Descartes: Duda, Certeza, Pensamiento, Alma y Cuerpo

Nociones Fundamentales en la Filosofía de Descartes

Duda y Certeza

La filosofía de Descartes comienza con la duda. Se propone dudar de todo aquello para lo que encontramos el menor motivo. Se trata de una duda metódica, que consiste en el análisis y la síntesis para clasificar nuestras ideas. El Discurso del Método alude a la necesidad de este proceso para apreciar si los fundamentos establecidos son seguros.

Dudamos de nuestros sentidos, pues la duda que concierne a los sentidos afecta a su objetividad: es posible que las cosas no sean tal como las percibimos, incluso mientras dormimos. Por ello, es posible dudar de la existencia de todas las cosas materiales y, por tanto, de nuestro propio cuerpo. Descartes nunca llegó a mencionar explícitamente la hipótesis del genio maligno, es decir, la posibilidad de un ser perverso que nos haga confundir lo verdadero con lo falso.

Esta duda es teórica, afecta a la teoría y deja a un lado la religión y la moral; es universal, provisional y no es una duda escéptica. En su texto, certeza y verdad son prácticamente sinónimos, constituyendo la claridad y la distinción con la que entendemos algo. «La verdad no radica en el ser, sino en la propia consciencia«. Para llegar a la certeza hay que atravesar un proceso de duda, aunque son términos opuestos. En resumen, la certeza no excluye toda duda; es evidencia intelectual, aparece como autoconciencia, fundamento de todo saber, y será el arranque de la filosofía moderna.

Pensamiento e Ideas

Lo que ante todo se da en el pensamiento es la conciencia; hay identidad entre pensamiento y conciencia. No existen pensamientos inconscientes. El pensamiento, la conciencia y la razón son sinónimos asimilados a la esencia del yo: pienso, luego existo. Pienso ideas, no cosas; me represento y concibo cosas a través de mis ideas.

El término ‘idea’ es amplio: equivale a representación, contenido mental, presencia de un objeto en nuestra mente. Descartes llama ideas a las sensaciones. Analizando los tipos de ideas, establece una distinción entre:

  • Ideas facticias: inventadas o imaginadas por mí.
  • Ideas adventicias: cosas exteriores a nosotros que percibimos por los sentidos.
  • Ideas innatas: están siempre en nosotros, implantadas por la naturaleza o por Dios. No proceden de otra fuente que nuestra facultad de pensar; son las únicas ideas claras y distintas, que únicamente nos proporciona la experiencia sensible.

Descartes distingue entre realidad subjetiva (ideas que pertenecen a un sujeto que piensa) y realidad objetiva (propiedad de nuestras ideas que las hace referirse a algo).

Alma y Cuerpo

Para Descartes existen dos tipos de sustancias finitas: sustancia es aquello que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra para existir. Dios es sustancia, pues solo Él es todo lo real. Sin embargo, esta no es la definición que Descartes busca; su definición se comprende desde su dualismo.

Toda la antropología cartesiana descansa sobre la distinción entre cuerpo y alma. El cuerpo es una sustancia cuya esencia es la extensión, y el alma una sustancia cuya esencia es el pensamiento. El alma no necesita del cuerpo, ni este de aquella, para realizar sus funciones.

Descartes encuentra la esencia del yo: yo soy conciencia, pensamiento, razón, o lo que es lo mismo, alma. El término ‘alma’, como principio de vida de un cuerpo organizado, tiene resonancias aristotélicas y vale para Santo Tomás de Aquino, pero no encaja bien en el sistema cartesiano, donde el alma es eternamente distinta del cuerpo. Por eso, la res cogitans es concebida como inmortal, libre y poseedora de las ideas innatas.

Las dos facultades del alma son el entendimiento y la voluntad: el alma entiende y quiere. El cuerpo depende de leyes físicas; es llamado res extensa, pues lo único que sabemos de las cosas materiales es que ocupan un lugar en el espacio, y deducimos otras propiedades como la magnitud, situación, figura, así como su movimiento y duración, que son simples modos o accidentes de la sustancia corpórea. De esta concepción de la res extensa se deriva el mecanicismo, una física basada en la extensión y el movimiento.

En la antropología dualista, encontramos un problema de relación entre cuerpo y alma. Descartes intenta solucionarlo recurriendo a la hipótesis de la glándula pineal como punto de unión.

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