero también al socialista, como creador de una moral de violencia y como reivindicador de la superioridad de los pueblos germánicos o como precursor o modelo del ejecutivo agresivo de la sociedad capitalista actual. Aunque hay quien considera que manifestó expresamente su hostilidad hacia la cultura alemana y hacia el Estado y en el que el superhombre no se puede identificar con una clase social o con una raza.

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