Contexto Histórico y Cultural del Empirismo
Entre los siglos XVII y XVIII, Europa continental experimentó la consolidación y posterior declive de las monarquías absolutas. En contraste, en las islas británicas, cuna del empirismo, el absolutismo enfrentó una fuerte resistencia, generando tensiones entre los reyes y el Parlamento.
La coronación de Guillermo de Orange como rey de Inglaterra marcó un hito. Aceptó una nueva constitución que limitaba el poder monárquico, priorizando la libertad individual, el derecho natural y la propiedad privada. Este evento influyó profundamente en la política y la filosofía inglesas.
Paralelamente, la industrialización impulsó el desarrollo científico y tecnológico, fomentando un creciente interés por la ciencia y la razón. Muchos filósofos británicos colaboraron estrechamente con científicos y naturalistas de la época.
Principios Fundamentales del Empirismo
El empirismo se centró en investigar las fuentes, la certeza y el alcance del conocimiento. Si bien compartía con los racionalistas el anhelo de un conocimiento seguro, consideraba que solo la experiencia podía proporcionar certeza.
Para los empiristas, la experiencia y los datos factuales eran primordiales, junto con la comprobación empírica de las hipótesis. Rechazaron la existencia de ideas innatas, postulado central del racionalismo, argumentando que todo conocimiento se basa, en última instancia, en la percepción.
Hume y la Teoría del Conocimiento
Impresiones e Ideas
Hume, siguiendo a Locke y oponiéndose a Descartes, aplicó el principio empirista: todos los contenidos de nuestra mente provienen exclusivamente de la experiencia y dependen de ella. Según Hume, solo conocemos nuestras propias percepciones, que son los hechos de conciencia que experimentamos.
Dividió las percepciones en dos tipos:
- Impresiones: Percepciones intensas, fuertes y vivaces.
- Ideas: Percepciones menos intensas, «copias» o derivaciones de las impresiones, producidas por la imaginación y la memoria.
Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o complejas:
- Impresiones simples: No admiten división y dan lugar a ideas simples (ej: la percepción de blancura de una pared).
- Impresiones complejas: Conjunto de impresiones simples (ej: la percepción de las paredes blancas de una habitación). Las ideas complejas derivan de impresiones complejas o de combinaciones de ideas (ej: la idea genérica de «habitación»).
Leyes de Asociación de Ideas
La imaginación combina ideas de dos maneras:
- Arbitraria: Sin un orden establecido (ej: la idea de un centauro).
- Natural: Sigue reglas de asociación que imponen regularidad (ej: la idea compleja de naranjo).
La imaginación, actuando naturalmente, se rige por tres leyes de asociación:
- Semejanza: Unimos ideas similares (ej: varios naranjos semejantes forman la idea compleja de naranjo).
- Contigüidad: Vinculamos ideas cercanas en espacio y tiempo (ej: la idea de naranjal surge de la cercanía de varios naranjos).
- Causalidad: Conectamos ideas de causa y efecto, porque habitualmente están unidas (ej: la idea de naranja (efecto) nos lleva a pensar en la idea de naranjo (causa)).
Hume consideró estas leyes de asociación como su gran contribución a la teoría del conocimiento, comparándolas con las leyes de Newton en la física.
Crítica de la Causalidad según Hume
Hume realizó una crítica profunda al concepto de causalidad, argumentando que carece de una impresión correspondiente. En la filosofía clásica, el principio de causalidad tenía un sentido analítico (la idea de efecto contiene la de causa y viceversa) y ontológico (todo efecto tiene una causa). Hume negó la legitimidad de este principio.
Según Hume, nuestro entendimiento se rige por las siguientes leyes al formar el principio de causalidad:
- Ley de la contigüidad: La relación causa-efecto se basa en la contigüidad espacio-temporal entre los fenómenos. No existe causalidad a distancia.
- Ley de sucesión o prioridad temporal: Observamos la anterioridad temporal de la causa.
- Ley de la conexión constante: Observamos una unión constante entre los fenómenos.
Sin embargo, Hume argumenta que esto no implica la existencia real de una causa, ya que no observamos la necesidad de la conexión entre los fenómenos. El principio de causalidad es, por tanto, una idea compleja producto de la imaginación, basada en la costumbre y el hábito.
Metafísica de Hume: Crítica a la Idea de Sustancia
Hume rechazó la idea de sustancia, entendida como un sustrato permanente a los cambios o la esencia de una realidad (concepto proveniente del realismo aristotélico). Aplicando el principio empirista, afirmó que no tenemos ninguna impresión de la sustancia. Solo percibimos las impresiones actuales de las cosas, no sus esencias.
La idea de sustancia es una idea compleja formada por la imaginación. Hume negó la posibilidad de afirmar la existencia de cualquier sustancia, material o inmaterial:
- Sustancia finita o física: Concepto sin valor real. Es una colección estable de ideas simples, agrupadas bajo un mismo nombre, a la que se le atribuye ser causa de las impresiones, pero no tenemos impresión de ella.
- Sustancialidad del yo: No tenemos intuición de nosotros mismos como sustancia. Solo percibimos un conjunto de percepciones que se suceden. La identidad del yo carece de apoyo empírico o racional. Somos «un haz o colección de percepciones diferentes».
- Sustancia infinita o Dios: No poseemos impresión alguna de esta idea. Las pruebas de su existencia se basan en el argumento del orden del mundo y en la causalidad, previamente rechazada por Hume.
La Moral en Hume: Emotivismo Moral y Teoría de las Pasiones
Para Hume, las distinciones morales (bien/mal, virtud/vicio, justicia/injusticia) no se fundan en la razón, sino en el sentimiento. Un hecho vicioso, como un asesinato, no revela el vicio en sí mismo. Para descubrirlo, surge en nosotros un sentimiento de desaprobación. La razón nos dice cómo son las cosas, pero no nos obliga a actuar de cierta manera.
Hume desarrolló una teoría de las pasiones, estableciendo que estas son el criterio para el juicio moral. Su postura ética se conoce como emotivismo moral.
Las pasiones son impresiones que derivan de otras impresiones:
- Pasiones directas: Causadas inmediatamente por el placer (bien) o el dolor (mal): deseo, aversión, alegría, tristeza, esperanza, miedo.
- Pasiones indirectas: Nacen del placer y el dolor, pero mediadas por sus ideas: humildad, orgullo, amor, odio.
Pensamiento Político de Hume
El poder se legitima por el interés común y la defensa de bienes indispensables (propiedad privada, fidelidad a los contratos). Si no se cumplen estos deberes, se puede cuestionar el poder político. Hume desarrolló normas basadas en la ventaja y la utilidad, que denominó «leyes de las naciones».
Continuador del liberalismo político de Locke, Hume defendió la división de poderes.
Glosario de Términos Clave
- Causalidad: Idea compleja formada por contigüidad, anterioridad temporal, conjunción constante y conexión necesaria. Según Hume, no tenemos impresión de la conexión necesaria, por lo que su fundamento está en el pensamiento, no en la realidad.
- Contrato social: Doctrina política que defiende que la sociedad se basa en un pacto entre individuos libres. Hume señala que no hay experiencia empírica de tal pacto.
- Idea: Percepción débil. Algunas son próximas a las impresiones (ideas de la memoria), otras son menos vivas (ideas de la imaginación).
- Impresión: Percepción intensa y viva.
- Impresión de reflexión: Percepción formada a partir de impresiones de sensación o de ideas.
- Impresión de sensación: Percepción que surge de causas desconocidas. Elemento primario del conocimiento.
- Pasión: Impresión que deriva de otras impresiones. Pueden ser directas (causadas por placer/dolor) o indirectas (mediadas por ideas).