4. La Duda Metódica
Todo el método cartesiano se apoya en el concepto de evidencia. Es evidente aquello de lo que no podemos dudar, y por lo tanto la duda se convierte en criterio de certeza.
Mediante distintos argumentos de duda, Descartes va poniendo entre paréntesis la mayor parte de sus conocimientos; destruye el edificio del saber para construirlo de nuevo sobre cimientos firmes: verdades indudables.
- Los sentidos nos han engañado alguna vez, y por tanto no pueden proporcionarnos verdades evidentes.
Debemos pues dudar de todo lo que proceda de los sentidos. - Cuando estamos dormidos, nuestras percepciones tienen tanta vivacidad como en estado de vigilia. ¿Qué nos asegura que todo lo que nos rodea es algo más que un sueño? Debemos, pues, dudar de todo cuanto existe a nuestro alrededor, la realidad entera es puesta en entredicho.
- Las verdades matemáticas son, pues, evidentes; supongamos que existe una especie de geniecillo maligno, mucho más poderoso que nosotros, que emplea todo su ingenio en engañarnos siempre, de tal modo que cuando creo estar en lo cierto, me engaño. Esta extravagante hipótesis acaba con toda verdad, incluida la de las matemáticas, porque pone en cuestión la certeza misma.
5. La Primera Verdad: El Cogito
Descartes descubre sin embargo algo de lo que no es posible dudar: la propia conciencia, el yo. Aunque exista ese genio maligno dispuesto a engañarme siempre, hay algo sobre cuya verdad no puede engañarme: mi existencia. «Pienso luego existo», he aquí una verdad que no puedo poner en duda. Descartes descubre así la evidencia del yo, un yo concebido como substancia pensante, como conciencia, como pensamiento. Puedo dudar de mi cuerpo, pero no de mi yo pensante; en eso consiste el yo. Descartes descubre la evidencia del cogito, pero resulta ser un yo completamente desligado del mundo, un yo al que le es imposible salir de sí mismo. Así, la filosofía cartesiana, tratando de escapar de la duda, ha caído en el solipsismo, teoría según la cual el mundo se reduce a la conciencia, no es más que una representación del yo que lo piensa. Descartes buscaba una verdad sobre la que levantar el edificio sólido del conocimiento, y se encuentra con un yo sobre el que, al parecer, no se puede construir nada. Para salir del solipsismo, Descartes recurrirá a la idea de Dios. Si Dios existe, no es posible que permita que yo me engañe siempre. La existencia de Dios será la garantía de que las cosas que comprendo clara y distintamente, son verdaderas.
6. La Existencia de Dios
Lo único que ha quedado en pie tras someter a la duda metódica todo el conocimiento es el yo y sus ideas. Ese será el punto de partida para la demostración de la existencia de Dios. El yo posee ideas que como actos mentales tienen realidad subjetiva (existen en el entendimiento). Descartes se pregunta si las ideas del yo tendrán también realidad objetiva, es decir, si existen los objetos representados por esas ideas. Analiza las ideas que encuentra en el yo y las clasifica en tres grupos:
- INNATAS: aquellas que han nacido conmigo.
- ADVENTICIAS: las que parecen venir de fuera.
- FACTICIAS: Las formadas por mí.
Hay una idea innata, la idea de Dios, que no puedo haber producido yo, pues tal idea contiene perfecciones que yo no poseo, y lo menos perfecto no puede ser causa de lo más perfecto. Esa idea ha de tener necesariamente una causa, que no puede ser otra que el mismo Dios.
Una vez reconocida la existencia de Dios, el criterio de evidencia encuentra su garantía. Dios, que es un ser perfecto y bueno, no puede permitir que me engañe.
La Existencia de Dios: Una Demostración Circular
Ya hemos visto la importancia que la existencia de Dios tiene en la filosofía de Descartes: la salva del escepticismo. El propio autor lo reconoce en el texto: Y por mucho que estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante para levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios.
Para demostrar la existencia de Dios utiliza razonamientos que considera ciertos, es decir, claros y distintos, y parece no darse cuenta de que ha caído en una argumentación circular14: ¿no habíamos quedado en que podemos equivocarnos al considerar claras y distintas nuestras ideas? ¿cómo vamos, entonces, a usarlas para demostrar algo? El objetivo de Descartes al demostrar la existencia de Dios era probar que nuestras ideas claras y distintas son verdaderas, pero si todavía no hemos demostrado que lo son, no podemos usarlas para la demostración. Descartes admite en el texto que nuestras certezas están garantizadas por la existencia de Dios
La Acusación de Ateísmo
En 1642, el rector de la universidad de Utrecht lanzó formalmente la acusación de ateísmo contra Descartes. Pese a que en su obra se demuestra la existencia de Dios, éste queda reducido a un principio abstracto y metafísico, y no hay lugar en la concepción del filósofo para el Dios de la Biblia. El Consejo de la Ciudad prohibió a los profesores enseñar la filosofía de Descartes, pero era demasiado tarde para evitar su difusión por toda Europa. Trece años después de la muerte de Descartes, todos sus libros fueron incluidos por la iglesia en el índice de libros prohibidos, y durante mucho tiempo sería considerado crimen en los países católicos declararse cartesiano.
7. La Substancia
Partiendo de la certeza del yo, deduce Descartes las tres realidades (las tres ideas claras y distintas) que podemos concebir: el pensamiento, la extensión y Dios. Son las tres substancias. Descartes define la substancia como lo que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir. En rigor, sólo de Dios (substancia infinita) se puede decir que es substancia, ya que tanto el pensamiento como la extensión son causados por Dios; a estas otras dos substancias llama Descartes substancias finitas.
RES COGITANS: substancia pensante. Yo. El pensamiento es substancia porque no necesita de otra cosa para existir. No necesita del cuerpo.
Pruebas de su existencia:
– no son necesarias
– Es la verdad más evidente, indudable.
– Se conoce por intuición.
RES INFINITA Substancia infinita. Es el ser perfecto e infinito. Dios. Es la suprema realidad de la que las demás dependen (por tanto, como ya hemos dicho, las otras dos substancias lo son en sentido imperfecto).
Pruebas de su existencia:
– La presencia en mí de la idea de Dios prueba su existencia
– La finitud e imperfección de mi yo prueba la existencia de un ser perfecto que es causa de mi ser. (Si yo me hubiera creado, me habría dado todas las perfecciones que soy capaz de concebir)
– Argumento ontológico: la consideración de la esencia de Dios como ser perfecto nos lleva a conocer que la existencia le corresponde. (Si Dios es perfecto, tiene que existir)
RES EXTENSA: substancia corpórea. Es quizá la más problemática, ya que la idea clara y distinta que hay en mi mente es la de extensión: que existe el espacio, y todas las relaciones en él que puede deducir la geometría, es algo que mi mente comprende de modo claro y distinto. Sin embargo, eso no es suficiente, como el propio Descartes advierte, para afirmar la existencia del mundo corpóreo (de realidades materiales). La extensión es independiente del pensamiento, y no precisa de él para existir.
Pruebas de su existencia:
La extensión es conocida por intuición. Es una idea clara y distinta. Mi mente no puede dudar de ella. Sin embargo sí puedo dudar de la existencia de las realidades materiales en el espacio, y tal duda sólo puede ser levantada gracias a la existencia de Dios: Dios, que es perfecto, no puede engañarme; me ha dado la inclinación a creer que las ideas adventicias proceden de las cosas, luego el mundo material existe.
El Problema Mente-Cuerpo
Queda claro de ese modo que el pensamiento es substancia, y que es enteramente diferente de la extensión. Sin embargo, en el ser humano, materia y pensamiento se comunican, se relacionan. Somos compuestos de
cuerpo y alme. Se planea así para Descartes un nuevo problema a resolver: el de las relaciones entre mente y cuerpo.
Para Descartes es evidente la independencia del alma respecto del cuerpo como substancia (puedo fingir que no tengo cuerpo, y no por eso dejaría de existir), y considera que es el alma lo que dota al ser humano de cualidades como la razón y la libertad, que nos convierten en sujetos morales. Tiene una concepción mecanicista de la materia, y cree que lo humano no puede reducirse a algo de lo que pueda darse una explicación puramente mecánica y materialista.
Descartes, como todos los dualistas, debe explicar esa relación entre alma y cuerpo. Afirma que es distinta a la que la mente (alma) mantiene con el resto de los cuerpos
Pero el conocimiento de nuestro cuerpo, aunque comprendemos que es algo enteramente distinto a nuestro yo, a nuestra mente, lo experimentamos de un modo especial, lo sufrimos desde dentro. Esa especial relación entre alma y cuerpo es una relación de causalidad: cambios en el cuerpo producen cambios en el alma, cambios en el alma producen cambios en el cuerpo Así, Descartes concluye que alma y cuerpo son en cierto modo substancias incompletas puesto que se necesitan una a la otra para formar al ser humano concreto. dice que la conexión entre alma y cuerpo se produce en el centro del cerebro, en la glándula pineal.
4.4. Influencias
La obra de Descartes señala el momento en que el pensamiento europeo rompe con el criterio de autoridad y abraza el ideal de la razón. Descartes es crítico con la Escolástica y con la filosofía de Aristóteles, pero eso no significa que su pensamiento sea enteramente original; de hecho, podemos decir que en el racionalismo cartesiano hay dos ideas que constituían también importantes pilares del platonismo:
1. La desconfianza en los sentidos como fundamento del conocimiento : la realidad sensible, siempre cambiante, no puede ser fundamento de un conocimiento universal e inmutable, que son tanto para Platóncomo para Descartes características irrenunciables del verdadero conocimiento.
2. La afirmación de que son las ideas la fuente del conocimiento. Pero, mientras que para Platón las Ideas tienen una realidad ontológica, Descartes no se plantea esa cuestión y las concibe como contenidos denuestra conciencia.