CONTEXTO Histórico DEL Siglo XX:
El siglo XX se caracteriza por ser un siglo muy complejo, sumándose en sus inicios a las tendencias del Siglo XIX: liberalismo económico-político, crecimiento científico-tecnológico y lucha de partidos obreros por ampliar los derechos políticos y económicos. En esta época se crea la filosofía analítica que se caracterizó por la admiración y el respeto por las ciencias naturales y la defensa del Empirismo, teniendo como objeto principal el análisis del lenguaje en el que destacó el vienés L. Wittgenstein. Pero las dos guerras mundiales, sobre todo la segunda, supusieron una crisis en las conciencias de los hombres occidentales. Así, El existencialismo (1927- ±1950) intenta responder a esta sensación de vivir una vida sin sentido y a esta gran decepción. Frente a los imperios y a los totalitarismos que trataban las vidas humanas como si fueran trapos sucios sin ningún valor, ocasionando decenas de millones de muertos, el existencialismo protestaba contra la ruina del hombre, contra su despersonalización, contra el olvido del valor de cada individuo, contra el olvido de su singularidad, autonomía y responsabilidad. Uno de los mayores representantes de esta corriente fue J. P. Sartre. Pero frente a esa terrible experiencia hubo también otra respuesta, la de la llamada “Escuela de Francfort”, grupo de filósofos alemanes de tendencia marxista que querían hacer un análisis de las cosas que funcionaban mal en la sociedad para cambiarlas y que no se volvieran a repetir esos desastres. Por eso también se llama “teoría crítica” (1923-1968). Habermas pertenece a la 2ª generación de esta corriente y de alguna manera es sucesor de los principales miembros de la Escuela de Francfort, pues sigue los postulados de la teoría crítica, aunque señalando la existencia de una racionalidad dialógica que nos invita a dialogar en condiciones de igualdad sobre nuestros problemas, de manera que el acuerdo sobre normas morales al que lleguemos y que puedan aceptar todos los afectados se convertirá en un acuerdo racional y obligatorio. Se trata de la aplicación del espíritu de la ética kantiana a la resolución de los problemas de la actualidad, pasando de una razón monológica a una dialógica como procedimiento en la toma de decisiones.
En la tercera parte del Siglo XX nuestro mundo está caracterizado por la mundialización de la economía de mercado y sus recurrentes crisis, por la expansión de las nuevas tecnologías, por la inmigración, el multiculturalismo y la proliferación de movimientos de resistencia (feminismo, ecologismo, movimiento gay o movimientos anti-sistema).
La filosofía de la postmodernidad (1979 – ±2003) es la respuesta a este mundo: critica el que se quiera defender un mundo uniforme y unívoco, la soberbia de creer que se puede dar fundamento y sentido a todo desde la razón, la vanidad del etnocentrismo europeo que se cree superior al resto del mundo o la sacralización de las grandes palabras de la modernidad (verdad, libertad, justicia, progreso). Su mirada es la de la contingencia, la reversibilidad, la fragmentación, la pluralidad, la interpretación, la diferencia…
En cuanto a la filosofía española, habría que decir que en el último tercio del Siglo XIX se revitaliza por el contacto con las filosofías europeas, lo que producirá sus frutos en los inicios del Siglo XX. Así, dentro del pensamiento del primer tercio del Siglo XX destacan los escritores de la Generación del 98, aunque pocos de ellos fueron filósofos profesionales. Las excepciones, pues, en este movimiento fueron Ortega y Gasset y Unamuno, autores que, aunque desde posiciones diferentes, compartieron una serie de temáticas comunes: el ser humano concreto (‘el hombre de carne y hueso’ en Unamuno; ‘el yo y sus circunstancias’ en Ortega) la realidad histórica, la existencia, la vida. Por otra parte, también ambos asimilaron y difundieron en España las corrientes de pensamiento de mayor vigencia en Europa. Difirieron en cambio en lo que se refiere a las influencias:
- Unamuno recibe influencias de Kierkegaard y los filósofos de la voluntad como Schopenhauer o Nietzsche, pero también del inconsciente con Freud.
- Ortega y Gasset, por su parte, estuvo más influido por el historicismo de Dilthey y la fenomenología de Heidegger.
Pero en este momento se hace necesario mencionar a María Zambrano como una de las mayores discípulas de Ortega. Vinculada con la Generación del 27 se separaría de su maestro en puntos importantes apostando por una razón poética frente a la razón vital de Ortega.
Finalmente decir que a partir de los años sesenta, con la desaparición del franquismo, se produce otra revitalización y la filosofía española se abre totalmente a las corrientes europeas.