Contexto filosófico de la Modernidad
1. Humanismo, Nueva Ciencia y Racionalismo
Se suele considerar que la conquista de Constantinopla por parte de los otomanos en el año 1453 marca el comienzo de la Modernidad. Durante más de un siglo, la filosofía se concentrará en el estudio y la recuperación del pensamiento clásico grecolatino.
El Humanismo Renacentista es el resultado de un complejo conjunto de causas entre las que cabe destacar la diáspora de los sabios que huyen de Constantinopla y que aportan a Occidente, y en especial a Italia, conocimientos y textos clásicos hasta entonces desconocidos. De este modo, se fundarán en las universidades italianas escuelas filosóficas que recuperan las aportaciones de los grandes filósofos clásicos. Aparecen así, por ejemplo, la escuela platónica de Florencia, en la que destaca Marsilio Ficino, y el círculo aristotélico de Padua, dirigido por Pomponazzi. Fuera de Italia destaca el francés Montaigne, que recupera las ideas de la corriente helenística del escepticismo.
Dentro de la reflexión humanística, y aunque fuertemente influenciados por los conocimientos afrontados por el redescubrimiento del mundo clásico, aparecen planteamientos político-sociales nuevos en cuyos extremos encontramos el pragmatismo político de Maquiavelo y el utopismo cristiano de Tomás Moro.
También la reflexión cosmológica que supera el dogmatismo basado en la interpretación literal de La Biblia traerá consigo nuevas aportaciones. En este sentido, Nicolás de Cusa y Giordano Bruno propondrán visiones de la naturaleza de carácter panteísta y plantearán la hipótesis de la infinitud del cosmos. Estos dos autores prefiguran la aparición de la “nueva ciencia”, que tendrá como desencadenante explícito la obra del astrónomo polaco Nicolás Copérnico.
El modelo explicativo del universo que privilegiaba la Iglesia a lo largo de la Edad Media era el geocentrismo aristotélico-ptolemaico.
Sin embargo, la enorme complejidad del modelo explicativo propuesto por Ptolomeo con el fin de explicar las irregularidades observadas conducirá a un colapso del sistema. En este sentido, los astrónomos comienzan a dudar de un sistema de cálculo que requiere aceptar que existen más de 80 movimientos circulares simultáneos. La propuesta heliocéntrica de Copérnico tiene un fundamento filosófico de raíz pitagórica consistente en afirmar que el universo debe poder ser explicado en virtud de proporciones matemáticas simples.
Aunque Copérnico comprueba que los movimientos planetarios resultan mucho más fácilmente explicables cuando se acepta el modelo heliocéntrico, será el alemán Johannes Kepler quien formulará tres leyes matemáticas que confirman la hipótesis copernicana.
Las presiones tanto de la comunidad científica, en especial de los astrónomos jesuitas, como de la Inquisición llevaron a algunos defensores del heliocentrismo a mantener en secreto sus convicciones o, como en el caso del danés Tycho Brahe, a proponer un sistema híbrido que mantiene la centralidad de la Tierra, pero propone al Sol como centro de giro del resto de los planetas. Aunque esta propuesta no será comúnmente aceptada, el mérito de Brahe será la enorme precisión de sus observaciones, que reducirá el margen de error desde los diez minutos de grado a medio minuto.
El astrónomo pisano Galileo Galilei recogerá las observaciones de Brahe y, mediante el telescopio astronómico que él mismo inventa, realizará múltiples observaciones que demuestran empíricamente la superioridad del heliocentrismo.
La confirmación empírica del heliocentrismo, así como la descripción de los diferentes tipos de movimiento, serán dos de las grandes aportaciones de Galileo para la aparición de la “Nueva Ciencia”. La tercera aportación será esencial no solo para la ciencia, sino también para la filosofía, y consiste en el diseño de un nuevo método científico al que denomina “Resolutivo Compositivo” y que hoy conocemos como “Hipotético deductivo”.
La influencia determinante del método diseñado por Galileo para la fundamentación de la filosofía moderna tendrá lugar mediante la obra innovadora del francés Descartes, fundador del Racionalismo.
La propuesta cartesiana que inicia el racionalismo tiene como finalidad convertir la filosofía en una ciencia rigurosa, para lo cual el propio Descartes tomará el modelo de Galileo, mientras que otros representantes de esta corriente, como Leibniz o Spinoza, adoptarán, respectivamente, los de la aritmética y la geometría.
2. Racionalismo, empirismo e ilustración
El origen de la filosofía moderna en sentido estricto se encuentra en la propuesta racionalista de Descartes, que surge de su convicción de que la razón humana se encuentra limitada en su capacidad de progresar filosóficamente debido a la acumulación de prejuicios, es decir, de ideas cuya verdad ha sido aceptada sin someterlas al propio juicio de la razón.
Descartes denuncia el estancamiento de la filosofía, que se ha convertido en una “cultura libresca”. Al “argumento de autoridad” de la escolástica lo ha sucedido la ilimitada admiración del humanismo con respecto a los autores de la antigüedad. Por ello, Descartes propondrá un método drástico para la eliminación de los prejuicios al que denominará “desescombro de la razón” y que llevará a cabo mediante la “duda metódica”.
Será, por tanto, ya en el siglo XVII cuando la filosofía abandone esa devoción al pasado y emprenda un camino nuevo a través de lo que otros autores racionalistas, como Leibniz o Spinoza, describirán como una “medicina mentis”, destinada a restablecer la luz natural de la razón.
La sola eliminación de los prejuicios no significa, sin embargo, la restauración del poder de la razón, puesto que debe evitarse tanto la posibilidad de incurrir en el error como la posibilidad de que la incertidumbre condicione el avance de nuestro pensamiento. Se hace, por ello, necesario aplicar un método que se entiende como el camino que permite avanzar con seguridad hacia la verdad a partir de unas primeras verdades que se postulan innatas y, por tanto, evidentes.
Los distintos autores racionalistas propondrán diferentes versiones del método filosófico inspirándose en distintas ciencias, pero, en todo caso, coincidirán en la necesidad de su rigurosa aplicación para conseguir convertir la filosofía en ciencia.
Ya a finales del siglo XVII surgirá en las Islas Británicas una fuerte contestación al Racionalismo. Esta corriente, conocida como “Empirismo inglés”, surge a partir del rechazo absoluto al innatismo en el que se apoyaban las propuestas racionalistas.
El primer filósofo que hará explícita su oposición al innatismo racionalista será el inglés John Locke, que describe la mente humana antes de haber obtenido datos a través de los sentidos como “un papel en blanco” o “una habitación vacía”.
Los datos de la experiencia son, por tanto, el único origen de nuestros conocimientos. En este sentido, el escocés David Hume establecerá el conocido como “criterio empirista de verificación”, que supone que la experiencia no solo es el origen necesario de nuestros conocimientos sino también el límite de todo conocimiento válido.
El problema que plantea la propuesta de Hume es que no resulta posible justificar que nuestras impresiones representan objetivamente la realidad, puesto que son “fenómenos”, es decir, son representaciones o manifestaciones en la propia conciencia. Por ello, finalmente, el empirismo se disuelve en un “fenomenismo” que hace imposible tanto la ciencia como la filosofía, puesto que tal y como afirma el irlandés Berkeley: Esse est percipi (el ser es percibido).
Paralelamente al desarrollo de las polémicas entre racionalistas y empiristas a lo largo del siglo XVII en toda Europa pero de forma especialmente dramática en las Islas Británicas se suceden las revueltas y las persecuciones en la lucha entre absolutistas y parlamentaristas, así como entre católicos y protestantes. Este será el contexto en el que surgirá la primera corriente filosófica ilustrada conocida como Enlightenment o ilustración inglesa.
Su máxima figura será el propio Locke, que intentará sentar las bases de la tolerancia proponiendo unos derechos naturales inalienables como la libertad de culto, la libertad de conciencia o el derecho a la propiedad privada.
Ya en el contexto cultural francés a lo largo del siglo XVIII se desarrolla la Lumière o Ilustración francesa, que sistematiza los elementos aportados por los ilustrados ingleses a los que añade un elemento característico que consiste en considerar que la difusión del saber es un instrumento de liberación política y social.
La labor liberadora de la Ilustración adopta ahora una función de instrucción de la sociedad que propone la metáfora de la iluminación para luchar contra el “oscurantismo”, es decir, contra la ignorancia del pueblo que adoptaba los dogmas impuestos como verdades indiscutibles. En este sentido, la liberación política es social solo puede surgir mediante la liberación de las conciencias.
La aparición de La Enciclopedia como instrumento democratizador del saber tendrá un papel fundamental en el desarrollo de esta nueva propuesta liberadora.
La figura que mejor representa el nuevo impulso hacia la liberación de las conciencias será Voltaire, quien propondrá la figura del “Librepensador” como el ideal del hombre ilustrado que somete todas las ideas al juicio crítico de su propia razón.
Por su parte, Montesquieu establecerá la estructura de un estado en el que se garantiza la justicia y el respeto a los derechos del ciudadano. Para ello propondrá en su obra El espíritu de las leyes la separación de los tres poderes. Al respeto a la diversidad cultural de cada sociedad o de cada estado.
Finalmente, la propuesta de Rousseau aunque mucho más polémica tendrá una influencia filosófica de gran recorrido. En este sentido, sorprende en Rousseau su crítica a la idea ilustrada de que el desarrollo tecnológico supone el motor para el progreso de la humanidad. En este sentido, su propuesta de una vuelta a la naturaleza se basa en la idea de la naturaleza humana a través del mito del “buen salvaje”.
Ya hacia finales del siglo XVIII la “Aufklärung” o ilustración alemana reflexiona acerca de las contradicciones en las que incurre la propia lucha por la libertad a la luz de los diferentes procesos revolucionarios de la época. Destaca en este sentido la propuesta de Inmanuel Kant, que tendrá una enorme influencia en el pensamiento ético y político posterior al referirse a la noción de “dignidad de la persona”.
La otra gran aportación de Kant a través de su “filosofía trascendental” será la superación del antagonismo entre las actitudes del Racionalismo y el Empirismo.
TEXTO 6. GALILEO GALILEI.
·Localización del autor: Galileo Galilei, físico y astrónomo pisano, de entre los siglos XVI y XVII será el responsable de la consolidación del modelo de la “nueva ciencia”, que en la astronomía confirma el heliocentrismo a través de cálculos y observaciones, y en la física anticipa el principio de inercia. El método científico que propone Galileo será adoptado como patrón de investigación por parte de Descartes.
·Tema: los críticos del heliocentrismo utilizan La Biblia para el desprestigio personal de Galileo debido a la falta de argumentos científicos en su contra.
·Ideas principales:
·Los críticos de Galileo intentan conseguir el desprestigio personal del autor.
·El heliocentrismo está confirmado por la refutación del modelo aristotélico ptolemaico, por los nuevos cálculos y por las nuevas observaciones.
·Los partidarios del geocentrismo carecen de argumentos científicos, por lo que utilizan de forma indebida los textos bíblicos para desprestigiar a Galileo.
·Relación entre las ideas:
Por ser un texto espistolar, el fragmento tiene un carácter expositivo, y en él Galileo expone a su benefactora sus quejas ante la injusta persecución de la que es objeto.
La primera idea expone la queja fundamental acerca del desprestigio personal que padece. La segunda idea justifica con un triple argumento su propia concepción del universo y la tercera denuncia la estrategia injustificada utilizada por sus detractores.
·Explicación de las ideas:
·La primera idea muestra un episodio clásico del “proceso de secularización” que la ciencia pretende llevar a cabo con la constante oposición de la iglesia. En este sentido, Galileo se presenta a sí mismo como víctima de la intolerancia de aquellos que para desechar sus propuestas utilizan el desprestigio personal.
·La segunda idea presenta los tres niveles en los que el heliocentrismo supera al geocentrismo. En primer lugar, el heliocentrismo pone en evidencia las contradicciones internas del modelo anterior. En segundo lugar, explica de forma mucho más eficaz y matemáticamente coherente lo que apenas podía explicar el sistema anterior. En tercer lugar, Galileo aporta nuevas observaciones que solo son explicables desde el heliocentrismo.
·En la tercera idea, Galileo se refiere a la falta de argumentos científicos por parte de sus críticos. Esta afirmación no es del todo cierta, puesto que los astrónomos jesuitas, partidarios del geocentrismo, habían demostrado que las mareas no se deben como erróneamente proponía Galileo, a la rotación terrestre.
El reproche de Galileo es sin embargo esencialmente cierto, puesto que la mayor parte de sus críticas estará basada en una interpretación literal de los textos bíblicos que hará que su propuesta sea considerada herética.
3.2.2. Descartes y el Racionalismo.
·La duda y el método.
La “duda metódica” que propone Descartes será el instrumento del que se servirá para alcanzar el “desescombro de la razón”, es decir, la eliminación de todas las ideas heredadas a las que considerará prejuicios, ya que no han sido demostradas por nuestra propia razón.
Para esclarecer la naturaleza de la “duda metódica”, Descartes establecerá una clara diferenciación de esta con respecto a la otra duda filosófica, la “duda escéptica”.
La duda escéptica que había sido ya formulada en el contexto filosófico del helenismo había sido recuperada por el humanista francés Montaigne para proponer que el sabio, tras haber buscado infructuosamente la verdad debe reconocer que esta no puede ser conocida y, por tanto, la duda es la conclusión o punto de llegada de la búsqueda de la sabiduría. Por el contrario, la duda metódica cartesiana es el punto de partida y no de llegada del conocimiento, por lo que el propio Descartes la denomina “duda antecedente”, afirmando al comienzo de su Discurso del Método que “nada conduce mejor al conocimiento de la verdad que el haber dudado previamente de todo”.
Para describir las condiciones propias de la duda metódica Descartes afirma que es una duda absoluta y universal.
La duda que propone Descartes es absoluta, puesto que supone considerar como “cautelarmente falso” todo aquel conocimiento sobre el que nos quepa albergar la más mínima duda.
La duda es descrita también por Descartes como universal, expresando con ello que afecta a la totalidad de las ideas que como prejuicios se encuentran ya en nuestra conciencia. Para lograr la ascensión universal de la duda, Descartes propone tres niveles sucesivos:
·Duda de los conocimientos sensibles: parte de la universal experiencia común a todos los objetos de haber sido engañados por los sentidos, es decir, de haber experimentado ilusiones perceptivas. En consecuencia, aplicando el carácter absoluto de la duda, Descartes considera que todos los conocimientos procedentes de la experiencia deben ser considerados falsos.
·Duda de los propios pensamientos: pone en tela de juicio el valor de las ideas producidas por nuestro propio pensamiento y propone como motivo de duda la imposibilidad de distinguir con claridad entre las ideas de la vigilia y el contenido de los sueños. Por ello, Descartes considera que al haber tenido la experiencia de confundir sueño y realidad debemos dudar incluso de las ideas que nuestra propia razón produce considerándolas “cautelarmente falsas”.
·Duda universal: en el nivel anterior, Descartes había propuesto el rechazo de todos nuestros pensamientos. Sin embargo, quedan a salvo de duda, las verdades analíticas de la lógica y de la matemática, puesto que no son producidas por nuestro pensamiento, sino que se presentan como propiedades absolutas de lo real. Para extender la duda incluso a estas verdades analíticas, Descartes acudirá a un extraño motivo basado en la teoría del “Voluntarismo divino de Occam”.
De este modo propondrá la hipótesis de un “dios engañador” o “genio maligno que ha puesto todo su empeño en engañarme”, es decir, que hace que el sujeto crea que las ideas de la lógica y la matemática sean necesariamente verdaderas cuando en realidad pueden ser falsas.
La duda universal pese a lo extraño de alguno de los motivos aducidos por Descartes supone el vaciado total de la conciencia, es decir, el haber alcanzado el “desescombro de la razón”. Sin embargo, de esta misma duda surgirá la primera certeza del sistema cartesiano.
En este sentido, Descartes propone que resulta innegable la necesidad de la existencia de un sujeto responsable de la duda, y dado que la duda es una modalidad del pensamiento, esta primera evidencia o primera verdad puede afirmarse en los términos del célebre “pienso, luego existo” o “cogito ergo sum”.
Para diseñar su propio método filosófico, Descartes analizará las condiciones que hacen que no pueda dudarse legítimamente de la verdad del cogito. Por ello afirma Descartes que el cogito se presenta en nuestra conciencia como la primera idea evidente.
La noción de evidencia será analizada a continuación y Descartes afirmará que una idea es evidente salvo “cuando se presenta de manera clara y distinta a un espíritu atento”. Por claro entiende Descartes aquel conocimiento que se presenta inmediatamente a la razón y por distinto aquel conocimiento que no posee elementos asociados o que resulten de algún tipo de razonamiento o ……..
Tras la identificación del modelo de evidencia representado por el cogito, Descartes estará en condiciones de formular su propio método filosófico a través de las que denomina “cuatro reglas del método” y que muestran los cuatro pasos a seguir para alcanzar la verdad:
·Regla de la evidencia: propone que sean considerados como verdaderos todos aquellos conocimientos que se presenten como evidencias en nuestra conciencia, es decir, que aparezcan en ella con claridad y distinción.
·Regla del análisis: propone la división de las ideas complejas o razonamientos en sus componentes más simples, susceptibles de ser analizados a través del criterio de evidencia.
·Regla de la síntesis: propone la reconstrucción de las ideas complejas o razonamientos a partir de las ideas simples que se hayan demostrado evidentes y mediante la aplicación rigurosa de la lógica deductiva.
·Regla de la enumeración completa: propone volver a comprobar que se ha procedido correctamente tanto en el análisis como en la síntesis, es decir, que se ha deducido con corrección lógica a partir de ideas simples que se han demostrado verdaderas.
Mediante la aplicación del método, Descartes consigue eliminar toda duda y conjurar las dos posibilidades de error: la prevención, que consiste en no reconocer como verdadera una idea que sí lo es, y la precipitación, que consiste en creer que es verdadera una idea falsa.
3.2.3. Metafísica cartesiana.
El punto de partida para su propia propuesta metafísica será la perplejidad de Descartes ante las consecuencias del “cogito” en la determinación del “yo” o “conciencia”, y que formula en estos términos: “sé que soy, pero no sé qué soy”.
A la perplejidad acerca del cogito responderá Descartes proponiendo la existencia de una primera sustancia a la que denominará “Res cogitans” o “cosa pensante”. Con ello se refiere a la existencia de una sustancia cuyo atributo es el pensamiento.
La situación de la conciencia o “res cogitans” es en este primer momento de la metafísica cartesiana descrita por el propio Descartes como “solipsismo”.
Para romper el solipsismo o “ensimismamiento” de la conciencia, es decir, para garantizar que las ideas se refieren legítimamente a una realidad extraconciencial Descartes acudirá al papel galante de Dios. En este sentido, afirmará que dado que Dios es bueno y veraz no puede consentir que nuestro conocimiento triunfe la mentira y el engaño.
La propuesta de la garantía divina del conocimiento llevará a Descartes a afirmar que existe una sustancia cuyo atributo es la infinitud a la que denomina dios o “res infinita”. Su existencia justifica y sostiene la posibilidad del conocimiento humano, puesto que es debido a la bondad y veracidad de Dios que los seres humanos poseen un criterio de evidencia.
La propuesta de la existencia de la “res infinita” como fundamento del criterio de evidencia será el punto más débil del sistema cartesiano, puesto que incurre en un error flagrante de circularidad lógica. Dicho error consiste en que la idea de Dios es considerada como una idea innata y evidente, y a partir de tal idea Descartes demuestra la existencia de Dios. Pero solo después de haber demostrado tal existencia puede hacerse legítimamente uso del propio criterio de evidencia.
Descartes, sin embargo, llevará a efecto tres demostraciones racionales de la existencia de Dios, que son en realidad reformulaciones de argumentos medievales. En este sentido propondrá una nueva versión del argumento de San Anselmo, así como dos pruebas basadas en la noción de causa eficiente aplicadas a la explicación de la existencia contingente de la “res cogitans” y a la justificación de la existencia de la idea de Dios en la mente del hombre.
Una vez que Descartes cree haber demostrado suficientemente la existencia de Dios, se plantea la necesidad de admitir la existencia de una tercera sustancia a la que denomina “res extensa” o mundo. Sin embargo, la existencia de este mundo al que se refieren las ideas de la conciencia del sujeto está mediatizada por la duda respecto del conocimiento sensible.
Por ello, Descartes considera siguiendo las indicaciones de Galileo que solo pueden ser consideradas como verdaderas las “cualidades primarias u objetivas”, es decir, aquellas que no dependen de nuestros sentidos, sino que pertenecen al objeto y que son por ello susceptibles de ser expresadas matemáticamente.
La propuesta metafísica de Descartes supone la afirmación de la existencia de tres sustancias claramente diferenciadas e independientes entre sí. Sin embargo, su descripción del ser humano según el modelo de los autómatas mecánicos de la época supondrá la coordinación de las tres sustancias. En este sentido, el modelo antropológico mecanicista de Descartes describe al ser humano como el resultado de la intervención de la “res infinita”, que reúne la “res cogitans” o concienca y la “res extensa” o cuerpo. De este modo, a través de la “glándula pineal” la conciencia anima al cuerpo que es descrito en términos físicos objetivos de fuerzas y tensiones.
Baruch Spinoza
Localizacion: Baruch spinoza filosofo holandés de origen sefardí nació en amsterdam a comienzos del siglos Xvii Y FUE OBJETO DE LA REPR0BACION por parte de la comunidad judía y expulsado de la sinagoga por manifestar libremente sus opiniones. Su obra estará muy marcada por la intolorancia de la que fue victima y en terreno de la especulación teorica por la corriente racionalista de la que el mismo será uno de los máximos representantes.
Tema: solo el respeto a la libertad de pensamiento puede fundamentar la concordia pues representa el respeto a la naturaleza humana.
Ideas principales: la primera idea el respeto a la libertad de pensamiento por parte de los gobiernos es la clave de la concordia. Seguna idea: solo asi se respeta la naturaleza humana tendiente al desacuerdo tercera idea: el estado democrático consiste en el acuerdo en el actuar y no en el pensamiento unánime. La cuarta idea: la libertad de opiniar permite que las leyes se fundamente en las mayorías.quinta idea: impedir o limitar el derecho a opinar va en contra de la naturaleza humana y por ello engendra violencia.
Relacion entre las ideas: el fragmento pertenece a un tratado en el que espioza propone un modelo político antiabsolutista a partir de una reflexión antropológica inicial. La primera idea expone la tesis fundamental que relaciona la libre opinión con la concordia. La segunda idea explica lo anterior a partir de una consideración de carácter antropológico. La tercera idea extrae del anterior una consecuencia política que distingue la unanimidad de la propia concordia. De lo anterior deduce la cuarta idea la justificación del valor de las leyes en el derecho a disentir que forma mayorías. Finalmente la quinta idea confirma lo anterior al asociar la violencia con la privación del derecho a opinar.
Explicacion de las ideas: la primera idea expone una tesis política que desafia a las propuestas predominantemente absolutistas del pensamiento político de la época tanto a aquellas que proponían un origen divino del poder como aquellas otras que como en Hobbes buscaban una fundamentación antropológica. En este sentido spinoza firma que la ´`paz social« solo puede darse cuando hay libertad de conciencia y opinión. En la segunda idea spinoza explica lo anterior a partir de un argumento antropológico que frente a la consideración pesimista de la antropología hobbesiana propone que es consustancial a los seres humanos el opinar y disentir.la tercera idea describe el estado democrático como aquel en el que disentir no es sinónimo de discordia puesto que en el se pueden alcanzar recuerdos en el actuar que no requieren un pensamiento unánime. La cuarta idea explica lo anterior a través del sistema de mayorías proprio del modelo democrático lo que significa reconocer implícitamente la soberanía popular dado que la legitimidad de las leyes depende de la expresión de la voluntad mayoritaria. Finalmente la quinta idea reflexiona a partir del contra-modelo que representa la violencia del absolutismo tan ampliamente representada en las distintas naciones europeas del siglo XVII en las que la represión y la intolerancia no previene sino que genera violencia.