Marco temporal:

Platón y Aristóteles son filósofos grecolatinos (siglo 4º a.C.), Kant es un filósofo modernos (Siglo XVIII).  Marx  y Nietzsche escriben ya bien entrado el s. XIX.

Temas:

Tanto Platón como Aristóteles reflexionan sobre la totalidad de los temas, en tanto Kant se centran de una parte en la reflexión sobre el conocimiento y de otra sobre la ética y política. Nietzsche hace una crítica de toda la filosofía y cultura anterior, centrada en Platón y el cristianismo, en tanto que Marx reflexiona sobre cómo es y funciona el mundo, la situación de explotación, etc… Para poder cambiarlo Estilo:
Platón escribe en forma de un dialogo, más o menos ficticio, cargado de alegorías, ejemplos, en el cual van apareciendo gran diversidad de temas casi en cada página. Aristóteles Kant y Marx escribe en forma de tratados o ensayos sistemáticos.  Nietzsche utiliza un estilo provocador, incisivo, que pretende no solo demoler, sino también ridiculizar, intelectualmente las concepciones que critica.

Concepción del Ser:

Platón tiene una concepción unívoca del ser: afirma que existen seres de verdad (las ideas del mundo ideal) y seres a medias (las realidades del mundo sensible que son copias imperfectas de las ideas). Aristóteles sostiene una concepción análoga del ser: Hay muchos tipos de ser (las categorías): Ser, en sentido primario, son cada uno de los seres individuales concretos, a los que clasifica en seres naturales y seres sobrenaturales; ser, pero en sentido secundario, son también las cualidades, las cantidades, las relaciones…etc.   Para Kant existen los seres (cosas en sí o noúmenos) pero no podemos conocerlos con la razón pura sino solo como postulados de la razón práctica (la ética). Marx centra sus reflexiones en la naturaleza  de las relaciones entre las infraestructuras económicas y las superestructuras ideológicas en las que aparece inmersa la historia de la humanidad. Nietzsche critica la concepción del “ser verdadero” de Platón y afirma que el único ser existente es el ser al que Platón denominaba “ser aparente”, es decir, el ser que nace, deviene y muere.

Concepción del Conocimiento

Platón es un racionalista porque afirma que solo con la razón podemos captar las esencias de las cosas y que los sentidos no son una fuente fiable del conocimiento. Aristóteles afirma que los sentidos son fuente fiable del conocimiento, pero que la razón es la que capta la esencia en un proceso de abstracción: Por tanto tiene una concepción intermedia entre el Empirismo y el Racionalismo.  Kant afirma que el punto de partida del conocimiento está en los datos proporcionados por los sentidos, pero que este material es posteriormente elaborado por las funciones a priori de la sensibilidad, entendimiento y razón, y que, por tanto, la cosa conocida no es la cosa en sí. Marx también es empirista y considera que las ciencias deben reflejar el proceso dialéctico de evolución de las infraestructuras.  Nietzsche confía plenamente en los sentidos como fuente del conocimiento, debiendo limitarse la razón a “pensar los datos” provenientes de los sentidos.

Concepción de Dios

Platón habla de un demiurgo que construye el mundo sensible tomando como modelo el mundo de las ideas. También habla de la realidad suprema de Bien como fuente de toda realidad y verdad. Ambas concepciones se incorporarán posteriormente a la noción religiosa y filosófica de Dios. Aristóteles demuestra la existencia de Dios con el argumento del movimiento y elabora la primera concepción no antropomórfica de Dios: Dios es un ser perfecto, acto puro, forma pura cuyo ser consiste en conocerse (noesis noeseos). Es un ser extra mundano sin ninguna relación con el mundo ni con el hombre, pero comunica el movimiento a las esferas como causa final. Kant afirma la existencia de Dios pero considera que no es  accesible a la razón pura, sino que solo puede establecerse como postulado de la razón práctica (ética). Marx niega la existencia de Dios y opina que la religión es el opio del pueblo y que la alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica. Nietzsche niega la existencia de Dios y , en consecuencia, afirma la pérdida de valor de todas las normas y valores basados en dicha noción Concepción del Hombre:
Para Platón el hombre es el resultado de la uníón temporal de dos sustancias de procedencia y destinos diferentes: Un alma inmaterial procedente del mundo de las ideas y un cuerpo material. El alma pervive a la muerte del cuerpo, es inmortal.  Aristóteles explica al hombre como un caso entre los demás seres naturales al que le es aplicable, entre otras, teoría hilemórfica. Es un compuesto de dos principios constitutivos intrínsecos: Materia (cuerpo) y Forma (alma). En consecuencia la muerte del cuerpo implica la desaparición del alma, aunque en el “de anima”, afirma que una parte del alma es imperecedera e inmortal.   Kant afirma la existencia en el hombre de un yo permanente e inmortal (el alma) pero tal existencia no es captable por la razón pura sino solo como postulado de la razón práctica. Para Marx el hombre es un ser natural que se diferencia de los demás seres naturales en que tiene que producir sus propios medios de subsistencia: el trabajo es la esencia del hombre. La historia de la humanidad es la historia de la explotación del hombre por el hombre. Nietzsche concibe al hombre como una fase intermedia entre el mono y el superhombre.

Concepción de la Mujer

Platón sostiene,  en una concepción muy novedosa para su tiempo, que si la mujer recibiera la misma educación que el hombre, podría alcanzar el mismo grado de conocimiento y, en consecuencia, convertirse en gobernante. Aristóteles afirma que la mujer es un hombre incompleto, receptor pasivo de la procreación, incapaz de libertad y felicidad. Kant de un lado afirma la igualdad, libertad y universalidad como carácterísticas del ser humano, pero de otro considera a la mujer como ser dependiente del hombre, y por tanto excluye a la mujer del derecho de ciudadanía plena. La cuestión de la mujer parece ser también un tema relegado en el pensamiento de Marx. Nietzsche en algunos párrafos valora a la mujer, no obstante la mayoría de sus páginas rezuman valoraciones negativas sobre la mujer, que rayan en la misoginia.