David Hume: Empirismo, Escepticismo y Filosofía Moral

Contexto de Hume

1. La obra a la que pertenece el texto, otras obras y el pensamiento del autor

El texto pertenece a la Investigación sobre el Conocimiento Humano, obra en la que Hume corrige y revisa aspectos oscuros de su anterior Tratado de la Naturaleza Humana, siguiendo el patrón de la obra intermedia Compendio de un Tratado sobre la Naturaleza Humana, que pretendía una mayor difusión del Tratado, recibido con indiferencia por el público.

Los temas tratados en la Investigación son de carácter básicamente epistemológico: principios según los cuales se asocian las ideas (semejanza, contigüidad y causa y efecto), diferencia entre conocimientos por relación entre ideas y conocimientos de hechos, el principio de regularidad en la naturaleza (fundado en un sentimiento llamado creencia), crítica de la idea de una conexión necesaria entre causa y efecto, relación entre libertad y necesidad (ideas compatibles), creencia en milagros y en la providencia (consideradas críticamente), diferentes clases de filosofía (abstracta y práctica) y definición de su propia filosofía como moderadamente escéptica.

Hume también se ocupó de los problemas de teoría del conocimiento en la parte I del Tratado de la Naturaleza Humana, del que la Investigación es un resumen. Sobre los problemas morales reflexionó en la parte III del Tratado de la Naturaleza Humana y en Investigación sobre los Principios de la Moral. En dichas obras llegó a la conclusión de que llamamos buenas a las acciones con respecto a las cuales experimentamos un sentimiento de aprobación y alegría (emotivismo) por la utilidad social que se sigue de ellas (utilitarismo).

Meditó sobre problemas estéticos en Del Criterio del Gusto, obra en la que sostuvo que la belleza atribuida a ciertas obras literarias se funda en el sentimiento de gusto, pero que no toda opinión en esta materia tiene el mismo valor. En Ensayos Morales y Políticos, defendió que la obediencia a la autoridad tiene su origen en el sentimiento de lealtad a ciertas convenciones que nos son útiles y no en ningún contrato racional supuestamente suscrito por gobernantes y gobernados.

En Diálogos sobre Religión Natural afirmó que las creencias religiosas no se fundamentan en la razón, sino en los sentimientos de temor y esperanza que suscitan los acontecimientos de la vida.

2. El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en su época

En la historia de la filosofía, Hume se inscribe en la tradición empirista, orientación filosófica dominante en Inglaterra, que será la réplica al racionalismo continental inaugurado por Descartes. Partiendo de la crítica del innatismo, todos sus representantes insisten en la sensibilidad como única fuente de conocimiento hasta romper progresivamente con elementos fundamentales del pensamiento y la tradición clásica y medieval, como la idea de sustancia y el principio de causalidad.

En progresivo escoramiento hacia el escepticismo, la creciente radicalidad de la crítica empirista hará difícil elaborar una doctrina coherente del hombre, del mundo y de Dios, al prescindir de ambos pilares metafísicos, que ya el racionalismo había desconectado de sus fuentes clásicas.

Los filósofos que influyeron en Hume de una manera más directa fueron, en materia moral, Shaftesbury, Mandeville y Hutcheson; mientras que en el terreno epistemológico fueron Locke y Berkeley. También influyeron, aunque de manera indirecta, en cuanto parte de una tradición en la que se inscribía, Roger Bacon, Guillermo de Ockham o Francis Bacon.

La filosofía de Hume, a su vez, ha ejercido gran influencia: en la escuela escocesa del sentido común, en Kant que reconoció su valor, y, posteriormente en el positivismo del siglo XIX y en el positivismo lógico del siglo XX, que la consideraron como una valiosa contribución a la historia del pensamiento.

En cuanto a la época, Hume es uno de los grandes representantes de la Ilustración, corriente filosófica que se propuso como proyecto la liberación del entendimiento humano de cualquier tutela ajena. En el terreno del conocimiento, los ilustrados admiraron la física de Newton; en materia de religión, unos fueron deístas y otros llegaron al ateísmo desde la crítica de la superstición. Criticaron todos el uso de métodos crueles e inhumanos en los procesos judiciales y concibieron la historia como una lucha en que la ignorancia y la opresión lentamente van siendo vencidas por la razón.

Además del propio Hume, otros pensadores destacados de la Ilustración fueron: Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Diderot, D’Alembert y Condorcet en Francia, Lessing y Kant en Alemania, Beccaria en Italia y Locke en Inglaterra.

Por último, son de destacar dos acontecimientos históricos, decisivos para la modernidad, en los que se pretendió llevar a la práctica el proyecto ilustrado: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa.

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