Marco Histórico de Descartes
La época en la que vivió Descartes corresponde a la Guerra de los Treinta Años, cuyas repercusiones fueron devastadoras para Europa, con una impresionante reducción de la población y de la actividad productiva. En la política, se impuso el absolutismo, en el que todo el poder se concentraba en el monarca, que lo era por derecho divino. La organización social era estamental, situándose en la cúspide el rey, después la nobleza y el alto clero, y más abajo el pueblo. En religión, además del enfrentamiento entre la Reforma protestante y la Contrarreforma católica, chocaron en Francia la orden de los jesuitas, dedicados a fortalecer la fe católica contra el protestantismo, y el jansenismo, representado por la abadía de Port-Royal y definido por Pascal. Se impuso el arte barroco, con su artificiosa teatralidad, dirigida a excitar el fervor de los fieles y a exaltar el poder de los reyes de la época, y la literatura se caracteriza por destacar los aspectos ilusorios de la vida y una profunda conciencia del problema de la muerte.
El marco filosófico de Descartes viene determinado por el estudio de la escolástica, realizado durante su juventud, y por su conocimiento de la filosofía de Montaigne, así como por su intercambio de ideas con los intelectuales de la época, como el atomista Gassendi y el empirista Hobbes. La filosofía de Descartes coincide en el tiempo con la revolución científica, impulsada por su contemporáneo Galileo, quien entiende la nueva ciencia como una síntesis de razón y experiencia. Los racionalistas valoran el componente matemático de la nueva ciencia, proponiendo una interpretación de la naturaleza que reduce todos los seres a materia extensa. Tratan de encontrar un método universal de conocimiento, inspirado en el método matemático, para fomentar el avance del conocimiento científico.
El papel del sujeto en la filosofía de Descartes
El hombre tiene la capacidad de entender la realidad, lo que significa que la modernidad tiene que ver con que el hombre, con sus propios medios, entiende el mundo. Descartes busca un fundamento del que no se tenga ninguna duda, y lo encuentra en el sujeto del ser humano. Siempre hay que someter todo a la duda, incluso lo que es evidente. Hay que establecer un escepticismo metódico. De lo que no se puede dudar es de que se está dudando o pensando. La garantía de existir está en el sujeto. Solamente el hecho de pensar demuestra que existes. Descartes piensa así por el momento en el que vive, en el que se da tanta importancia al hombre. En Santo Tomás, la existencia del ser humano se le atribuye a Dios, y Descartes dice que la existencia depende del pensamiento.
Método del conocimiento
- Duda metódica: dudar de todo hasta que se demuestre que es verdad. Desconfiar de lo que transmiten los sentidos porque estos nos engañan.
- Análisis: descomposición de un objeto en todas sus partes más pequeñas.
- Recomposición: volver a reestructurar el objeto según sus partes lógicas y matemáticas.
- Enumeración: hacer las cuentas muchas veces para ver si el análisis y la recomposición están bien hechos.
Descartes lo que ha hecho ha sido extender al ámbito del conocimiento general el método matemático.
Justificación de la existencia de Dios
Estableciendo el método matemático como lo correcto y filtrando las cosas por él, las cosas son verdaderas, también se puede dudar de las matemáticas. Imaginando que hay algo más inteligente que los hombres y con mal humor, el genio maligno, nos ha hecho creernos que las matemáticas son verdad y nosotros lo damos como evidente. Puede ser que estemos viviendo una ilusión creada por el genio maligno. Para evitar eso, existe un ser más superior al genio maligno, un ser bueno que garantiza que las matemáticas son verdaderas.
La división de la realidad según Descartes
Descartes defiende una ontología dualista al modo de Platón. Dualista significa que establece dos dimensiones de la realidad. Una es la res cogitans (cosa pensante) y la otra es la res extensa (el mundo físico). La ontología de Descartes es materialista, ya que, según su idea, existen dos cosas, un sujeto y un objeto. Al plantear la relación entre el sujeto y el mundo físico surge el problema del conocimiento. Descartes habla del alma situada en el cuerpo, la parte de nuestro sistema que nos hace conocer. El alma es física, está en la glándula pineal, que está debajo del cerebelo, donde se conecta el cerebro con la médula espinal. Que sea un lugar físico del cuerpo donde esté el alma le quita su misterio. Al situar el alma en un lugar físico ya no es inmortal. El alma está sujeta a las mismas leyes físicas que los demás objetos, es decir, el alma es un objeto más, solo la diferencia su función de pensar. Descartes piensa esto a partir del siglo XV; se movió por ámbitos protestantes y, porque a partir de las ideas renacentistas del hombre, empieza a ver estudios de cómo los órganos de dentro hacen funcionar los aparatos de fuera, y por eso sitúa al alma en un órgano. Se empieza a ver cómo el hombre es un conjunto de partes que funcionan y, si falla una cosa, causa la enfermedad. La idea de Descartes es que sitúa al alma en un lugar físico y la consecuencia es que situamos el conocimiento en un lugar físico. Descartes no mete a Dios en su ontología porque no es físico.