Pensamiento Cartesiano: La Búsqueda de la Certeza
Moral Provisional
Al analizar los fundamentos del pensamiento, el pensador racionalista René Descartes se vio obligado a cuestionar todo su conocimiento para eliminar sus prejuicios. Sin embargo, para guiarse éticamente en la vida cotidiana, implementó una moral provisional.
Esta moral provisional se basa en una serie de máximas orientadas a guiar la conducta de las personas en relación con las normas sociales de manera moderada. La conducta moderada no es una novedad del filósofo francés; el justo medio es un concepto tradicional en la ética de los antiguos filósofos griegos. Sin embargo, Descartes no adopta esta postura porque la moderación sea un bien en sí mismo, sino porque, al cuestionar todo el conocimiento existente, le resulta más fácil evitar el error. Su posición moderada es estratégica: al finalizar su fundamentación filosófica, espera encontrar un camino ético correcto. La posición moderada, al estar en el medio, siempre se aleja menos de las dos posiciones más radicales, situadas en los extremos. Al buscar una ética eficaz y verdadera, Descartes prefiere mantenerse en el medio para no errar demasiado si descubre que la conducta correcta se sitúa en un extremo que no había elegido inicialmente.
Las máximas que establece la moral provisional de Descartes postulan que:
- Es conveniente obedecer las leyes, costumbres y hábitos del país donde se vive, conservar la tradición religiosa y optar por los caminos más moderados en todos los aspectos de la conducta.
- Se debe ser firme y decidido en los actos, siguiendo incluso las opiniones más dudosas como si fueran verdaderas.
- Es preferible cambiar nuestros propios deseos antes que el orden del mundo, ya que nada está tan en nuestro poder como nuestros pensamientos.
Finalmente, Descartes plantea la importancia de cultivar las cualidades de la razón, aprender nuevas costumbres, considerar la pluralidad de opiniones e intentar llegar a un conocimiento verdadero y cierto mediante la aplicación de su método.
El Método Cartesiano: Ideal Matemático de Certeza y Duda Metódica
El pensamiento de Descartes es claramente racionalista, lo que significa que prioriza la razón sobre los sentidos. Se centra en las matemáticas porque, según él, es la única ciencia que alcanza una verdad indudable, una certeza absoluta. El punto de partida debe ser una verdad evidente y cierta. Las matemáticas utilizan la deducción a partir de una verdad evidente, y Descartes propone usar la deducción también en la filosofía para encontrar otras verdades que dependan de la primera. Para ello, debe alcanzar esa primera verdad de la cual deducir el resto.
La deducción consiste en partir de una idea simple, clara y distinta, y obtener de ella ideas más complejas. El primer problema de Descartes es encontrar esa idea simple y evidente.
Para resolverlo, Descartes comienza a dudar de todo. Adopta una postura aparentemente escéptica para alcanzar la primera idea simple y evidente. Duda de los sentidos, de todo, incluso de la vida misma, y plantea la hipótesis del sueño: la vida podría ser un sueño, ya que los sueños parecen reales mientras soñamos. Entonces, Descartes presenta su primera verdad evidente: el cogito. Si dudo, pienso; dudar y pensar son la misma cosa. Aunque se quiera seguir dudando, no se puede dudar de la propia existencia, la existencia del ser que duda.
Descartes ha encontrado la primera evidencia: la existencia del ser que piensa y duda. Pero si esa fuera la única verdad posible, se caería en el solipsismo. Utilizando su método y deduciendo otras ideas, se da cuenta de que hay más ideas en la mente. Busca ideas verdaderas, por lo que empieza con ideas simples, claras y distintas, y a partir de estas, deduce las más complejas mediante la razón y la inteligencia.
- Ideas adventicias: Provienen de los sentidos. Como los sentidos engañan, estas ideas no son fiables y no se pueden conocer mediante la conciencia.
- Ideas facticias: Proceden de la imaginación y, por tanto, derivan de las ideas adventicias. No son fiables ni se pueden conocer mediante la conciencia.
- Ideas innatas: Están en la conciencia sin que esta sea su causa. Exceden al individuo, por lo que deben proceder de otro ser externo: Dios.
Según Descartes, las matemáticas siempre alcanzan la certeza si no hay errores en las operaciones. El método cartesiano sigue dos pasos fundamentales: análisis-intuición y síntesis-deducción. Los cuatro pasos del método son:
- Partir de la evidencia, que se alcanza mediante la duda metódica. Dudando de todo, se llega a una certeza resistente a toda duda.
- Descomponer cada problema en sus partes más simples.
- Proceder de lo más simple a lo más complejo.
- Revisar el procedimiento para asegurar su corrección.
El criterio de verdad para Descartes es la claridad y la distinción, que una mente atenta obtiene mediante la intuición intelectual, una relación inmediata sujeto-objeto a través de la inteligencia. Claro y distinto es, sobre todo, el cogito. El resto se deduce de él y es menos cierto cuanto más se aleja de la primera verdad evidente. Las pruebas de la existencia de Dios, necesarias para continuar su filosofía, son menos claras.
Duda Metódica
El objetivo de Descartes es encontrar verdades absolutamente ciertas, evidentes, que fundamenten el conocimiento verdadero. Empieza por la duda metódica: exige un punto de partida absolutamente verdadero, lo que implica criticar y eliminar todos los conocimientos que, aunque considerados verdaderos, no poseen certeza absoluta. El primer paso es dudar de todo y rechazar aquello de lo que se pueda dudar. Esta duda es un instrumento metódico para alcanzar la intuición de una idea clara, distinta y evidente.
Tres son los motivos de duda:
- Duda sobre la fiabilidad de los sentidos: Existen ilusiones y alteraciones perceptivas. Los sentidos proporcionan conocimiento probable, que es dudoso.
- Dificultad para distinguir la vigilia del sueño: Los sueños pueden parecer reales. ¿Cómo saber que no estamos soñando?
- Hipótesis del genio maligno: Duda radical sobre la existencia de un genio maligno que afecta incluso a las verdades matemáticas.
Esta duda es provisional, un camino hacia la verdad absoluta, no hacia el escepticismo.