Descartes: Actualidad de su Pensamiento y Contexto Histórico-Filosófico

Actualidad del Pensamiento de Descartes

La concepción mecanicista de la naturaleza y de la ciencia como un conocimiento útil para dominarla hace de Descartes un pionero de la técnica moderna. Junto con Francis Bacon, tiene una concepción de la ciencia no teórica, sino fundamentalmente práctica, ya que la concibe como un instrumento de dominio de la naturaleza. La ciencia deviene en técnica, o el binomio ciencia-técnica se concibe como una unidad. En este sentido, Descartes es también uno de los padres de la técnica moderna y del concepto de razón instrumental. Muy brevemente podemos apuntar estos temas para elaborar una reflexión sobre la actualidad de Descartes:

a) El método

Tema de actualidad científica porque no se concibe el desarrollo de una ciencia determinada sin la aplicación de un método. Si clasificamos las ciencias en ciencias de la naturaleza y ciencias humanas, es posible distinguir dos tipos de método: el método experimental o hipotético-deductivo para las ciencias naturales y el método comprensivo para las ciencias humanas –ver temario de 1º de bachillerato- En el ámbito de la filosofía cabe destacar el empleo del método genealógico por Nietzsche y el método hermenéutico de Gadamer. En lo personal cabría reflexionar sobre la importancia del uso de un método o planificación de actividades para tener éxito en los fines que nos propongamos (aprobar este examen, por poner un ejemplo).

b) La duda metódica

Cabría destacar el valor de Descartes al atreverse a poner en duda los conocimientos adquiridos, desafiando la autoridad de la Iglesia. Esta actitud de duda y sospecha es muy actual. Los llamados “maestros de la sospecha”: Nietzsche, Marx y Freud, cuestionaron el pensamiento moderno, inaugurado precisamente por Descartes. En lo personal, la filosofía cartesiana nos incita a buscar la verdad y cuestionar todos los prejuicios, a confiar en nuestro sentido común más que en las ideas preconcebidas, y a pensar con libertad.

c) El cogito

Tal como vimos en su momento, la moderna neurofisiología insiste en “El error de Descartes” (A. Damascio), que consiste en no reconocer la influencia de lo físico en lo mental. La moderna Psicología reconoce la interdependencia de lo físico y de lo mental. También insiste en la influencia de los afectos y las emociones en nuestras reflexiones racionales. Actualmente se afirma que la razón necesita el complemento de la emoción para que nuestras reflexiones se proyecten de forma positiva en el mundo en que vivimos, por lo tanto, hay una gestión inteligente de las emociones, una forma emocional de razonar. Es el “concepto de inteligencia emocional” que rompe con el esquema antropológico cartesiano.

d) El criterio de certeza

El criterio empirista de certeza parece estar más próximo al sentido común de la vida cotidiana. Nadie vive pensando que la información que recibe del entorno a través de los sentidos puede ser falsa, esta presuposición resultaría absurda y un obstáculo para la vida cotidiana. Sin embargo, es cierto que, al reflexionar en profundidad, hallamos pruebas de que la realidad puede ser distinta al modo en que la percibimos, luego a la hora de buscar una base sólida a nuestras creencias hay que procurar no asimilar ingenuamente ideas preconcebidas sobre la forma en que el mundo se nos “aparece”. Aquí podemos retomar la reflexión sobre la esencia y la apariencia que vimos en Platón.

e) La existencia de Dios

Descartes refleja en este texto una temática filosófica típicamente medieval que actualmente ha perdido vigencia. Es claro que hoy en día se considera que la religión es una cuestión de creencias personales, y que la existencia de Dios es indemostrable. Esto no hace que creer en Dios sea algo irracional o absurdo, ya que la existencia de Dios puede justificarse desde la práctica, pues justifica un código moral que da sentido a la vida de muchísimas personas. Recientemente ha cobrado fuerza en EEUU la doctrina del “diseño inteligente”, según la cual, la evolución se entiende mejor si admitimos la existencia de un creador inteligente que marque los fines del proceso. Esta teoría es rechazada de plano por los científicos. En cualquier caso, no podemos olvidar la frase de Einstein: “Dios no juega a los dados”, cuando criticaba el probabilismo de la física cuántica. En Dios se cree, y esta creencia es una opción vital personal de suma importancia, y digna de respeto, pero al ateo o al agnóstico no le va a convencer una demostración racional sobre la existencia de Dios.

Contexto de Descartes

1. Contexto histórico

El contexto histórico de Descartes se corresponde con el descrito en la obra de Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. Descartes (1596-1650) es un filósofo del siglo XVII. El contexto histórico en el que fue escrito el Discurso del Método es el Siglo de Oro francés. Políticamente, Francia, al igual que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una Monarquía Absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV y la identificación entre el monarca y el estado. El siglo XVII es también un período de crisis en Europa: la consolidación de los estados modernos, sus afanes imperialistas y la lucha por la hegemonía entre Francia, España, Holanda e Inglaterra, provocan grandes enfrentamientos entre ellos. Una buena parte de la vida de Descartes coincide con la Guerra de los 30 años entre los estados católicos y protestantes del imperio alemán. De hecho, el capítulo segundo del Discurso del Método se ubica en Alemania donde el propio Descartes afirma que había ido movido por el “deseo de conocer unas guerras”. Desde el punto de vista socioeconómico, en el siglo XVII se produjo un fuerte desarrollo de la burguesía vinculada al capitalismo mercantilista, favorecido a su vez por la expansión del comercio marítimo y colonial.

2. Contexto cultural

Esta es una época cuyo tono general es pesimista. A este pesimismo contribuye en gran medida la confrontación teológica entre católicos y protestantes de la que hemos hablado antes y en la que Descartes participó. Otro rasgo cultural interesante de esta época es la invención y desarrollo de la imprenta. Este invento permite, entre otras cosas, que el ámbito de la cultura salga fuera de los círculos eclesiásticos (monasterios, catedrales) haciéndose accesible a personas ajenas a la religión. En 1643 el Consejo de la Universidad de Utrecht condena a Descartes por ateísmo, después será acusado de pelagianismo, y tras su muerte alguna de sus principales obras serán condenadas por la Iglesia.

3. Contexto filosófico

La vida de Descartes coincide con el final del Renacimiento. Desde el punto de vista filosófico, podemos decir que ya hacía algún tiempo que Dios había dejado de ser el centro de la preocupación filosófica como ocurría en la Edad Media. El hombre se convierte en el objeto principal de la filosofía y, especialmente, los temas relacionados con el conocimiento. Este es el terreno en el que Descartes es considerado el fundador y principal representante de la corriente racionalista. Esta corriente toma como referencia la ciencia moderna (Galileo, Bacon, Kepler) y como modelo el método matemático. Además, como el propio nombre indica, conceden a la razón, el conocimiento teórico, una importancia radical, aceptando el innatismo de los principios esenciales del conocimiento y despreciando el conocimiento sensorial como fuente fiable. Leibniz, Spinoza y, por supuesto el propio Descartes son los principales representantes del Racionalismo. Descartes formuló una teoría sobre el mundo físico (sustancia extensa) denominada mecanicismo que intenta explicar el mundo como una gran máquina y que será precursora de las concepciones materialistas posteriores como la de La Mettrie en su obra El hombre máquina. Históricamente, el Racionalismo encuentra su oposición en el Empirismo británico de Locke y Hume. Ellos, y especialmente Hume, representan la oposición radical a la filosofía cartesiana fundando una corriente que rechaza la existencia de ideas innatas y pone en la información sensorial, la fuente y el límite del conocimiento humano.

Biografía de René Descartes

René Descartes nace en marzo de 1596 en La Haye. A muy temprana edad, René ingresa como interno en el colegio de la Flèche, institución recién fundada con el favor de Enrique IV para la formación de una nobleza como arma en la lucha contra el protestantismo hugonote. Una vez abandonado el colegio, decide alistarse en las tropas de Mauricio de Nassau en la guerra de los Treinta Años con el fin de conocer mundo y fortalecer su carácter. Quizás, dicha guerra, fue un acontecimiento provocado por la diversidad de cambios de la época.

Empirismo frente a Racionalismo

Se conoce como empirismo a una corriente filosófica que se desarrolla entre los siglos XVII-XVIII paralela al racionalismo y cuyos máximos representantes son naturales de las Islas Británicas (por lo que a veces también se conoce a esta corriente con el nombre de empirismo inglés).

Características comunes del empirismo con el racionalismo

  • El ser de las cosas se da en la conciencia.
  • Lo único que el entendimiento conoce directamente son las ideas. Por eso, ambas corrientes construirán sus sistemas filosóficos en la conciencia y desde la conciencia.
  • Tienen a las ideas como el núcleo del conocimiento.
  • Ambas están montadas sobre una previa teoría del conocimiento.
  • Parten de una íntima relación entre filosofía y ciencia.
  • Consideran como un problema fundamental el del método científico.

Puntos de discrepancia entre empirismo y racionalismo

  • Para los racionalistas solo podemos tener certeza acerca de aquello que el entendimiento construye por sí mismo, al margen de la experiencia, ya que la experiencia produce ideas confusas. Para el empirismo, en cambio, sólo tienen validez aquellas ideas que son recibidas de la experiencia de modo pasivo por el entendimiento.
  • Los racionalistas creen en las ideas innatas: ciertos conceptos fundamentales que el entendimiento elabora por sí mismo a partir de las cuales se pueden deducir otros conocimientos. Sin embargo, algunos empiristas como Locke sostienen que el entendimiento es, al nacer el individuo, como un papel en blanco (una tabula rasa) en el que no hay nada escrito. En general, va en contra de los principios empiristas suponer que el entendimiento pueda construir por sí mismo conceptos, al margen de la experiencia.
  • Empiristas y racionalistas consideran que la intuición es el modo adecuado de acceso al conocimiento, negando validez al conocimiento abstractivo de los escolásticos. Ahora bien, a diferencia de los segundos, los primeros parten de intuiciones empíricas y no intelectuales. Esto quiere decir que su punto de partida no son puros conceptos, sino las imágenes, es decir, las huellas que deja la sensación en el entendimiento.
  • Los empiristas erigen como modelo de saber a las denominadas ciencias empíricas, fundamentalmente a la física y dentro de ésta a la mecánica, que adquiere en esta época, de manos de Newton principalmente, un gran desarrollo. Los racionalistas anteponen las matemáticas a la física como modelo de saber.
  • Al negar la existencia de ideas innatas, los empiristas consideran que todo conocimiento ha de ir de la experiencia a sus principios (o leyes). Por eso anteponen el método analítico-inductivo al sintético deductivo.

Crítica de Locke y Hume a Descartes

Crítica de Locke a la idea de sustancia

Veamos a continuación la crítica de Locke a la idea de sustancia y las objeciones humeanas a la demostración cartesiana de la existencia de Dios, el yo y el mundo. Según Locke, la idea de sustancia es una idea compleja que proviene de la combinación, por parte del entendimiento, de cualidades o ideas simples. Tomemos una sustancia cualquiera, por ejemplo una rosa. ¿Qué es lo que percibimos? Percibimos un cierto color, un volumen, una figura, un tamaño, un olor agradable, una sensación suave al tacto, etc.; en una palabra, un conjunto de sensaciones simples. Pero, ¿es esto en realidad la rosa? Todos nosotros, piensa Locke, nos sentiremos inclinados a contestar que no. El color, el olor, la figura, etc., no son la rosa: son el color de la rosa, el olor de la rosa, etc. ¿Qué es, entonces la rosa, aparte de estas cualidades sensibles? Puesto que lo único que percibimos es el color, el olor, etc., hemos de confesar que no sabemos qué es la rosa, que suponemos que por debajo de estas cualidades hay algo misterioso que les sirve de soporte. La sustancia, el soporte de las cualidades es, según Locke, incognoscible. La consecuencia del empirismo de Locke es que no conocemos el ser de las cosas, conocemos solo aquello que la experiencia nos muestra, es decir, un conjunto de cualidades sensibles. La experiencia es, pues, el origen y también el límite de nuestro conocimiento.

Objeciones de Hume a la demostración cartesiana de la existencia de Dios, el yo y el mundo

Hume realiza una férrea crítica a la noción de causa o conexión necesaria y concluye que no podemos obtener certeza metafísica apoyándonos en esta noción. Como nunca hemos tenido una impresión directa de “conexión necesaria”, mucho menos podemos obtener certeza de su aplicación. Debido a la experiencia acumulada y a la creencia en que la naturaleza opera siempre de modo uniforme llegamos a la conclusión (infundada) de que siempre ocurrirá igual, pero no tiene que ser así necesariamente. (Aunque hayamos visto dos millones de veces que A produce B, no podemos asegurar que la ocurrencia dos millones uno de A vaya a producir B, ya que nunca hemos tenido impresión directa de la supuesta conexión necesaria, sólo hemos visto ocurrir A y ocurrir B). Con este criterio Hume echará por tierra las demostraciones cartesianas de la existencia del mundo, Dios y el yo o sustancia pensante:

Mundo o realidad exterior

La existencia de los cuerpos como realidad distinta y exterior a las impresiones o sensaciones se justifica en una inferencia causal: la realidad extramental es la causa de nuestras impresiones. Ahora bien, esta inferencia es inválida, a juicio de Hume, ya que no va de una impresión a otra, sino de las impresiones a una pretendida realidad, que está más allá de ellas y de la cual no tenemos, por tanto, impresión o experiencia alguna. La creencia en la existencia de una realidad corpórea distinta de nuestras impresiones es, por tanto, injustificable apelando a la idea de causa.

Existencia de Dios

Descartes había utilizado el principio de causalidad para fundamentar la afirmación de la existencia de Dios. Dios era la causa de la idea de infinito que yo poseo de forma innata. A juicio de Hume, esta inferencia es también injustificada por la misma razón, porque no va de una impresión a otra, sino de nuestras impresiones a Dios, que no es objeto de impresión alguna.

El yo o sustancia pensante

La existencia de una sustancia cognoscente distinta de sus actos había sido considerada indudable por Descartes. Sin embargo, Hume considera que no tenemos impresión alguna del yo o sustancia pensante. No existe un yo o sustancia distinta de las impresiones e ideas, como sujeto de la serie de los actos psíquicos.

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