El texto forma parte del *Discurso del Método* de Descartes, publicado en 1637 como prólogo a una obra de ciencias. Debido a su importancia, se publicó por separado. Está escrito en francés y su estilo es el de una autobiografía intelectual.
En la cuarta parte de esta obra, a la que pertenece este texto, Descartes demuestra la existencia de tres sustancias: **sustancia pensante (alma), sustancia infinita (Dios) y sustancia extensa (mundo)**. El esquema argumentativo de este capítulo es el siguiente:
- Se parte de la duda como camino para llegar a la verdad.
- Se encuentra la evidencia del *cogito* que sirve como punto de partida.
- Se analiza la sustancia pensante.
- Se define el criterio de certeza.
- Se analiza la sustancia infinita y se demuestra la existencia de Dios mediante los argumentos gnoseológico, causal y ontológico.
- Se insiste en afirmar la existencia de Dios.
- Se demuestra la verdad de las matemáticas tomando a Dios como garantía.
- Se demuestra la existencia del mundo partiendo de la bondad y veracidad de Dios.
La Duda Cartesiana y la Existencia de Dios
En este texto, Descartes expone uno de los argumentos para demostrar la existencia de la sustancia infinita a través de la duda. La duda cartesiana es **universal, metódica y teorética**. Se plantea por tres motivos:
- No podemos fiarnos de los sentidos.
- No podemos estar seguros de la existencia de los objetos sensibles por la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
- Puede haber un fallo en el razonamiento, con lo cual ni las matemáticas serían ciertas.
Pero, a un paso de caer en el escepticismo, Descartes descubrió una verdad libre de toda duda: la existencia del pensamiento, **pienso, luego existo**.
Tipos de Ideas
Descartes distingue tres tipos de ideas:
- Ideas adventicias: parecen proceder del exterior.
- Ideas facticias: parecen haber sido producidas por mí.
- Ideas innatas: no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas por mí.
Las ideas adventicias, al parecer proceder de objetos externos, están sometidas a la misma duda que la existencia de los objetos externos, por lo que no pueden ser utilizadas en el avance del proceso deductivo. Lo mismo ocurre con las ideas facticias, al parecer ser producidas por mí, utilizando ideas adventicias, debiendo quedar también sometidas a duda. Solo nos quedan las ideas innatas.
Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido producidas por mí. Una vez asegurado eso, Descartes analiza dos de esas ideas, la de **infinito** y la de **perfección**, y argumentando que no pueden haber sido causadas por mí, tienen que haber sido puestas en mí por un ser infinito y perfecto, que sea la causa de las ideas de infinito y de perfección que hay en mí. A partir de ellas, Descartes demuestra la existencia de Dios mediante los dos conocidos argumentos basados en la idea de infinitud y en la de perfección.
Dios como Garante de la Realidad
Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede ser imperfecto, se elimina la posibilidad de que me haya creado de tal manera que siempre me engañe, así como la posibilidad de que permita a un genio malvado engañarme constantemente, por lo que los motivos aducidos para dudar tanto de las verdades matemáticas y en general de todo lo inteligible como de las verdades que parecen derivar de los sentidos, quedan eliminados. Puedo creer por lo tanto en la existencia del mundo, es decir, en la existencia de una realidad externa a mí, con la misma certeza con la que sé que es verdadera la proposición «pienso, existo», que me ha conducido a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la existencia de la realidad extramental, del mundo.
A partir de este momento, Descartes estaba en condiciones de construir su metafísica, el estudio de la sustancia, todo aquello que existe por sí mismo, ya que había encontrado una primera verdad libre de toda duda. Distingue tres sustancias:
- Sustancia pensante: la frase ‘Pienso, luego existo’ o *cogito* cartesiano, le sirve a Descartes como criterio de certeza ya que todo lo que sea conocido con igual claridad y distinción deberá admitirse igualmente como verdadero. Esta verdad ha sido conocida por intuición, pero ahora empieza la fase deductiva de su pensamiento.
Del *cogito* no parece deducirse nada, solo puedo estar seguro de que pienso pero nunca podré saber si a mi pensamiento le corresponde alguna realidad (solipsismo), lo que termina venciendo investigando el origen de las ideas y así distingue ideas innatas, adventicias y facticias.
- Sustancia infinita: a partir de la idea de infinito Descartes demuestra la existencia de Dios y lo hace a través de tres argumentos.
- Si me reconozco como un ser imperfecto es porque tengo la idea de un Ser Perfecto, es decir, de Dios (argumento gnoseológico).
- La causa de la idea de un Ser Perfecto no puede estar en un ser imperfecto (argumento de la causalidad).
- Cuando pienso en Dios, pienso en lo más perfecto, es decir, la existencia es una perfección (argumento ontológico).
- Sustancia extensa: si Dios es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que nos engañemos cuando pensamos que el mundo existe, luego el mundo tiene que existir. Descartes no había podido demostrar a partir del *cogito* que a mi pensamiento corresponde una realidad, pero sí lo consigue a partir de Dios. Ahora bien, lo que Dios garantiza del mundo son las cualidades primarias, que son objetivas y se pueden expresar numéricamente. Sin embargo, las cualidades secundarias son subjetivas y por eso las elimina de la física. En el universo cartesiano todo se reduce a materia y movimiento, concibe el universo como una máquina en el que todo funciona según leyes y esto lo aplica a todos los seres del universo.