Demostración de la Existencia de Dios según Tomás de Aquino: 5 Argumentos Clave

Las 5 Vías de la Demostración de la Existencia de Dios según Tomás de Aquino

Tomás de Aquino, uno de los filósofos y teólogos más influyentes de la Edad Media, presenta en su obra *Summa Theologica* cinco argumentos, conocidos como las «Cinco Vías», que buscan demostrar la existencia de Dios a partir de la observación del mundo natural y el razonamiento lógico. Estos argumentos no se basan en la fe, sino en la razón y la experiencia.

1. Vía del Movimiento (Motor Inmóvil)

Observamos en el mundo que todo lo que se mueve es movido por otro. Nada puede moverse a sí mismo, ya que esto implicaría que algo es, al mismo tiempo, potencia (capacidad de cambiar) y acto (cambio realizado). Esta cadena de «motores» no puede ser infinita, pues de ser así no habría un primer motor que iniciara el movimiento. Por lo tanto, debe existir un «Primer Motor Inmóvil», es decir, un ser que mueve sin ser movido, que es causa del movimiento de todo lo demás. Este Primer Motor es lo que entendemos por Dios.

Tomás de Aquino lo explica así: «Todo lo que se mueve es movido por otro». Las cosas del mundo cambian y se alteran por la influencia de otros objetos. El paso de la potencia al acto (el cambio) requiere de algo externo que lo impulse.

2. Vía de la Causa Eficiente (Causa Primera)

En el mundo, observamos que todo efecto tiene una causa. Nada puede ser causa de sí mismo, ya que para ello tendría que existir antes de existir, lo cual es contradictorio. La cadena de causas eficientes no puede ser infinita, porque si no hubiera una primera causa, no habría causas intermedias ni efectos. Por lo tanto, debe existir una «Causa Primera Incausada», es decir, un ser que es causa de todo lo demás sin ser causado por nada. Esta Causa Primera es Dios.

Tomás de Aquino argumenta que las cosas no pueden causarse a sí mismas. Existe una jerarquía de causas, donde una causa es condición de posibilidad para la siguiente. No se trata de una secuencia temporal lineal, sino de una subordinación ontológica. Debe existir una causa que sea condición de posibilidad para todo lo demás: Dios.

3. Vía de la Contingencia (Ser Necesario)

Observamos que los seres del mundo son contingentes, es decir, que pueden existir o no existir. Si todos los seres fueran contingentes, en algún momento no habría existido nada, y si nada hubiera existido, nada existiría ahora. Pero como existen cosas, debe existir un «Ser Necesario», es decir, un ser que no puede no existir, que existe por sí mismo y es la causa de la existencia de los seres contingentes. Este Ser Necesario es Dios.

Tomás de Aquino lo plantea de la siguiente manera: «Si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero existen». Una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Debe existir un primer ser necesario que sea la causa de la existencia de los demás. Este ser necesario es Dios.

4. Vía de los Grados de Perfección (Ser Perfecto)

Observamos que en el mundo hay seres con diferentes grados de perfección (bondad, belleza, verdad, etc.). Estos grados de perfección implican la existencia de un ser que posee la perfección en grado máximo, un modelo con respecto al cual se comparan los demás seres. Este «Ser Sumamente Perfecto», que es la fuente de toda perfección, es Dios.

«Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros». La existencia de grados de perfección implica la existencia de un máximo, un ser óptimo y supremo. Este ser supremo, que es la causa de la perfección en los demás seres, es Dios.

5. Vía de la Finalidad (Inteligencia Ordenadora)

Observamos que los seres naturales, incluso aquellos que carecen de conocimiento (como las plantas o los animales), actúan de manera ordenada y con un fin. Como estos seres no pueden dirigirse a sí mismos hacia un fin, debe existir una «Inteligencia Ordenadora», un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales hacia su fin. Esta Inteligencia Ordenadora es Dios.

Tomás de Aquino argumenta: «Vemos que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin». Estos seres actúan de manera regular y ordenada para conseguir lo que les es más conveniente. Esta finalidad implica la existencia de un ser inteligente que los dirige, como el arquero dirige la flecha. Este ser inteligente es Dios.

En resumen, las Cinco Vías de Tomás de Aquino son un intento de demostrar la existencia de Dios a través de la razón y la observación del mundo, partiendo de premisas consideradas evidentes y llegando a la conclusión de que debe existir un ser supremo, causa y fundamento de todo lo que existe.

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