Contextualización de René Descartes (1596-1650)
René Descartes (1596-1650), nacido en Francia y educado en Derecho, dedicó su vida a la investigación tras participar en la Guerra de los Treinta Años. Vivió en los Países Bajos, donde escribió obras clave como Discurso del Método (1637) y Meditaciones Metafísicas (1641). Considerado el iniciador de la filosofía moderna, Descartes se centró en la razón y el método científico.
Su contexto filosófico estuvo marcado por la crisis del aristotelismo, el antropocentrismo renacentista y la autonomía científica. Descartes propuso la razón como base del conocimiento y criticó el silogismo aristotélico por su incapacidad de generar saber nuevo. Influenciado por el platonismo y la ciencia moderna, su filosofía avanzó en dos etapas: una destructiva, para desmontar ideas heredadas, y otra constructiva, para reconstruir el conocimiento sobre bases seguras.
El Racionalismo de Descartes
El racionalismo de Descartes, dominante en los siglos XVII y XVIII, confía plenamente en la razón como fuente de conocimiento. Sostiene la existencia de ideas innatas, independientes de la experiencia, y clasifica las ideas en tres tipos: adventicias (de la experiencia), facticias (creadas por nosotros) e innatas (nacidas con nosotros).
Descartes desconfía de los datos sensoriales y considera que el verdadero conocimiento debe construirse siguiendo un modelo matemático, aspirando a una ciencia universal. Su pensamiento inaugura el idealismo moderno, donde solo se conoce el pensamiento y las ideas formadas en la mente, marcando el triunfo del subjetivismo sobre el realismo clásico.
El Método Cartesiano y sus Reglas
El método cartesiano, inspirado en el modelo matemático, busca establecer un procedimiento objetivo para alcanzar la verdad aplicable a todas las ciencias. Descartes utiliza la intuición (captación inmediata de verdades evidentes) y la deducción (derivación de verdades complejas a partir de simples) como herramientas clave del pensamiento.
Propone cuatro reglas para su método:
- Evidencia: Aceptar solo lo que sea claro y distinto, tras someterlo a la duda.
- Análisis: Dividir los problemas en partes más simples para entenderlos mejor.
- Deducción: Construir el conocimiento de lo complejo a partir de lo simple.
- Comprobación: Revisar el proceso para asegurar la exactitud.
Este método coloca a la razón como la base de todo conocimiento, marcando un cambio del objetivismo medieval al subjetivismo moderno.
Aplicación del Método a la Metafísica
Descartes aplicó su método deductivo a la metafísica buscando una verdad indudable.
- Duda metódica: Dudó de todo (sentidos, cuerpo, mundo externo) y planteó la idea de un «genio maligno», pero concluyó que no podía dudar de que pensaba, lo que implicaba su existencia.
- Cogito, ergo sum: “Pienso, luego existo” fue su primera verdad incuestionable, clara y distinta.
- Existencia de Dios: Descartes la demostró con tres argumentos:
- Idea de perfección: Procede sólo de un ser perfecto: Dios.
- Dependencia del ser: Nuestra existencia depende de un ser supremo.
- Argumento ontológico: La perfección implica existencia.
La Concepción Cartesiana del Ser Humano
Descartes define tres sustancias:
- Sustancia infinita: Dios, ser perfecto e independiente.
- Sustancia pensante (res cogitans): El ser humano, cuya esencia es pensar, razonar y sentir.
- Sustancia extensa (res extensa): El mundo material, regido por extensión, figura y movimiento, con cualidades primarias (cuantificables) y secundarias (dependientes de los sentidos).
El cuerpo humano es visto como una máquina gobernada por leyes mecánicas. Descartes defiende un dualismo antropológico, separando el alma (sustancia pensante) del cuerpo (sustancia extensa), aunque interactúan a través de la glándula pineal. El alma es la sede de la libertad, mientras que el cuerpo está sometido a leyes mecánicas.
Comparación entre Platón y Descartes
Platón y Descartes ofrecen enfoques diferentes sobre el conocimiento, aunque ambos desconfían de los sentidos. Platón sostiene que la verdad reside en el mundo de las Ideas, realidades perfectas e inmutables a las que solo accede la razón. Según su teoría de la reminiscencia, el alma recuerda estas Ideas tras haber habitado en ese mundo antes de nacer.
Descartes, por su parte, emplea la duda metódica, cuestionando todo hasta encontrar una verdad incuestionable: “pienso, luego existo” (cogito, ergo sum). Desde esta certeza, establece que el conocimiento se basa en ideas claras y distintas, garantizadas por la existencia de un Dios perfecto que asegura la verdad.
En resumen, Platón busca la verdad en un mundo trascendental, mientras Descartes la fundamenta en la razón, el método y la certeza de la propia existencia.
Textos Ejercicio
Meditación Segunda: Descartes llega a la conclusión de que la única certeza absoluta es que «pienso, luego existo» («cogito, ergo sum»). El espíritu humano, cuya naturaleza es el pensamiento, es más fácil de conocer que el cuerpo, ya que los sentidos pueden ser engañosos, pero el pensamiento es claro y evidente. El conocimiento de uno mismo como ser pensante es, para Descartes, indudable y fundamental.
Meditación Quinta: En esta meditación, Descartes define la esencia de las cosas materiales como extensión, figura y movimiento, que solo pueden ser comprendidos a través de la razón. Además, presenta el argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios: la idea de un ser perfecto implica necesariamente su existencia, ya que la perfección incluye la existencia. La existencia de Dios, para Descartes, garantiza la fiabilidad de nuestras ideas claras y distintas.
Meditación Sexta: Descartes afirma la existencia del mundo material, ya que nuestras ideas claras y distintas sobre las cosas externas están aseguradas por Dios. También establece una distinción real entre el alma, que es una sustancia pensante, y el cuerpo, que es una sustancia extensa. Aunque son distintos, el alma y el cuerpo interactúan, lo que explica las percepciones sensoriales y las emociones.