Cuales son los tipos de ética

El cinismo es una filosofía teórica y una práctica, pero también una forma de vida, aunque esta carácterística se empezó a perder enseguida, es una filosofía que pretende alcanzar la felicidad mediante la sabiduría y la ascesis.

Uno de los rasgos que diferencia al cinismo de otros movimientos es precisamente la importancia que dan a la ascesis, la práctica continua del ejercicio mental y físico, como camino para conseguir un estado de ánimo apropiado para alcanzar la autosuficiencia, que les libere de los imprevistos y les endurezca para permanecer impasibles ante «adversarios existenciales» como el hambre, el frío o la pobreza, que no dependen de ellos. Esta actitud les emparentaba con el estoicismo, aunque su desvergüenza les volvía a alejar. El nombre de cínicos tiene dos orígenes diferentes asociados a sus fundadores. El primero viene del lugar donde Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, que se puede traducir como el perro blanco o el perro veloz. El segundo origen tiene que ver con comportamiento de Antístenes y de Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo cual la gente les apodaba con ese nombre (kinicós). Está comparación viene por el modo de vida que habían elegido estos personajes, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales.


El hedonismo a veces también se llama epicureísmo, porque el filósofo que lo defendía se llamaba Epicuro. El hedonismo defiende que toda nuestra acción debe ir encaminada a maximizar el placer y evitar el dolor.
En esto los hombres no somos distintos de los animales.

Epicuro insiste, sin embargo, en que nuestros placeres deben ser inteligentes. Esto es así porque a veces algunos placeres encierran, a la larga, dolor. Si por ejemplo me pego un atracón de chocolate, (o me drogo) el placer que me proporciona puede llevar aparejado un dolor en forma de indigestión o resaca. Epicuro dice que nuestros placeres deben ser moderados, de modo que disfrutemos de las cosas sin lamentarnos después.

El problema del placer es que muchas veces es muy puntual y dura poco, porque es un negativo del dolor. Si por ejemplo tengo sed puede ser extremadamente placentero beber, pero este placer dura tan solo hasta que me sacio. ¡No voy a estar bebiendo siempre! Y esto pasa con muchos placeres, que por lo tanto son momentáneos y no sirven demasiado para orientar una conducta en el tiempo. Para encontrar una guiá de conducta necesitaríamos algo mas duradero que los placeres.


Sistema filosófico basado en las doctrinas de Epicuro de Samos. Desde el jardín de Atenas fundado por el propio Epicuro, el epicureísmo alcanzó pronto gran difusión por todo el mundo helenístico y romano, perviviendo hasta el s. V d. C. Como todas las filosofías contemporáneas contra las que polemizó a menudo, el epicureísmo se centró en la ética, buscando en ella soluciones prácticas más que especulaciones teóricas: de ahí la importancia de los conceptos de amistad y felicidad (búsqueda del placer y rechazo de todo dolor). En el s. I la escuela se trasladó a Nápoles con Filodemo de Gadara y desde allí influyó en la vida cultural romana. Otros destacados epicúreos fueron: Metrodoro de Lámpsaco, Colotes, Ctesipo, Hemarco, Polístrato, Diógenes de Oinoanda y especialmente Lucrecio Caro el cual fue el más brillante expositor de la doctrina epicúrea en su: “De rerum natura”. Cuando con el Renacimiento revivieron las escuelas de la antigüedad, el epicureísmo conocíó una nueva época de esplendor. En los SS. XVII y XVIII surgíó una tendencia neoepicúrea que tuvo en Gassendi a su máximo representante.
El emotivismo moral es la teoría ética que afirma que el fundamento de la experiencia moral lo encontramos en los sentimientos que las personas despiertan sobre nosotros, y no en la razón.
Hasta la llegada de la filosofía moderna se pretendía fundar la moral en base a la razón. Esto, otorgaba a los juicios morales objetividad. Se creía que la condición moral del ser humano se fundamentaba en su condición de ser racional, y en virtud de ésta se establecía lo bueno y lo malo. Sin embargo, Hume decide darle importancia a los sentimientos y emociones en la vida moral.Hume entiende que el intelectualismo moral no puede ser debido a que: pretender deducir normas morales a partir de hechos es cometer una falacia (falacia naturalista), dado que el conocimiento de los hechos nos muestra cómo son éstos, no cómo deben ser; la lógica no nos impulsa por si sola a la acción, los sentimientos son los que realmente nos empujan; y por último, aunque la razón nos ayude a comprender cuales son las consecuencias de las acciones, esto es insuficiente para fundamentar la experiencia moral.
El emotivismo se opone al intelectualismo moral. El intelectualismo sostiene que la única condición necesaria para la conducta moral es el  conocimiento, es decir, considera que para ser algo lo único necesario es conocer su concepto.

  Son materiales aquellas éticas que afirman que la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre: los actos serán, por tanto, buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien supremo, y malos cuando nos alejen de él. Las éticas materiales suponen que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y determinan cuál es el bien supremo o fin último del hombre (el placer para Epicuro, la felicidad virtuosa para Aristóteles, etc.) Según cuál sea el bien supremo, la ética establece normas o preceptos con el fin de alcanzarlo.Toda ética material tiene contenido, en este doble sentido: 1) hay un bien supremo 2) se proponen los medios para alcanzarlo.La voluntad no es buena por naturaleza . Actuar porque algo nos cause placer o nos traiga felicidad no es obrar ni moralmente ni libremente. Actuar moralmente es•Actuar sólo cumpliendo con el deber, no buscando nuestro beneficio. LEl deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley moral (razón práctica), y sin determinación por inclinación alguna. LObrar por deber no es obrar legalmente: •Aquí simplemente actuamos por temor de la ley estatal, de ir a la cárcel, de que me multen, etc. Allí no se realiza la autonomía. El imperativo categóricosignifica que: cuando quiera hacer algo piense siempre si lo que voy a hacer es bueno para toda la humanidad. De modo que debemos comportarnossegún lo que nos indica el Imperativo Categórico, solo así seremos verdaderas personas, autónomas y libres.


La ética del discurso de Habermas es un intento de explicar las implicaciones de la racionalidad comunicativa en el ámbito de la intuición moral y la validez normativa. Se trata de un esfuerzo complejo teórico para la reformulación de las ideas fundamentales de la ética deontológica kantiana en términos del análisis de las estructuras comunicativas. Esto significa que es un intento de explicar el carácter universal y obligatorio de la moral al evocar las obligaciones de servicio universal de la racionalidad comunicativa. Es también una teoría cognitivista moral, lo que significa que afirma que justificar la validez de las normas morales se puede hacer de una manera análoga a la justificación de los hechos. Sin embargo, todo el proyecto se realiza como una reconstrucción racional de la intuición moral. Alega que sólo reconstruir las orientaciones normativas implícitas que orientan a las personas y afirma acceder a esto a través de un análisis de la interacción comunicativa.

La ética discursiva aspira a fundar un principio moral que no esté basado en intuiciones o comprensiones de una época o cultura determinada, sino que tenga validez universal. Pese a su pretensión de universalidad, es una ética modesta. Es una ética universalista de la justicia, esto es, «una ética del razonamiento normativo abstracto basado en principios y especializada en cuestiones que afectan al bien común». 2 No abarca, por tanto, todas las cuestiones de los usos de la razón práctica y excluye las cuestiones pragmáticas o prudenciales. Está orientada, dicho de modo algo más preciso, «a la clarificación de expectativas legítimas de comportamiento en vista de conflictos interpersonales que, en virtud de intereses contrapuestos, perturban la vida en común. Se trata de un discurso restringido a la fundamentación y utilización de normas que determinan los derechos y las obligaciones recíprocos».

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