IV.- ANTROPOLOGÍA
Descartes procede a investigar la
naturaleza del cuerpo y de la mente; así, como la relación que hay entre ellos.
Para Descartes, el hombre es un compuesto de dos substancias autónomas e
independientes: la substancia pensante o res cogitans y la substancia corpórea o res extensa.
No obstante,para comprender el dualismo
antropológico cartesiano.Descartes
define la substancia como “aquello
que no tiene necesidad más que de sí mismo para existir”. Descartesreconoce
que, en sentido propio, el término substancia sólo es aplicable a Dios, pero
afirma que, en sentido análogo, puede aplicarse, también, a los seres
creados y finitos. Así distingue dos substancias creadas: el Yo o substancia
pensante (res cogitans)
Y la
substancia material (res extensa)
.
Ahora bien, nosotros percibimos los atributos de las substancias mediante
los cuales las conocemos. Para Descartes, el atributo más esencial de la
substancia espiritual es el pensamiento;
Y, el atributo esencial
de la substancia material es la extensión en longitud, anchura y
profundidad.
Descartes también habla de modos como modificaciones variables de la substancia.
¿Qué consecuencias o implicaciones antropológicas tiene todo esto?
El hombre es, un compuesto de la substancia pensante y la substancia material o extensa. Descartes afirma la distinción real entre ellas así como la autonomía e independencia de las mismas. Cada una de ellas es una substancia completa en sí misma. Pues bien, de esta posición se siguen las siguientes conclusiones:
1.
– El alma o substancia
pensante puede existir sin el cuerpo o substancia extensa; y, por tanto, de la
corrupción y muerte del cuerpo no se sigue la muerte del alma. Esto es, se
sigue la afirmación de la inmortalidad
del alma.
2.
– El alma, en tanto
autónoma e independiente de la substancia extensa, queda excluida del
mecanicismo y de la necesidad que imperan en la naturaleza material. Esto es,
se sigue la afirmación de la libertad
humana.
3.
– Descartes deberá
dar explicación y resolver una situación difícil: a pesar de concebir
alma y cuerpo como dos substancias autónomas e independientes, el autor, es
consciente de la interacción real
entre ellas: la experiencia indica que una relación íntima une a ambas ya que
la misma realidad que piensa es la que siente. ¿Cómo conciliar la dicotomía
alma-cuerpo con la interacción entre ellos? La solución cartesiana que trata de salvar la interacción entre ambas
substancias es uno de los puntos oscuros de su filosofía. Se trata de una explicación de corte fisiológico;
Según
la cual, el alma estaría localizada en un punto concreto del cuerpo con gran
actividad: la glándula pineal,
situada en la parte central del cerebro. Gracias a ella, se establece la
conexión entre los cambios del cuerpo y los del espíritu.
Soluciones de Malebranche, Spinoza y Leibniz al dualismo antropológico cartesiano
Malebranche:
(Ocasionalismo del s. XVII). Parte de la
dicotomía entre alma y cuerpo, que entiende de modo radical: no existe
interacción causal entre ellas; el alma no puede actuar sobre el cuerpo, y
viceversa. La razón es que la única substancia y causa verdadera de todo lo que
ocurre es Dios; y, las criaturas son meras ocasiones
para llevar a cabo sus designios. De otro modo: no existe una conexión
necesaria entre mi voluntad de mover el brazo y el movimiento efectivo de éste.
Si bien yo soy la causa natural del movimiento no soy la causa verdadera, sino
que sólo soy la ocasión de la que Dios se vale para que mi brazo se mueva.
Spinoza
(racionalista del s. XVII) toma en sentido estricto el significado de
substancia y, de modo coherente, afirma que sólo hay una substancia infinita a
la que llama Dios o Naturaleza (Deus sive natura). Dios es identificado
con la Naturaleza en tanto que, como substancia infinita, no puede existir nada
distinto y aparte de ella. (Panteísmo)
.
Según esta concepción, no se puede hablar de “substancias creadas”, porque no
son causa de sí mismas. Por tanto, si la substancia es una e infinita, también
tendrá un número infinito de
atributos;
Sin embargo, el entendimiento humano sólo conoce dos de
ellos: el pensamiento y la extensión.
Estos atributos tienen diversos modos de realizarse en las realidades
particulares: así, el alma sería el
modo humano de realizarse el atributo del pensamiento, y el cuerpo sería el modo de realizarse
el atributo de la extensión. La
consecuencia de este planteamiento en antropología es que el ser humano es una única realidad con
dos aspectos distintos según sea considerada desde la cualidad del pensamiento
o de la extensión. Por consiguiente, se elimina el problema de la interacción
entre alma y cuerpo, pensamiento y materia.
Leibniz
(racionalista del s. XVII/XVIII) no admite la extensión como cualidad básica de la materia porque la misma
extensión es infinitamente divisible en otras realidades más simples,
llamadas Mónadas (=unidades). Ahora
bien, estas mónadas no son materiales (son puntos de fuerza). Las mónadas
llevan el movimiento en sí mismas pero no se comunican entre ellas; de ahí que,
el orden del universo sea explicado recurriendo a la tª de la armonía preestablecida:
las mónadas se mueven en armonía y
orden según una ley preestablecida por
Dios, que hace innecesaria la comunicación ente ellas. Pues bien, esta
misma ley es válida para explicar la interacción y orden entre el alma y el
cuerpo: Dios los creó de tal modo que, desde el principio, marchan al unísono
sin que haya necesidad posterior de sincronizarlos o ajustarlos.
Repercusión de la antropología cartesiana en la filosofía contemporánea
En Descartes tiene una importancia
fundamental la voluntad:
La verdad
no consiste sólo en decir lo que las cosas son, sino que se exige atenerse, en
el obrar, a lo que la razón dice que las cosas son. Esto es, la voluntad de
verdad como condición de la verdad teórica. Esto, supone un adelanto de las
teorías contemporáneas de la “verdad como consenso” (recordad a Habermas)
Y el planteamiento de un enorme
problema: ¿qué hacer con quien no tiene voluntad de verdad? ¿Cómo
mostrar la verdad a quien no tiene voluntad de ella?
En la filosofía cartesiana, los límites de la razón y la voluntad no son los mismos: la razón duda, la voluntad es omnipotente. Ahora bien, la voluntad es la “capacidad de querer”. ¿Puede el ser humano querer lo que le venga en gana o su querer está sujeto a la razón, Dios….? Esta preeminencia de la voluntad inspirará filosofías como las de Nietzsche y su antropología centrada en la “voluntad de poder”.