Hume: Teoría del conocimiento
- Hume fue el empirista más radical pues llevo al límite los planteamientos de Locke y Berkeley extrayendo de ellos aquellas consecuencias inevitables que sus predecesores no osaron afirmar.
- Sin poder referirnos a un mundo exterior mientras no hayamos demostrado su existencia, Hume considera que debemos reconocer que solo sabemos que algunas de las representaciones en nuestra conciencia son nítidas e intensas y otras no tanto. Las primeras se llaman impresiones y pueden ser de sensación y de reflexión y las segundas son ideas.
Fiel al principio empirista de no admitir como verdadero nada que no sea producto de la pura experiencia, Hume establece el principio de correspondencia: no puede haber otro origen para las ideas que las impresiones; a toda idea le corresponden impresiones de las cuales deriva.
- No todas las ideas son simples. Hay ideas complejas que resultan de la agregación en la mente de diversas ideas simples y que no tienen conexión directa con ninguna impresión (un caballo alado) y hay ideas simples que provienen forzosamente de impresiones percibidas con anterioridad.
- Una vez que tenemos ideas se establecen sobre ellas dos tipos de conocimiento:
- Las relaciones de ideas, las proposiciones matemáticas y lógicas que tienen un carácter necesario, vinculado a la propia definición de las cosas, con independencia de si éstas existen o no. Las relaciones de ideas constituyen la máxima certeza, pero no nos informan de la existencia de ningún objeto, sino de las condiciones que debería cumplir en caso de que existiera.
- Las cuestiones de hecho. Tratan sobre lo que efectivamente ocurre, que conocemos por experiencia y no por demostración. Las afirmaciones de cuestiones no poseen el carácter necesario que distingue las relaciones de ideas: son contingentes. La experiencia nos dice que un hecho ha ocurrido así, pero podría haber ocurrido de otro modo.
Las leyes de asociaciones de ideas explican el flujo de las ideas en la mente.
Semejanza | Contigüidad | Causalidad |
A = B | A, B | A – B |
Un retrato y la persona retratada | Vemos un relámpago y pensamos en un trueno | La idea de fuego nos hace pensar en calor |
e) Criticó a la metafísica porque según él un término del cual no es posible encontrar experiencia que lo origina no significa nada.
f) Critica la idea de sustancia porque según el tenemos impresiones de las cualidades de las cosas, pero no de las cosas en sí mismas. Por ello la sustancia no es más que un nombre con el que la mente presenta un conjunto de cualidades que aparecen unidas.
También se centra en la idea de causalidad porque considera fundamental la relación causa-efecto, por ello cuando analizamos un caso de este tipo siempre percibimos las mismas impresiones.
g) El hecho de que no tengamos certezas metafísicas no impide que podamos tener certezas morales, es decir, convicciones probables basadas en la experiencia.
Hume socava los conocimientos de la metafísica y adopta un fenomenismo escéptico que sólo nos autoriza a afirmar los fenómenos que nos muestra a experiencia.
Crítica a la idea de sustancia y de causalidad
Crítica a la idea de sustancia
Criticó el conocimiento de la idea de sustancia, es decir, del sustrato permanente en que consiste cada cosa y sobre el que se producen los cambios que la afectan. Todos hacemos afirmaciones como “la mesa es verde” o “la mesa es dura” y por extraño que parezca podremos percibir el verdor y la dureza de la mesa, pero no la mesa en si misma, el sustrato permanente de las cualidades, que es, sin embargo, diferente de todas ellas. La mesa es la sustancia permanente en que se producen las diversas cualidades que percibimos.
Tenemos impresiones de las cualidades de las cosas, pero no de las cosas en si mismas. La experiencia nos ofrece un conjunto de cualidades de las cuales algunas aparecen simultáneamente durante cierto tiempo, y eso acostumbra a nuestra mente a imaginar una unión necesaria entre estas cualidades y a evocarlas con un solo nombre por ello la sustancia no es mas que un nombre con el que la mente presenta un conjunto de cualidades que aparecen unidas.
Hume aplicó su principio de correspondencia a la idea del yo y de ese modo como toda sustancia, la sustancia pensante no es más que una colección de impresiones. Nadie ve su yo cuando mira dentro de sí, tan solo percibe un flujo de ideas. Percibimos representaciones mentales, pero no la mente en que supuestamente se dan.
Crítica a la idea de causalidad
Para probar que no existe un vínculo necesario entre la causa y el efecto Hume determinó tres factores que observamos por experiencia y que intervienen en esta relación.
- La contigüidad.
Lo que se observa ocurre en unos mismos espacios y tiempo, o al menos próximos. - Lo que luego se va a llamar causa ocurre siempre antes de lo que luego se llamará efecto. Es la prioridad temporal de la causa.
- Conjunción constante. Si se sustituye la supuesta causa por otra semejante, ocurre siempre un mismo efecto u otro semejante. Esto es, que ocurren siempre los dos de un modo conjunto, y el primero nunca se daría sin el segundo.
Las experiencias no llevan a conformar un hábito o costumbre que hace que la mente se acostumbre a la conjunción de determinados fenómenos; a que crea que todo seguirá siendo de igual manera y; por ello; no ve dificultad en adelantarse a los acontecimientos y se crea con pleno derecho a predecir lo que sucederá. El pensamiento es incapaz de predecir el futuro y la verdadera naturaleza de las cosas por si mismo.
La crítica de esta idea de causalidad lleva a una posición escéptica. El esfuerzo por eliminar todo cuanto la razón pudiera imponer sobre la experiencia imposibilita todo ejercicio racional, por tanto, el hecho de que no tengamos certezas metafísicas no impide que podamos tener certezas morales, es decir, convicciones probables basadas en la experiencia.
Costumbre y creencia
La razón no puede extraer de la experiencia la necesidad de la conexión causal. Al ver una bola de billar en movimiento hacia otra en reposo, estamos convencidos de que en cuanto choquen la que está quieta se empezará a mover. Según Hume esta convicción consiste en un hábito de la imaginación. Es la fuerza de la costumbre lo que lleva a establecer relaciones causales.
Así la conjunción constante en la mente de acontecimientos genera creencia en una conexión necesaria. Esta no es una idea, sino un mero hábito que nos lleva a tener una creencia en la inevitabilidad de la sucesión. Tal vez si hay conexiones causales pero no podemos conocerlas, solo creer que existen.
- La moral.
- Destacados pensadores basan sus teorías morales en sus hallazgos en el ámbito del conocimiento pero ¿Qué fundamento moral presentará quien niega la razón, como Hume, su poder ordenador y la limita a su papel de depósito de impresiones?
- Hume colocó la moralidad fuera de los límites de la razón porque es responsable de la aprobación o no de las acciones. La razón describe y la valoración moral expresa lo que el hecho nos hace sentir. La aprobación o desaprobación morales no son hechos, sino sentimientos que los hechos desvelan en nosotros en la medida en que los asociamos a lo que nos resulta agradable o desagradable, útil o pernicioso. El sentimiento es el fundamento moral y la utilidad es el fin.
- La ética de Hume puede ser calificada de emotivista porque para el la única función de la razón es la descripción de relaciones de ideas o de cuestiones de hecho. Sin embargo, entre el ser y el deber ser no hay ningún puente que la razón pueda recorrer, y saltar esta distancia es un error tan grave como frecuente.
- Emotivismo moral: Las proposiciones éticas no son verdaderas ni falsas: se limitan a expresar un sentimiento, de ahí que Hume asegure que “ no es contrario a la razón preferir la destrucción del mundo antes que un rasguño en mi dedo”. La elección moral se sitúa fuera de la razón, en el terreno de las emociones. Hume acepta que la razón interviene como árbitro en las cuestiones que surgen en la vida moral, pero es el sentimiento el que decide nuestras motivaciones, “la razón es, y ha de ser, tan solo esclava de las pasiones, y no puede pretender otra tarea que servirlas y obedecerlas”.
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